Será el 6 y 7 de abril; Corea del Norte será uno de los temas.
Bajo el sol y el ambiente relajado de Florida, y alejados de la presión de hacer anuncios relevantes desde la formalidad de la Casa Blanca. En ese ambiente, el presidente Donald Trump recibirá a su homólogo chino, Xi Jinping, la próxima semana en Mar-a-Lago, su club privado en Palm Beach. Será la primera reunión entre ambos líderes desde que Trump asumió la presidencia en enero y servirá para medir la aproximación entre las dos mayores potencias mundiales tras un inicio convulso de la relación bilateral.
Trump se reunirá el 6 y 7 de abril en Mar-a-Lago con Xi para hablar de "asuntos globales, regionales y bilaterales de preocupación mutua", según anunció ayer jueves la Casa Blanca. La visita incluirá una cena con las primeras damas de ambos países.
Trump ya hospedó en febrero en Mar-a-Lago al primer ministro japonés, Shinzo Abe, pero en ese caso ambos viajaron a Florida tras mantener un encuentro oficial en la Casa Blanca, en Washington.
Tras criticar a China durante la campaña electoral, poco después de ganar las elecciones de noviembre, Trump abrió una crisis diplomática con Pekín al hablar por teléfono con la presidenta taiwanesa, Tsai Ing-wen, y asegurar que condicionaría su respeto a la política de "una sola China" solo si recibía a cambio concesiones de Pekín en asuntos de interés compartido.
Trump reventó el pilar de la estrategia diplomática estadounidense desde los años 70, que reconoce a China como único interlocutor. A principios de febrero, el republicano dio marcha atrás: en una llamada con Xi, prometió mantener la política de "una sola China", cediendo ante una condición que Pekín considera "innegociable". La cesión estadounidense permitió que Trump y Xi mantuvieran su primera conversación telefónica y sentaran las bases de un incipiente deshielo.
La capacidad de entendimiento entre ambos gobiernos es una incógnita. Trump se quejó en Twitter de que China "había hecho poco para ayudar" a contener las ambiciones nucleares de Corea del Norte. Este será uno de los asuntos centrales en Mar-a-Lago.
También habrá que ver si Trump mantiene ante Xi sus denuncias de que Pekín manipula su moneda, propicia deslocalizaciones de empresas estadounidenses al país asiático y sus reproches por la construcción de islas artificiales en el estratégico mar del Sur de la China. En septiembre de 2015, Xi prometió en la Casa Blanca ante Barack Obama que no iba a instalar equipamiento militar en las islas Spratly, pero imágenes por satélite han cuestionado ese compromiso. En base a EL PAÍS DE MADRID

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