El candidato cambió, pero la ultraderecha sigue en cabeza: cinco meses después de la sorpresiva anulación de la primera vuelta de las presidenciales, Rumania confirmó en una nueva votación ayer domingo su giro nacionalista.
La rabia y la decepción pesan en este país de Europa del Este de 19 millones de habitantes y miembro de la OTAN, cuyas elecciones de noviembre pasado fueron anuladas por sospechas de injerencia rusa. George Simion, líder del partido nacionalista AUR y fanático de Donald Trump, encabezaba el escrutinio el domingo, con cerca del 40% de los votos tras el conteo del 90% de las papeletas. Le seguían dos candidatos proeuropeos, empatados con alrededor del 20% cada uno.
“Juntos hemos escrito una página de la historia hoy”, dijo Simion en un mensaje en video difundido en la sede de su partido, donde sus simpatizantes coreaban “Fuera los ladrones, que vivan los patriotas”.
Simion enfrenta la ardua tarea de convertir su ventaja en una victoria en la segunda vuelta del 18 de mayo, y analistas vaticinan una competencia reñida. Por otra parte, otros expertos han señalado divisiones dentro del campo proeuropeo después de una campaña marcada por acusaciones virulentas.
En total, 11 aspirantes disputaban la presidencia, un cargo ceremonial, pero influyente en materia de política exterior. La victoria, en noviembre, de Calin Georgescu, un exalto funcionario a quien sus detractores acusaban de ser favorable al Kremlin, despertó preocupación en Europa occidental y sumió a Rumania en una crisis política.
La Corte Constitucional invalidó aquella primera vuelta y excluyó al candidato de estos comicios, tras una campaña masiva en la plataforma TikTok que despertó sospechas de interferencia rusa. Fue reemplazado entonces por Simion, que había quedado cuarto en noviembre. Ambos aparecieron juntos ayer en un colegio electoral de Mogosoaia, cerca de Bucarest.
Su promesa
Simion afirma ser “más moderado” que Georgescu, comparte su animadversión hacia lo que llama “burócratas no electos de Bruselas” de la Unión Europea, a los que acusa de inmiscuirse en las elecciones rumanas. Ha denunciado a Rusia, pero se opone a enviar ayuda militar a Ucrania, país con el que comparte frontera, y quiere reducir la ayuda a los refugiados ucranianos.
Entusiasta seguidor de Trump, Simion a menudo aparece con una gorra con el famoso eslogan del presidente estadounidense, “Make America Great Again” (Haz a Estados Unidos grande otra vez), y espera ser el “presidente MAGA” de Rumania.
Para la segunda vuelta, el candidato de la coalición proeuropea que gobierna actualmente, Crin Antonescu, y el alcalde de Bucarest, Nicusor Dan, aparecen muy igualados en los sondeos realizados a pie de urna, entre otros.
AFP