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Isabel II ahora descansa en la cripta real de la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor

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Llevan el féretro de la reina Isabel II. Foto: AFP.

REINO UNIDO

El entierro estuvo reservado solo a la familia; su lápida dice “Elizabeth II: 1926-2022”

Llevan el féretro de la reina Isabel II. Foto: AFP.
Llevan el féretro de la reina Isabel II. Foto: AFP.

Isabel II fue enterrada ayer lunes en la cripta real de la capilla de San Jorge, en el castillo de Windsor, junto a los restos de su esposo, Felipe. “La reina fue enterrada junto al duque de Edimburgo, en la capilla memorial del rey Jorge VI”, señaló la familia real en un comunicado.

La losa de mármol sobre la sepultura de la reina quedó grabada: “Elizabeth II: 1926-2022”.

Solo los miembros más cercanos de la familia real británica asistieron a esta ceremonia a puerta cerrada en la que dieron su último adiós a la soberana.

El sepelio cerró una jornada histórica para el Reino Unido, en la que cientos de dirigentes mundiales rindieron tributo a Isabel II en un gran funeral de Estado en la Abadía de Westminster y decenas de miles de ciudadanos se despidieron de la reina en una procesión en las calles de Londres.

La ceremonia estuvo dirigida por el deán de Windsor, David Conner, que leyó versos del libro del Apocalipsis, como ocurrió en los funerales de los abuelos de la reina, Jorge V y María, en 1936 y 1953, respectivamente, y en el de su padre, el Jorge VI, en 1952.

Conner también fue el encargado de uno de los momentos más delicados del oficio, cuando tuvo que despojar a la reina de sus joyas. El deán quitó de lo alto del féretro la corona imperial, el orbe real y el cetro de oro, que han acompañado a la reina durante la capilla ardiente en Westminster Hall y durante el funeral. Estos, una vez finalizado el oficio, volverán a su emplazamiento habitual en la Torre de Londres.

A las 16.49 hora local (12.49 de Uruguay), el féretro fue bajado a la cripta, después de que el rey Carlos III colocara una bandera militar de la reina sobre él y el lord chambelán (el cargo de mayor rango en la residencia de la reina), Andrew Parker, rompiese simbólicamente el bastón de mando.

A continuación se entonó el “God Save the King” (Dios Salve al Rey), el nuevo himno que sustituye al “God Save the Queen” (Dios Salve a la Reina).

Tras sonar “Preludio y Fuga en La Menor”, de Johann Sebastian Bach, el servicio llegó a su fin. El rey se despidió del arzobispo de Canterbury y salió de la capilla, entre los aplausos del público de Windsor y dando por cerrados los actos oficiales por la muerte de su madre.

A las 19.30 hora local (15.30 de Uruguay), en una ceremonia íntima de la que el Palacio de Buckingham no desveló detalles, la reina Isabel II fue enterrada en la cámara real, al lado de su marido, el príncipe Felipe, que fue sepultado aquí en abril de 2021

Símbolo de una era de grandes cambios, Isabel II llegó al trono en 1952, en un Reino Unido aún sumido en la posguerra mundial, y se marchó en el 2022 de la pospandemia y el Brexit.

No solo conoció a 15 primeros ministros británicos, de Winston Churchill a la actual Liz Truss, sino también a figuras históricas como el soviético Nikita Jruschev, la madre Teresa de Calcuta o el sudafricano Nelson Mandela.

“Su legado ocupará un lugar destacado en las páginas de la historia británica y en la historia de nuestro mundo”, escribió de ella el presidente estadounidense, Joe Biden.

La víspera del funeral, el Palacio de Buckingham difundió una foto inédita de la reina, tomada para su “jubileo de platino” en junio, que la mostraba vestida de azul pálido y luciendo una resplandeciente sonrisa.

Isabel II falleció el 8 de septiembre a los 96 años, cuando pasaba el verano en su residencia escocesa de Balmoral.

El Reino Unido la homenajeó con 10 días de luto nacional, cortejos y procesiones, y una masiva emoción popular que volvió casi imperceptibles las protestas de una minoría de republicanos.

Su hijo mayor, de 73 años, la sucedió como Carlos III. Hasta ahora uno de los miembros menos apreciados de la familia real británica, su popularidad subió en los últimos días.

Unos 500 líderes políticos y monarcas del mundo se reunieron en Londres para homenajearla en un grandioso funeral de Estado: de Biden al presidente brasileño Jair Bolsonaro, de los reyes de España -Felipe y Letizia, junto a los eméritos Juan Carlos y Sofía- hasta el emperador Naruhito de Japón.

Los hermanos

Una de las imágenes que más se recordarán del funeral de Isabel II será la de los príncipes Guillermo y Enrique caminando juntos detrás del féretro de su abuela, tal y como hicieron hace 25 años con su madre, la princesa Diana. Pero esta vez distanciados.

Con un libro de memorias de Enrique que saldrá a la luz en 2023, y con discusiones entre bastidores sobre los uniformes militares y los títulos para sus hijos, ellos y sus esposas, Catalina y Meghan, parecían tan alejados como siempre.

Los hermanos cumplieron con su deber, caminando detrás de su padre, el rey Carlos III, mientras el féretro de su abuela era llevado a la Abadía de Westminster para su funeral.

Guillermo, heredero al trono, vestía uniforme militar. Enrique, que tiene prohibido hacerlo desde que abandonó su vida como miembro de la realeza, vestía un traje en el que llevaba prendidas sus medallas.

La semana pasada, Guillermo confesó al público que caminar detrás del féretro de su abuela le había traído recuerdos dolorosos del cortejo fúnebre de su madre, en 1997, cuando él tenía 15 años y su hermano apenas 12.

Pero si esa dolorosa experiencia compartida estaba en sus mentes, no había ningún reconocimiento externo de ello.

A la entrada de la abadía, los hermanos, que en su día estaban tan unidos que podían terminar las frases del otro, estuvieron acompañados por sus esposas y por los dos hijos mayores de Guillermo y Catalina, el príncipe Jorge, de nueve años, y la princesa Carlota, de siete, que ocupan el segundo y el tercer lugar, respectivamente, en la línea de sucesión a su abuelo.

Catalina, recién nombrada princesa de Gales, lució un conjunto negro con un sombrero de ala ancha y su melena recogida en un moño.

Meghan llevaba una capa y un vestido negros y un sombrero de ala ancha.

Los cuatro no hicieron contacto visual mientras avanzaban por el pasillo detrás del ataúd y se sentaron por separado.

Guillermo y su familia se sentaron en un banco delantero junto a su padre y sus hermanos Ana, Andrés y Eduardo.

Enrique y Meghan, oficialmente duque y duquesa de Sussex, se sentaron en una segunda fila directamente detrás del rey y la reina consorte con su prima la princesa Beatriz.

Se había especulado con la posibilidad de que Enrique pudiera llevar su uniforme en el funeral después de que apareciera vestido con el uniforme del regimiento de caballería Blues and Royals en el que sirvió, en una vigilia junto al féretro de la reina el sábado por la noche, pero parece que eso fue un último gesto del rey hacia su hijo.

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