Europa y Estados Unidos conmemoran el Día D (y de repente la guerra ya no parece tan remota)

El 80º aniversario del desembarco de Normandía, del que apenas quedan supervivientes, se produce en un momento en el que peligra la unidad trasatlántica

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Normandía. El 6 de junio de 1944, el “Día D”, una fuerza de 156.000 soldados y 20.000 vehículos alcanzaron las playas de Normandía.
Normandía: El 6 de junio de 1944, el “Día D”, una fuerza de 156.000 soldados y 20.000 vehículos alcanzaron Normandía.
Foto: AFP

Marc Bassets / El País de Madrid
Tan lejano en el tiempo, el Día D, y tan próximo a la vez. Aquí, en las playas de Normandía, el pasado es algo casi físico: la misma arena fina, las mareas cambiantes, el cielo, ahora azul, al rato lluvioso, y el viento. Pero el pasado no se deja atrapar. ¿Cómo imaginar lo que ocurrió en este preciso lugar aquella mañana del 6 de junio de 1944?

Han pasado 80 años desde que, el 6 de junio de 1944, 130.000 soldados mayoritariamente norteamericanos y británicos desembarcaron en las costas y contribuyeron, junto al esfuerzo del Ejército Rojo en el frente oriental, a liberar Europa de la Alemania nazi. Ya quedan pocos supervivientes. La memoria se extingue. El desembarco en Normandía pertenece a los libros de Historia y a las películas.

Y, sin embargo, raramente aquel pasado ha estado tan presente. Como si las imágenes de las batallas en la playa de Omaha y los otros arenales ―el fuego, la sangre, las ruinas y los cementerios― ya no fuesen algo tan remoto y exótico como lo era hace 10, 20 o 30 años. Con la agresión de Rusia a Ucrania, la guerra ―otra vez ruinas y cementerios de soldados, fuego y sangre de nuevo― ha vuelto a Europa.

—Mi papá nunca nos platicaba de lo que sucedió ese día.

Quien habla es María Palacios y cuenta una historia que solo conoció de adulta. Su padre se llamaba Alfredo Palacios y contaba poco de lo que le sucedió en este preciso lugar en el que ahora se encuentra María. Han venido, además de familiares de los soldados de Día D, autoridades locales y mandos militares estadounidenses y franceses. Se cantan los himnos, se pronuncian discursos. Acaban de inaugurar un monumento a los soldados de la Navy, la Armada de EE UU. Los que desembarcaron en la playa de Omaha; los predecesores de los Navy Seals que en 2011 mataron a Osama bin Laden en Pakistán.

Esto es Omaha, la más conocida de las playas normandas, “dominada por promontorios cubiertos por plantas halófilas (que) se convirtió en un objetivo mucho más mortífero de lo que habían esperado los aliados”, relata el historiador Antony Beevor en su monumental La Segunda Guerra Mundial. “La primera oleada de invasores sufrió muchísimas bajas, víctimas del fuego de las ametralladoras y de la artillería ligera del enemigo, que acribillaba a las lanchas de desembarco en cuanto bajaban las rampas”. El Día D murieron 4.414 soldados aliados y entre 4.000 y 9.000 alemanes murieron, resultaron heridos o desaparecieron, según un cálculo de la agencia Associated Press.

María Palacios ha venido desde California con su familia a la playa de Omaha, donde su padre, Alfredo, perdió el brazo izquierdo.

—Estaba al pie del barranco, débil y cansado.

Tenía 26 años, de origen mexicano. Estaba terminando sus estudios de ingeniería cuando se alistó a la Navy. El 6 de junio de 1944 duró poco para él: herido, fue evacuado a la otra orilla del canal de la Mancha. Al regresar a Estados Unidos conoció a la madre de María y trabajó como ingeniero en el Departamento de Inspecciones del Estado de California. Inspeccionaba edificios, fábricas, puentes. Recuerda su hija que también se encargaba del Golden Gate de San Francisco: “Se subía al puente, sin brazo”.

Los sobrevivientes del Día D. estarán hoy en los actos de Macron y Biden
Los sobrevivientes del Día D. estarán hoy en los actos de Macron y Biden.
Foto: AFP

Alfredo Palacios murió en 2015, a los 95 años. “Quería llegar a los 100″, suspira su hija. “Me habría gustado estar aquí con él”.

Cada vez son menos, los veteranos del día más largo. “No queda ni uno”, decía en 2014 uno de ellos, prueba viviente de que alguno sí quedaba. Se llamaba Walter Heline, y recibió a El País en su casita modesta en las afueras de Baltimore. Se había alistado con 19 años. Nunca había entrado en combate antes de poner el pie en la playa de Omaha. Decía que, a diferencia de las guerras de su país en este siglo —Irak y Afganistán—, los soldados sabían entonces por qué luchaban. “Ahora no”, lamentaba hace una década, cuando Rusia había iniciado su primera invasión de Ucrania y el viejo orden europeo empezaba a tambalearse. Seis años después, en mayo de 2020, el diario Baltimore Sun daba la noticia: “Ha muerto Walter W. Heline, un ranger del Ejército con la 29ª División en la playa de Omaha el día D”.

Estos días, en ocasión del 80 aniversario del Día D, algunos de los últimos supervivientes de esta comunidad heroica y menguante —la greatest generation, les llaman en su país, la generación de los mejores, la más grande, la que dio a EE UU la que quizá fue su última victoria militar definitiva y gloriosa— viajarán a Normandía. Todos rondan los 100, y es probable que para el 90 aniversario no queden más que un puñado. El jueves 6 participarán en las ceremonias junto al presidente francés, Emmanuel Macron, y sus homólogos estadounidense, Joe Biden, y ucranio, Volodímir Zelenski. Rusia no ha sido invitada.

—¿Es esta la última vez?

Dominique Moïsi, ensayista, autor de La geopolítica de la emoción y normando de adopción, se formula esta pregunta en un doble sentido. El primer sentido se refiere a la edad de los veteranos: “¿Será la última vez en su significado biológico?” El segundo, a los peligros que acechan a la alianza entre Estados Unidos y Europa, alianza cuya hora fundacional —su hora culminante— fue el Día D. Y aquí la pregunta se refiere a las próximas elecciones de EE UU: “¿Seguirá interesándole Europa a América si Donald Trump sale elegido presidente en noviembre?”

Moïsi ha asistido a todas las conmemoraciones desde hace 40 años, y siempre ha habido un trasfondo de actualidad, desde la Guerra Fría en 1984 a la anexión de Crimea en 2014, pasando por las guerras de los Balcanes o de Irak. Pero nunca tanto como ahora, dice: “La guerra ha vuelto a Europa, y el cementerio de Colleville-sur-mer con las tumbas de los soldados caídos por la libertad evoca los cementerios en Ucrania con los soldados caídos no solo por la defensa de su país, sino por la defensa de la libertad”.

La ceremonia se celebra a tres días de las elecciones europeas y con un anfitrión —Macron— que ha avisado: “Nuestra Europa puede morir”. Y a cinco meses de unas elecciones estadounidenses que puede ganar Trump, el expresidente y candidato que amenaza con dejar a los europeos desamparados ante la amenaza rusa. Se celebra —si celebrar es la palabra exacta— con una guerra abierta en Oriente Próximo y en momentos decisivos para Ucrania, por la ofensiva rusa y las incógnitas sobre la efectividad de la ayuda occidental y su viabilidad si Trump gana.

El presidente Macron y Achille Muller, de 98 años, último superviviente de las Fuerzas Francesas Libres.
El presidente Macron y Achille Muller, de 98 años, último superviviente de las Fuerzas Francesas Libres.
Foto: AFP

“Por primera vez, el pasado evoca el presente y amenaza con prefigurar el futuro”, sostiene Moïsi. “Por ahora los únicos jóvenes en morir por la causa de la libertad son ucranios. ¿Qué ocurriría mañana si el conflicto se ampliase?”

El capitán Rick Woolard, antiguo navy seal y veterano de Vietnam, ha venido a Omaha Beach a inaugurar el monumento sus predecesores, y tras un breve discurso se pregunta: “Lo que hicieron entonces, ¿podríamos hacerlo ahora?” Cuando se le pide que responda, dice: “No tengo la respuesta. Solo espero que no tengamos que descubrirla”. Se remite a la década de los 30, la de los totalitarismos y los preparativos de la II Guerra Mundial: “Estamos en 1938, todo el mundo teme que algo ocurra, esperemos que no, pero la posibilidad está ahí. Hace 30 años se derrumbó la URSS y pensábamos que habría paz, amor y felicidad para siempre, y aquí estamos ahora”.

“¿Dónde encontramos a personas dispuestas a arriesgarlo todo, a darlo todo por algo más grande?”, dice, mirando a la playa, el contra-almirante Keith B. Davids, comandante de las fuerzas especiales de la Armada de EE UU. “Esto nos inspira hoy”.

MACRON

“Juventud dispuesta al mismo sacrificio”

El presidente francés, Emmanuel Macron, elogió ayer miércoles el “espíritu de sacrificio” de los libertadores al inicio de tres días de ceremonias del 80º aniversario del Desembarco de Normandía, celebradas bajo la sombra de la guerra en Ucrania. La principal ceremonia está prevista para hoy jueves, día del 80º aniversario, en la playa conocida bajo el nombre clave de Omaha, en presencia de varios líderes internacionales, entre ellos el estadounidense Joe Biden y el ucraniano Volodimir Zelenski, pero sin su par ruso, Vladimir Putin. La localidad bretona de Plumelec, en el oeste de Francia, abrió ayer las ceremonias con un primer homenaje a los resistentes y a los paracaidistas de la Francia libre en el seno de las fuerzas especiales británicas. “Nuestro país cuenta con una juventud (...) dispuesta al mismo espíritu de sacrificio que sus mayores”, declaró Macron ante las unidades de élite representadas, advirtiendo de un contexto actual en el que “aumentan los peligros” en Europa. Los invitados más ilustres de las ceremonias son los combatientes todavía con vida.

Rey Carlos III conversa con el veterano Eric Bateman, tras el evento conmemorativo nacional del Reino Unido
Rey Carlos III conversa con el veterano Eric Bateman, tras el evento conmemorativo nacional del Reino Unido.
Foto: AFP

conmemoración

Carlos III y el “miedo de que ese día de 1944 fuera el ultimo”

El rey Carlos III, que continúa su tratamiento para curar un cáncer, pronunció un emotivo discurso ayer miércoles en la conmemoración del 80º aniversario del desembarco de Normandía, en Portsmouth, en el sur de Inglaterra. El monarca de 75 años asistió junto a su esposa Camila.

“Mientras damos las gracias a quienes dieron tanto para lograr la victoria que disfrutamos hoy, comprometámonos nuevamente a recordarlos y honrarlos”, dijo el rey a una multitud.

“Ocho décadas después, es casi imposible imaginar las emociones que se sintieron ese día, el orgullo de ser parte de tan gran misión, la angustia de no estar a la altura de la tarea y el miedo de que ese día fuera el último”, añadió Carlos III.

Roy Hayward, que tenía 19 años durante la Operación Overlord, dijo en un conmovedor discurso que siempre se consideró “uno de los afortunados que sobrevivieron”. Este exsoldado británico, que sufrió la amputación de sus piernas durante la guerra, quiso “honrar la memoria” de los hombres y mujeres que “pusieron sus vidas en peligro para ir a luchar por la democracia y por este país”.

Carlos III, comandante en jefe del ejército del Reino Unido y que ha servido en la marina y en las fuerzas aéreas, viajará a Francia para asistir hoy jueves a una ceremonia en el monumento británico en Ver-sur -Sea, en Normandía.

Este desplazamiento será la primera visita del soberano al extranjero desde el anuncio de su cáncer.

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