ARGENTINA
Espera para mayo el juicio oral por las obras públicas.
La expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) deberá declarar hoy lunes en tribunales de Buenos Aires en la causa de los "cuadernos de las coimas K".
El mismo día en que su difunto esposo y antecesor, Néstor Kirchner (2003-2007), hubiera cumplido 69 años, Cristina deberá verse la cara —o al menos presentarle escritos con sus descargos— con Claudio Bonadio, a quien ha calificado como un "juez enemigo".
El magistrado, que ya envío a Fernández a juicio oral en otras dos causas, ha procesado a la exmandataria como jefa de una asociación ilícita en la causa de los cuadernos, en la que se investiga una red de pago de sobornos.
El caso surgió a partir de las anotaciones de un chófer del Ministerio de Planificación, el epicentro de la trama.
Este caso, el que ha tenido un mayor impacto mediático, mantiene en la cárcel a varios exaltos cargos kirchneristas y empresarios, y muchos de los implicados han empezado a colaborar con la Justicia y han reconocido la existencia de la red de corrupción.
El juez ha registrado tres casas de Fernández, la ha procesado y ha pedido que entre en prisión provisional, algo que no prosperó por sus fueros como senadora.
Pero éste no es el único dolor de cabeza para Cristina: desde mayo será juzgada por presuntas irregularidades durante su Gobierno en la adjudicación de obras viales a un empresario cercano a los Kirchner.
El juicio oral durará al menos un año, en simultáneo con la álgida campaña de cara a las presidenciales de octubre, unos comicios a los que Fernández aún no ha revelado si se presentará o no.
Varias encuestas la posicionan como la principal potencial candidata de oposición al presidente Mauricio Macri, que optaría a la reelección, pero, en tanto la actual senadora no se define, crecen los intentos de búsquedas de alianzas entre dirigentes peronistas no kirchneristas y otros sectores de oposición.
Además del caso de los cuadernos y las otras tres causas elevadas a juicio, Fernández, de 66 años, afronta procesos en otras dos causas judiciales por presuntos delitos de corrupción.
Por algunas de estas causas pesan sobre la exmandataria pedidos de prisión preventiva que no se han hecho efectivos por los fueros como senadora de los que goza desde finales de 2017 y que la Cámara alta, de mayoría peronista, se ha negado a quitarle sin que haya una sentencia firme en su contra, lo que podría demorar años.