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Caos, violencia y desesperación en Afganistán: miles luchan por salir del país

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Un soldado ayuda a un niño en el aeropuerto de Kabul. Foto: AFP
In this image courtesy of the US Central Command Public Affairs, British and Turkish coalition forces, and US Marines assist a child during an evacuation at Hamid Karzai International Airport in Kabul on August 20, 2021. - A Pentagon official confirmed Friday that US evacuation operations from Kabul's airport have been stalling because the receiving base in Qatar is overflowing and could not receive evacuees. "There has been a considerable amount of time today… where there haven't been departures," Brigadier General Dan DeVoe of the US Air Mobility Command told reporters. (Photo by Victor MANCILLA / US Central Command Public Affairs / AFP) / RESTRICTED TO EDITORIAL USE - MANDATORY CREDIT "AFP PHOTO / US Marine Corps / Staff Sgt. Victor Mancilla" - NO MARKETING - NO ADVERTISING CAMPAIGNS - DISTRIBUTED AS A SERVICE TO CLIENTS
VICTOR MANCILLA/AFP

ANTE AVANCE DE LOS TALIBANES

El presidente Joe Biden admitió, en entrevista con George Stephanopoulos de la televisora ABC, que el caos era inevitable al retirar a los soldados.

Un hombre de mediana edad esperaba a unos 300 metros del portón metálico de la entrada del aeropuerto de Kabul, la capital de Afganistán, controlado por las fuerzas estadounidenses. Es la única salida del país. No hay otra. El hombre, con un impecable inglés, le preguntó a un periodista extranjero qué tenía que hacer para llegar ahí. Entre él y esa puerta se interponían cientos de personas, tal vez un millar, tan desesperadas como él por escapar. Más allá, unos soldados afganos servían de primera barrera armados con palos y bastones para impedir avalanchas. El embudo acababa en un paso estrecho por el que se pasaba de uno en uno. El periodista miró al hombre y al resto de su familia, una mujer, una hija de unos 15 años, y dos hijos pequeños, todos con pequeñas mochilas, y le aconsejó: “Tiene que ir por todo. Atravesar eso como sea”.

El periodista le dio el mismo consejo que un funcionario de la Embajada irlandesa le había dado a un amigo suyo de la misma nacionalidad que, después de intentar el miércoles, durante el día entero, entrar en el aeropuerto de Kabul, después de recibir empujones y golpes y de haberse peleado con un afgano que estaba en la cola, desistió. Por eso llamó al contacto de la embajada y le preguntó si había otra manera de entrar. El contacto le respondió con la frase: “Hay que ir por todo. No hay otra forma”.

Finalmente, el padre de familia miró con poco ánimo hacia el portón. Daba la impresión de que no se veía con ánimo de meterse ahí dentro con su familia a empujar y a pelearse hasta llegar lo más cerca posible del final del embudo. Tal vez mañana estaría mejor…

El aeropuerto de Kabul, en concreto ese acceso norte, se ha convertido en un monstruoso cuello de botella. Cada día acuden miles de personas para tratar de acceder al recinto desde el que podrán tomar un avión. El calor es asfixiante. No hay sombra. Ni agua, ni comida.

Confusión.

Además, desde el jueves, los soldados estadounidenses han dejado la labor más ingrata -dispersar a palos a la gente cuando la situación se convierte en insostenible- a miembros del ejército afgano que se refugiaron en el aeropuerto tras su derrota frente a los talibanes. No hay listas, ni ningún medio de control numérico, ni nadie que organice nada. Solo existe la suerte de llegar en un momento en el que se produzca una brecha y avanzar. O ganarte el lugar a base de robárselo a los otros. Hay muchas personas que, cargadas de niños, llegan por la mañana y se van por la noche sin conseguir avanzar nada. Otros que desisten porque sus hijos pequeños no pueden más de hambre, de sed y de cansancio. Los primeros días, el lunes y el martes, los soldados estadounidenses utilizaban para tratar de calmar a los miles de personas agolpadas pistolas y escopetas armadas con bengalas o pequeños cohetes.

Hay quien va con un visado en regla. Otros llevan un diploma de haber trabajado durante un tiempo en una empresa extranjera. Otros muestran un correo electrónico en el que se dice, simplemente, que la petición para poder salir se está tramitando desde cualquier Gobierno extranjero.

El miércoles, un hombre con pasaporte afgano se lo mostró a un soldado, pero en el lugar equivocado de la cola y el soldado se lo arrojó a la cara. Los soldados, para controlar la multitud, insisten una y otra vez en que se sienten, en que se acurruquen al sol, en que no se muevan. Mientras, todos escuchan el ruido de los aviones que despegan desde el aeropuerto, incluso por la noche.

El Ejército afgano colocó alambre de púas. Entre el paso que sirve de embudo y la multitud. Un hombre que avanzaba con su hijo pequeño tropezó y, para que este no se hiriera, se interpuso entre el alambre y él.

Ayer sábado, Estados Unidos y sus aliados se enfrentaron a una carrera contra el reloj en sus caóticos esfuerzos por evacuar a civiles de Afganistán, controlada por los talibanes, pero la Unión Europea (UE) consideró “imposible” sacar a todo el mundo a tiempo.

Protesta de mujeres en Afganistán. Foto: AFP
Protesta de mujeres en Afganistán. Foto: AFP - Archivo

Seis días después de que los talibanes retomaran el poder, decenas de miles de personas seguían intentando salir del país, en lo que se ha considerado una de las evacuaciones aéreas más difíciles de la historia.

Mientras, miles de personas desesperadas, niños incluidos, esperan durante horas y días bajo el sol fuera del aeropuerto internacional Hamid Karzai, controlado por Estados Unidos.

El retraso se ha vuelto mortal para algunos. La cadena británica Sky News emitió ayer sábado imágenes de al menos tres cadáveres cubiertos con telas blancas en el exterior del aeródromo. No estaba claro de qué murieron. El reportero de Sky Stuart Ramsay, quien estaba en el aeropuerto, dijo que las personas en primera fila están siendo “aplastadas” y que la gente está “deshidratada y aterrorizada”.

Evacuación es batalla perdida

El vocero del Pentágono, John Kirby, reconoció la urgencia, máxime cuando la retirada completa de tropas está prevista el 31 de agosto. “Sabemos que estamos luchando contra el tiempo y el espacio”, dijo.

Para otros, es una batalla perdida. “Quieren evacuar a 60.000 personas entre ahora y finales de este mes. Es matemáticamente imposible”, subrayó a la AFP el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell.

Borrell también lamentó que las medidas adoptadas por Estados Unidos en el aeropuerto de Kabul dificultan la evacuación de los afganos que trabajaron para los europeos y aseguró haberse “quejado”. Estados Unidos instó a sus ciudadanos a evitar por ahora dirigirse hacia el aeropuerto, citando “potenciales amenazas a la seguridad”.

El Pentágono dijo que 17.000 personas fueron evacuadas desde 14 de agosto, entre ellas 2.500 estadounidenses.

Biden cambia plan de Trump y todo se derrumba
El presidente de Estados Unidos Joe Biden durante una conferencia de prensa. Foto: AFP

El cofundador de los talibanes, el molá Abdul Ghani Baradar, llegó a Kabul “para mantener conversaciones con líderes de los combatientes yihadistas y con responsables políticos para formar un gobierno inclusivo”, dijo un dirigente talibán a la AFP.

Detenido entre 2010 y 2018, Baradar ejerció desde entonces como jefe de la oficina del grupo en Doha, participando en las negociaciones y en la firma del acuerdo de retirada de Estados Unidos.

Mientras Baradar se muestra en Kabul,

la victoria fulminante de los talibanes en Afganistán ha llevado a los críticos del presidente Joe Biden a preguntarse ¿por qué no dejó una fuerza residual de 2.500 soldados estadounidenses para sostener al gobierno local?

Esa era la cantidad de soldados estadounidenses que quedaban en Afganistán cuando Biden llegó a la Casa Blanca en enero. Su predecesor, Donald Trump, redujo la presencia de militares, tras haberla llevado a 15.000 al inicio de su mandato. Los 2.500 soldados y 16.000 auxiliares civiles del ejército estadounidense aún presentes parecían ser suficientes para mantener en el poder al gobierno afgano, tras la firma de un acuerdo el 29 de febrero de 2020 entre Estados Unidos y los talibanes que preveía un retiro antes del 1 de mayo.

Conforme a lo pactado con Washington, los ataques contra las fuerzas de la OTAN se redujeron. Ningún soldado estadounidense murió en Afganistán desde febrero de 2020.Según los críticos de Biden, eso es la prueba de que con el apoyo de una fuerza residual el gobierno afgano habría podido resistir el avance de los talibanes.

Biden y sus detractores concuerdan en que el gobierno y el ejército afgano eran dependientes de Estados Unidos. Y cuando el respaldo técnico, militar y financiero les fue retirado, los afganos se desmoronaron. Biden y sus aliados estimaron que no se justificaba el costo humano y material de respaldar a un gobierno afgano corrupto e ineficaz. (Con información de AFP)

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