Vecinos de "La Arenera" temen por represalia de delincuentes

| Un hombre fue remitido por homicidio pero aseguran que hay otros tres que tomarán venganza si no son detenidos

RIVERA | Freddy FernAndez

El asesinato de un cuidacoches y los errores de pericia cometidos por el forense y Policía Técnica, alimentan una singular polémica, con vecinos alborotados, y temerosos en el asentamiento "La Arenera".

Los vecinos de dicho asentamiento irregular ubicado al fondo de barrio Mandubí (a pocas cuadras de la Zona Franca), están en pie de guerra, disconformes con el procesamiento de una persona, en el entendido de que los responsables materiales son por lo menos cuatro.

Todo comenzó el sábado, cuando por cuestiones del momento, hubo una desinteligencia entre Rubén Fernando Carbajal y un grupo de personas, lideradas por R.D.G.L., alias "Yuruna". En esa ocasión los oponentes "le pegaron una pedrada en la cabeza".

Cuentan los vecinos que, cuando Carbajal retornó del nosocomio, "con cinco puntos de sutura en la cabeza", Yuruna y sus cómplices, armados de cuchillos, y con un rifle de aire comprimido, lo persiguieron por el medio del campo.

CACERIA. La cacería se repitió domingo y lunes, sin éxito, hasta que el lunes, en horas de la noche, sus rivales lo sorprendieron y lo ejecutaron "como quien mata a un chancho".

Vilda Silveira Mello, propietaria de la modesta vivienda donde murió el cuidacoches, expresó que "acá hay más culpables, afirmando que "el balazo se lo pegó "Yuruna", pero, hay tres personas más involucradas".

Acompañada de su pequeño hijo de 8 años, testigo del trágico episodio, la dama sostiene que Carbajal ingresó a la vivienda herido, y cuando otro de sus rivales lo iba a ejecutar, "mi hijo se tiró arriba y evitó que le pegaran otro balazo". Reconoció que la presencia policial y de ambulancias se demoró "porque nadie quería llamar por teléfono".

ERRORES. El médico forense y Policía Técnica, en su primer informe, de carácter verbal, cometieron errores que resultan claves.

El galeno del Poder Judicial, Raúl Bartolotta, en su primer diagnóstico asegura que la herida mortal fue provocada por un cuchillo. Horas después, una tomografía revela que había un proyectil en el cuerpo de la víctima. A raíz de ello, tras la autopsia de rigor, cambia el informe original. Lamentablemente no es ésta la primera vez que el facultativo se equivoca en el laudo. En una ocasión anterior dictaminó que la muerte se debía a una cirrosis. Días después, se comprobó que el occiso tenía una bala alojada en el hígado.

Bartolotta adquirió notoriedad a nivel nacional en virtud de que era el forense de guardia cuando apareció el cuerpo sin vida de Sheila López el 12 de febrero de 1997 cuyo rapto, violación y homicidio siguen sin esclarecerse.

También se equivocó el oficial de Policía Técnica, que, en primera instancia estableció que el arma (un rifle de aire comprimido) no había sido utilizada.

Más tarde, en un segundo informe, aclara que no está en condiciones de reiterar la sentencia original.

Ante este estado de cosas, el Juez Letrado, Federico Alvarez Petraglia, pidió que el arma fuera derivada a Montevideo, a efectos de ser sometida a un nuevo peritaje.

Mientras tanto, el magistrado, dictó el procesamiento de R.D.G.L. (20) por un delito de homicidio.

En el transcurso de una larga audiencia, el Juez interrogó a una decena de personas, entre ellos figura un niño de 8 años, testigo del violento homicidio.

Su padre, Angel Gabriel Paredes Carbajal, sostuvo que "estábamos todos incomunicados", acotando que su hijo estaba solo "cuando el juez lo interrogó".

En tanto, Lilián Vega, manifiesta su inquietud porque "el juez no interrogó a Jefferson", hijo de la compañera del procesado, que "vio todo, y por lo tanto, podría brindar datos" que no fueron aportados por los restantes indagados.

El procesamiento de uno solo de los involucrados, hace que los vecinos teman por su vida. Por lo tanto reclaman mayor presencia policial.

Por su parte Lilián Vega, quedó a cargo de dos hijos de la concubina del procesado. La dama pretende que la jueza le confié la tenencia de una niña de cuatro meses y un varón de 8.

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