Un barrio que vive de las carreras celebra reapertura del Hipódromo

Cerro Largo. El domingo el circo hípico fue reinaugurado tras las obras

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CERRO LARGO | NÉSTOR ARAÚJO

El 90% de los habitantes del barrio Hipódromo de Melo -unas 500 personas- vive gracias a las carreras de caballos. Por eso el cambio en el gerenciamiento del Hipódromo les da un nuevo empuje ya que prevén que haya más premios.

El barrio está ubicado al oeste de la ciudad de Melo por ruta 26 y pegado al escenario hípico, que se transformó en el tercero en importancia del interior junto al de Paysandú y Colonia. El Hipódromo del Jockey Club de Melo está dentro del Sistema Nacional Integrado del Turf desde el domingo 27 de enero, cuando se reinauguró luego de estar cerrado por obras. La Intendencia de Cerro Largo invirtió más de US$ 1.000.000 en poner a punto el circo hípico.

Desde su fundación, en 1941, el Hipódromo del Jockey Club de Melo estuvo dirigido por una comisión directiva que respondía a una masa social que cada dos años elegía a sus representantes, pero con enormes dificultades económicas. El presidente actual, Pablo Paysée, dijo que ahora que está dentro del Sistema Nacional Integrado del Turf "no pierde su identidad ni se enajena nada" sino que esto posibilitará que una competencia al mes sea televisada en directo como todas las carreras de Maroñas, con caballos profesionales de carrera, lo que redunda en beneficio económico para la institución por los volúmenes de juego, sin perjuicio que los demás domingos del mes la gente de aquí del barrio, que tiene caballos, realice otras reuniones y competencia, como era antes".

Desde que se inauguró en 1941 se abrió además un disparador de fuentes laborales para todos, poco a poco esa zona y sus alrededores se transformó en un barrio con todos los servicios: una escuela y una policlínica, un centro de rehabilitación y una iglesia. Los vecinos recuerdan a Antonio Gianola, ya que en sus predios el barrio se pudo ir construyendo y a Romeo Paggiola, un reconocido médico ya desaparecido que ayudó a fundar el hipódromo, que hoy lleva su nombre.

El veterano relator de turf de Melo Clever González Santos recuerda que de este barrio han salido los mejores jockeys que brillaron "y otros que aún en la actualidad triunfan en Maroñas y fuera del país, como por ejemplo: Fernando Olivera, ganador de dos Ramírez desde la reapertura de Maroñas".

Martín Cánepa, quien va a gerenciar el Hipódromo de Melo, dijo que "lo que mueve la actividad son los premios. Aquí en esta actividad cobra el cuidador, el jockey, los peones y capataces, mucha gente vive no solamente de las carreras de caballos, hay una actividad humana y social donde el premio es el motor principal", sostuvo.

Adán Fleitas tiene 76 años y es uno de los vecinos más antiguos del barrio. Vio nacer allí, entre los caballos, las primeras casas. Comenzó como peón, luego fue jockey. "Ahora soy cuidador", dice orgulloso mostrando su caballo.

"Casi no hay ninguna casa que no tenga al lado una caballeriza, como si fuera un garaje, para la gente es normal tener un caballo en el patio, aquí a toda hora se anda a caballo en las calles, se ven pocas motos o bicicletas, hacemos los mandados a caballo o caminando", cuenta Fleitas.

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