Todo un barrio que se tira al agua

Ituzaingó. El cerramiento de la piscina permitió ampliar las clases Van niños con discapacidades y adolescentes en recuperación de adicciones Además de deporte, refuerzan integración social

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VIVIANA RUGGIERO

Gritos y risas de cientos de niños resuenan en cada rincón del Complejo Ituzaingó. Es que ellos son los protagonistas del lugar y especialmente de la piscina cerrada y climatizada que allí funciona en la cual aprenden a nadar y divertirse en el agua.

Los vecinos del barrio Pueblo Ituzaingó están realmente orgullosos del complejo deportivo que lleva el mismo nombre del barrio. Los docentes e instructores de natación que se desempeñan allí dicen que las tareas se hacen "a pulmón" porque hay muchas dificultades, pero coinciden en que la mejor recompensa que reciben es la felicidad de los niños y adolescentes que concurren.

El Complejo Deportivo Ituzaingó atiende actualmente a unos 1.200 usuarios: desde niños en edad preescolar, adolescentes, jóvenes, adultos y adultos mayores.

También trabaja con instituciones públicas y privadas que se ocupan de chicos de contexto crítico, discapacitados y adolescentes que están en recuperación de adicciones.

La institución apunta principalmente a la atención de aquellas personas que están en situaciones de riesgo social. Leandro Alfonso, uno de los tres directores del centro, explicó a El País que asisten niños que no tienen la posibilidad de ir a un club y pagar la cuota para aprender a nadar. "Muchos de nuestros alumnos vienen a hacer una actividad deportiva y recreativa que los saca de otras acciones que son perjudiciales para su bienestar", comentó Alfonso.

Además de las actividades acuáticas, se les enseña a valorizar la importancia del cuidado del propio cuerpo a través de hábitos de higiene y se apuesta también a la integración social. "Estamos orgullosos de lo que tenemos y todos lo sentimos como nuestro. La idea es que los chicos también tengan un sentido de pertenencia y que ésta sea su casa. Esto no es solo un centro de enseñanza de natación, es un centro de educación", apuntó.

Patricia (41) es profesora de Educación Física e instructora de natación y desde el 2005 se desempeña en el complejo. Explicó a El País que su función es transmitir el gusto y respeto por el agua pero además se intenta inculcar valores como el respeto por el docente y el compañero "Acá prolongamos la educación que reciben en otras instituciones", afirmó.

La docente comentó que las clases son de 45 minutos y que por lo general siempre se enseña alguna técnica y posteriormente se da tiempo libre para que los chicos puedan disfrutar y jugar entre ellos. "Tenemos jóvenes de 12 años o más que se metieron por primera vez al agua en esta piscina y por eso les cuesta más aprender a nadar. Esa también es la explicación a que las emociones sean más fuertes. A veces no se metieron al agua y ya están gritando producto de la adrenalina que sienten", comentó.

Victoria (11) pertenece a la fundación del Padre Cacho y cuenta que espera con ansias que lleguen los jueves para ir a la piscina. "Es el mejor día de la semana", afirma.

Loreley (13) y Gabriela (13), también de la fundación, dicen que lo mejor de las clases es cuando "la profe" les da libre. Mientras se peinan el pelo mojado, porque recién terminaron la clase, bromean con el uso de los salvavidas y opinan sobre como nada cada uno de sus compañeros.

CARENCIAS. El famoso temporal del 2005 causó desazón en el barrio, porque destrozó parte de las instalaciones del complejo. Hasta ese momento, la piscina deportiva climatizada que tiene 25 metros de largo por 12,50 metros de ancho, estaba cubierta con una carpa que se voló la fatídica noche del 23 de agosto. A pedido de los vecinos el Ministerio de Turismo y Deporte comenzó la reconstrucción del lugar e incluso apostó a más y cuatro años después, el 5 de agosto de 2009, se inauguraron las obras que incluyeron un cerramiento definitivo de hormigón armado de la piscina, un sistema de calefacción ambiental y del agua con calderas a gasoil y un cambio en todas las cañerías. Además, hicieron vestuarios femeninos y masculinos con 5 y 7 duchas respectivamente y un gabinete higiénico en cada uno de ellos.

Este es el talón de Aquiles de la institución, porque en cada clase hay alrededor de 70 niños que se tienen que duchar antes y después de hacer natación. "Nosotros les exigimos que se bañen bien pero rápido porque tienen una hora desde el momento que entran hasta que salen y si demoran mucho en las duchas es tiempo que pierden de la piscina. Si tuviéramos mejor infraestructura ese proceso sería más rápido y ordenado", explicó Alfonso. Los 11 docentes que tiene actualmente el complejo están dedicados a la piscina.

La institución posee además una cancha de fútbol cinco, una multicancha y dos canchas de padel pero no están operativas porque no hay docentes. Para el verano, serán contratados más profesores y se reforzará el servicio. A diferencia de otras plazas de deportes que también tienen piscina, Ituzaingó ofrece continuidad: las clases no se suspenden por lluvia y los horarios son más extensos. El complejo se sustenta principalmente con la contribución de los alumnos.

Los usuarios individuales abonan una colaboración mensual de $120 (menores de 17 años) y $ 170 los mayores de 18 años. Las instituciones tienen una bonificación y abonan $40 por niño. Para la inscripción se solicita certificado médico, una foto carné y el pago por única vez de $ 30 para el carné.

Más allá de materiales para el mantenimiento de la piscina y material didáctico como flotadores y andariveles, uno de los gastos más importantes que tiene la comisión directiva del centro es el mantenimiento del agua que está por lo general a unos 31°C. Mensualmente, el complejo consume 7.800 litros de gasoil lo que representa un gasto mayor a $ 200.000.

Las cifras

1.200 Son los alumnos que tiene actualmente el Complejo Deportivo Ituzaingó. Muchos de ellos son de instituciones públicas.

7.800 Son los litros de gasoil que gasta mensualmente la institución para mantener la temperatura de la piscina a 31°C.

ASIGNATURAS PENDIENTES EN EL COMPLEJO

Ampliar la capacidad locativa y de docentes para poder satisfacer la demanda ya que en algunos grupos hay lista de espera.

Una de las urgencias que tiene el complejo es agrandar los vestuarios para que la capacidad de casilleros y duchas coincida con la de la piscina.

Reparar el tejido perimetral.

Reparar y mejorar la iluminación de las canchas exteriores y de la piscina.

Pintar y techar la cancha de fútbol 5.

Pintar y refaccionar las canchas de padel que actualmente se encuentran en mal estado.

Construir una sala para funcionarios. Actualmente hay una pequeña sala donde funciona la dirección, la sala de profesores y la administración. Por ese lugar, además, está el pasaje de los alumnos para los vestuarios lo cual dificulta el funcionamiento.

Construir un salón multiuso que sirva para que los padres de los chicos puedan esperar bajo techo en los días de lluvia, que haya juegos para niños y jóvenes y que permita hacer reuniones, cursos

y ofrecer clases de gimnasia.

Contratar personal masculino y femenino para controlar el funcionamiento de los vestuarios en los turnos de la mañana y de la tarde.

Contratar personal para el mantenimiento y reparación de las instalaciones.

Privilegios y desafíos de enseñar natación

Isaac Acosta (57) y Marcelo Ortiz (32) son instructores de natación en el complejo. Ambos coinciden que dar clases en la institución es complicado por la organización de los cursos y el mantenimiento del orden en la piscina. "No siempre sabés cuantos alumnos vienen y a veces son muchos más de lo que tenías pensado y eso te trastoca los planes", comenta Acosta. Los docentes planifican las clases en base a un plan institucional. Ambos coinciden en que lo principal es que los usuarios puedan estar el mayor tiempo posible disfrutando del agua y si además pueden aprender una técnica la tarea "está cumplida". Varias veces por semana asisten al complejo dos inspectores de Educación Física que controlan cómo se organiza el centro y que se estén cumpliendo con los Planes Nacionales de Actividades Acuáticas del Departamento de Natación de la Dirección Nacional de Deportes.

Uno de los mayores desafíos para los profesores es trabajar con discapacitados. "Te das cuenta que con sólo tocar el agua ya sienten una satisfacción que es aún mayor cuando logran manejar su cuerpo dentro de la piscina". Las clases son de lunes a viernes, de 7:30 a 21 horas. Los sábados hay pileta libre para los usuarios que ya saben nadar.

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