De enfrentar al campo popular no se vuelve”. La frase, uno de los clásicos en la izquierda, resuena por estas horas en el Frente Amplio que por primera vez en su historia puede quedar colocado de la vereda de enfrente a un histórico aliado en pleno proceso electoral. De confirmarse por la Corte Electoral que el Pit-Cnt alcanzó las firmas para realizar un plebiscito para reformar la seguridad social puede generar disputas internas en la coalición de izquierda, que deberá volver a discutir sobre el tema.

Las bases programáticas ratificadas en el último congreso determinaron que entre las primeras acciones de un eventual gobierno en 2025, la coalición de izquierda deberá convocar a un “amplio, democrático y genuino diálogo social entre todas las organizaciones políticas y sociales, representativas del conjunto de la sociedad, a fin de procurar el mayor de los acuerdos posibles para llevar adelante los cambios y mejoras que deben introducirse en nuestro sistema de seguridad social”.

En la práctica, esta resolución se traduce en un camino diferente al elegido por la central sindical -y algunos grupos políticos- de recurrir a la democracia directa y fijar una reforma a través de la Constitución.

El presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, dio por descontado el nuevo debate una vez se validen las firmas. “Hay una discusión de contenidos que el Frente Amplio va a dar, y en función de esa decisión tomará un camino adecuado, que siempre será de unidad, de generosidad y de amplitud”, dijo. “Negarse a discutir temas es una necedad que el Frente Amplio no tiene”, agregó.

Ante el nuevo escenario, algunos sectores plantean redefinir orgánicamente cómo se parará la fuerza política ante un tema que marcará la campaña electoral y rediscutir los alcances de la “libertad de acción” acordada cuando comenzó la recolección de firmas.

Esa postura mantiene el Partido Socialista, uno de los sectores frentistas más activos en el respaldo a la campaña de la central sindical. “Vamos a entrar en una campaña mucho más fuerte, y deberíamos definir parámetros que permitan una campaña electoral unitaria, en la que podamos defender el plebiscito”, dijo a El País la delegada del PS ante la Mesa Política Nacional, Daniela Brandon. La intención, señaló, es poder definir reglas claras que permitan la convivencia entre partidarios y detractores de la reforma.

Las “reglas de juego” implicaban una “autorregulación” e impedían, por ejemplo, la utilización de los recursos del Frente Amplio -sede central, comités o actos comunes- para emitir cualquier mensaje en torno a la reforma.

Fuentes frentistas confiaron a El País que a la sede de la calle Ejido han llegado quejas de las organizaciones sociales que, encolumnadas detrás de la reforma, cuestionaron el “fuego amigo” de ciertos sectores que, se afirmó, han incurrido incluso en “descalificaciones” hacia una propuesta defendida por sus compañeros”.

Las críticas apuntan a los reparos planteados por dirigentes afines al senador Mario Bergara. También al economista Gabriel Oddone, cercano al precandidato Yamandú Orsi, que el domingo pasado en una entrevista con El País ratificó su oposición al contenido de la reforma. “La economía del país no tiene forma de hacer viable el modelo de seguridad social que impulsa el plebiscito”, expresó Oddone, para quien el sistema, de triunfar el plebiscito, será menos equitativo.

Orsi, por su parte, reiteró ayer públicamente que el plebiscito “no parece el mejor camino”.

Foto: Francisco Flores

El Partido Comunista (PCU) da por descontado que estas organizaciones pedirán a corto plazo al Frente Amplio replantear el asunto. El análisis de ese sector -que también impulsa la reforma- pasa por saber cuántos plebiscitos habrá en octubre. “Si hay más de uno, el Frente tendrá que definir qué hace con todos, y será una discusión más global”, dijo un dirigente comunista a El País. Si hay uno solo, agregó, la cantidad de firmas que se presentan también será analizada previo a fijar postura. “No es lo mismo 300 mil que 400 mil”, apuntó.

El mismo análisis se hace en el Movimiento de Participación Popular (MPP), el principal respaldo de Orsi. Para el diputado Sebastián Valdomir resulta “evidente” que se deberá debatir por qué, si como demuestran las encuestas, el Frente Amplio se mueve en un escenario de más de un millón de votantes, la campaña de firmas -tal como parece- superará apenas las 300 mil voluntades. “No me convence que haya llegado tan justo”, señaló el legislador.

En diálogo con El País, Valdomir sostuvo que el “diálogo social” es hoy más necesario que nunca y advirtió sobre el riesgos que, en varios sentidos, implica el plebiscito. Entre ellos que una eventual derrota de la consulta dejaría inmutables algunos conceptos del sistema vigente, que se considera necesario cambiar. “Este tema hay que discutirlo”, afirmó.

Valdomir apuntó también a otro factor: si en octubre hay plebiscito, el presidente Luis Lacalle Pou -que posee altos niveles de popularidad y aprobación- se involucrará de lleno en defensa de la ley implementada por su gobierno. “Habrá que analizar cómo nos paramos ante eso”, señaló.

En el Frente Amplio resta develar la incógnita sobre qué hará Carolina Cosse ante el plebiscito. La precandidata -respaldada por sectores que apoyan la reforma- firmó para habilitar la consulta y que “el pueblo decida”, pero hasta ahora no aclaró cuál es su postura sobre el fondo de la propuesta. Ante la prensa a inicio de mes, sostuvo que será “muy meticulosa” en informarse y asesorarse para tomar una decisión. Y prometió una definición una vez el plebiscito sea confirmado por la Corte Electoral. “El que se precipita, se precipita”, afirmó Cosse.

Foto: Darwin Borrelli