ANDRÉS LÓPEZ REILLY
Viejo murallón. A lo largo de la Ciudad Vieja subsisten vestigios de las antiguas fortificaciones de Montevideo Sepultados o visibles, los muros hablan de un lejano pasado colonial y militar
Al transitar por la Ciudad Vieja pocas veces se toma en consideración que allí hubo un asentamiento colonial con murallas, fuertes y baterías de aguerridos cañones. Parte de ese pasado sigue intacto, aunque muchos no lo perciban.
Con algo más de 10.000 habitantes, el cono urbano de Montevideo a fines del siglo XVIII ocupaba un espacio aún más reducido de lo que hoy conocemos como Ciudad Vieja (pues con los años se le fue ganando terreno al mar). Iba hasta la actual calle Ciudadela.
Montevideo era, a la sazón, una verdadera plaza fuerte protegida por gruesas murallas, fosas, baluartes y baterías de aguerridos cañones que defendían los intereses de la Corona en América del Sur.
Para muchos montevideanos los restos de la muralla que se encuentran visibles pasan totalmente desapercibidos, en una Ciudad Vieja en la que la actividad comercial no deja espacio para detenerse a reparar en pequeños -o grandes- detalles del pasado.
Hay quienes incluso creen que la puerta de la Ciudadela era el ingreso a la antigua ciudad de Montevideo, sin siquiera darse cuenta que de ser así, estaría colocada al revés. En la entrada de la Ciudadela, sobre el puente levadizo que en su momento colgaba de la puerta, Juan Manuel Blanes inmortalizó la estampa más conocida de José Gervasio Artigas.
La Ciudadela, el fuerte principal de la ciudad, ocupaba casi todo el espacio en el que hoy se encuentra la Plaza Independencia, y ofrecía un aspecto de grandiosidad elocuente, con su cerco amurallado de granito gris de nueve metros de altura y seis de espesor, expandiéndose en una superficie cuadrada de 145 metros de lado.
El frente defensivo se completaba con murallas que encerraban a la ciudad y emanaban como brazos zigzagueantes desde los costados de la Ciudadela. Estos muros, a primera vista infranqueables, delimitaban el cierre completo de la península y culminaban, en cada extremo sobre la costa, con dos torreones conocidos como cubos. Todas estas construcciones se realizaron en diferentes etapas, fundamentalmente entre 1741 y 1760.
PRINCIPIO Y FIN. La historia de las fortificaciones comenzó a mediados del siglo XVIII y terminó el 25 de agosto de 1829, cuando una Asamblea Constituyente resolvió la demolición de todas las murallas y fuertes de Montevideo y Colonia del Sacramento.
Todos aquellos fuertes, baluarte y murallas comenzaron a caer y sus piedras sirvieron de relleno para los fosos, o se utilizaron para distintas obras. El avance de la "piqueta fatal del progreso" era inexorable. Las murallas acotaban una ciudad que ya se había comenzado a extender por la costa y tierra adentro hacia la zona del Centro, que hoy tiene como eje la avenida 18 de julio.
La Ciudadela dejó lugar entonces a un mercado público que funcionó dentro de sus mismos muros, luego derribados para completar la actual Plaza Independencia.
La Ciudad Vieja fue creciendo sobre los cimientos de aquellos vestigios coloniales, algunos de los cuales aún pueden verse, o permanecen ocultos en medianeras y sótanos de casas y edificios.
El mejor rescate documental de todos esos vestigios arqueológicos es el realizado por el escribano Raúl Baroffio, quien contabilizó la existencia de 341 metros de fortificaciones originales, de los cuales 118 metros se encuentran en la vía pública y 223 dentro de propiedades .
ALLÍ NOMÁS. Cerquita de donde se hacen diligencias y trámites diversos, o de los boliches más conocidos de la ciudad, las piedras hablan de un pasado muy diferente.
Así, pueden verse por ejemplo el cubo del sur en la rambla Gran Bretaña y a la altura de la calle Treinta y Tres; la unión de éste con el Parque de Artillería a un costado del Templo Inglés (en este caso reconstruido con granito rojo para diferenciarlo del gris original); la Plaza de la Contra Escarpa en Reconquista y Juan Carlos Gómez; los restos del baluarte de San Sebastián a un costado del juzgado de Bartolomé Mitre y Buenos Aires; la puerta de la emblemática Ciudadela; los restos de la escarpa y la contraescarpa que se encuentran en distintos predios o edificios de la Ciudad Vieja, y las más notorias "bóvedas" en la rambla portuaria.
Por supuesto que los tramos de muralla menos conocidos son los que están bajo tierra.
Por mencionar algunos: el local donde se tramita el pasaporte en 25 de Mayo 662 (ex Trabucatti & Cía); el predio de Piedras 668; el edificio de Secundaria en Rincón 690; la distribuidora Careaga de Bartolomé Mitre y Cerrito; el Espacio Cultural Al Pie de la Muralla en Bartolomé Mitre 1466; el boliche La Muralla en Juncal 1409.
Algunos ejemplos interesantes de armonización entre pasado y presente son justamente los que se dan en el Espacio Cultural Al Pie de la Muralla y en el boliche La Muralla, en donde la mayoría de grupos que allí tocan seguramente no saben que el fondo del escenario es un fragmento auténtico de la contra escarpa, el primer muro que se anticipaba a la ciudad, antes de un gran foso, por su línea de tierra.
Las cifras
341 Metros de fortificaciones originales subsisten en Montevideo; 118 de ellos en vía pública y 223 dentro de casas y edificios.
261 Años tiene la puerta de la Ciudadela. Se trata del resto arqueológico más antiguo que se conserva del Montevideo colonial.
El hallazgo que nunca vio la luz
Hace poco más de cuatro años, un joven que exploraba un túnel en la Ciudad Vieja se topó con un hallazgo tan sorprendente como macabro. Luego de ingresar por un antiguo aljibe, se encontró con algo que nunca debió estar allí: el cuerpo de un soldado de la época colonial.
El desgraciado militar presentaba un golpe en su cráneo y sus ropas y los objetos que llevaba estaban conservados en un estado sorprendente: el uniforme de época, un morral con algunas monedas y un fusil de reglamento.
El autor del hallazgo, asustado por lo que tenía frente a sus ojos, permaneció algunos minutos en el lugar y tapó con tierra el hallazgo, no sin antes quitar las ropas y pertenencias del militar, que luego fueron comercializadas en el mercado negro y seguramente salieron del país.
¿Habría en ese túnel otros descubrimientos por hacer? ¿El hombre fue asesinado de un golpe en la cabeza o murió víctima de un derrumbe? ¿Si ése fue el motivo que terminó con su vida, no habría detrás de él una tropa que corrió la misma suerte? ¿A dónde conducía ese túnel y qué utilidad tenía en el siglo XVIII? Seguramente nunca surgirán las respuestas para todas estas interrogantes.
Municipio proyecta otro museo
El intendente de Montevideo, Ricardo Ehrlich, presentará hoy el Proyecto Reconquista, una iniciativa urbana para revitalizar la Ciudad Vieja. El proyecto, que pasa a consideración de la Junta Departamental, consiste en tres licitaciones. La primera es para la concesión del Mercado Central. Se admiten variados usos recreativos, comerciales y gastronómicos. El proyecto de pliegos permite la ampliación de sus actuales instalaciones en nueve metros de altura.
Otra de las licitaciones es para la construcción y explotación de un estacionamiento subterráneo en la plaza España.
El adjudicatario deberá también acondicionar la plaza España para un uso más pleno de los ciudadanos e incluirá la construcción de un pequeño Museo Arqueológico que contendrá los actuales restos de la antigua muralla y eventuales hallazgos que se identifiquen en las excavaciones.