Una pareja de delincuentes copó ayer una inmobiliaria de La Blanqueada y tras maniatar a la propietaria del comercio, se llevó $ 50 mil, según informaron a El País altas fuentes policiales.
La rapiña ocurrió a las 16.45 horas en una inmobiliaria situada en Monte Caseros a la altura del 2761.
Según las fuentes, uno de los delincuentes, un sujeto de tez morocha, ingresó al local acompañado de una mujer rubia.
En el hall preguntó por una vivienda que se encontraba a la venta en la cartelera.
En el momento en que la propietaria del local comenzaba a explicar las características de la finca, el sujeto extrajo un revólver y la encañonó. Luego solicitó el dinero de la recaudación.
Tras recibir lo que había en la caja de la empresa, el individuo y su cómplice ataron a la empresaria y luego se dieron a la fuga.
La comerciante se liberó de las ataduras y llamó por teléfono a la Jefatura de Policía de Montevideo.
Luego que la Mesa Central de Operaciones recibió la información ordenó un operativo de búsqueda de ambos delincuentes, pero el cerco no dio resultados positivos.
Es posible, agregaron las fuentes, que la pareja de delincuentes hubiera dejado un auto estacionado a corta distancia para la huida y, a pocas cuadras, abordaron un segundo vehículo para neutralizar el procedimiento policial.
DUROS. El perfil del copador es muy distinto al del ladrón. El copador es un sujeto violento que no duda en utilizar un arma de fuego para reducir a su víctima y sustraerle dinero u otro objeto.
Mientras que el ladrón rara vez usa un arma de fuego o cuchillo. Sabe que si la Policía lo atrapa desarmado, pasa tres meses en la cárcel y luego es liberado. En tanto que si cae con un arma encima, el delincuente maneja información legal suficiente como para comprender que, por una rapiña, puede ser condenado a cinco años de prisión.
A mediados de este año, efectivos de la Brigada de Compraventas capturaron a un viejo ladrón que tenía 42 antecedentes penales por hurtos.
Según fuentes policiales, el 90% de los copamientos son "entregados" por personas cercanas a las empresas asaltadas, mientras que el porcentaje restante son delitos violentos efectuados bajo los efectos de estupefacientes.
El copador, entiende la Policía, es un sujeto que está decidido a enfrentarse a tiros con agentes que arriban al lugar para capturarlo y matar a sus víctimas en caso de que se nieguen a entregar el dinero.
"Cuando se saca el ‘fierro’ (revólver) es para usarlo", es su lema, según informaron investigadores del Departamento de Hurtos y Rapiñas.
Además de la información previa, el copador apunta a aquellos "golpes" que le dejen, por lo menos, unos $ 100 mil. El copamiento de la inmobiliaria de La Blanqueada, por ejemplo, es calificado como "una porquería, una ganancia menor". Es posible que el copador, en este hecho, supuso que iba a encontrar una ganancia mayor.
Como regla básica del "oficio", los copadores se desplazan en varios autos robados. Pero, para eludir el control policial, les colocan matrículas que corresponden a vehículos de las mismas marcas.