Lic. en Psic. Horacio Paiva Barón
Especialista en Neuropsicología
Infantil de UCM
La Neuropsicología Infantil se ocupa de diferentes situaciones en el niño que pueden comprenderse mejor a través de los objetivos de la especialidad básica. Como el propio nombre lo indica, la Neuropsicología es una disciplina que conjuga conocimientos aportados por la psicología, la neurología y la neurobiología, entre otras. Puede considerarse neurociencia por cuanto estudia la relación que existe entre el cerebro y la conducta; o expresado de otro modo, la adecuación entre el sistema nervioso y el comportamiento.
Para lograr su objetivo, la Neuropsicología debe estudiar diversas habilidades propias de la memoria, la atención, la percepción y el lenguaje, así como la habilidad para realizar cálculos, escribir y leer.
La disciplina analiza estas capacidades en relación a sus sustentos biológicos, puesto que es posible encontrar la expresión correspondiente a cada una de ellas en distintas áreas cerebrales.
SE HEREDA O SE APRENDE. La Neuropsicología Infantil, se transformó en subespecialidad para el estudio de niños y adolescentes con funciones normales y alteradas. También en el individuo normal, ya que las técnicas permitían discernir aquellas funciones cerebrales alteradas por impedimento para "adquirir" habilidades (niño), de las que ocurren por "pérdida" de habilidades adquiridas (adulto).
El sistema nervioso del niño tiene características distintas del adulto por una maduración no completada. La maduración del cerebro -como del resto del organismo- implica no sólo una predisposición genética determinante, sino una influencia ambiental.
Si bien el niño cuenta con la misma carga genética, desde el momento de su concepción hasta que fallece, a diferencia del adulto sigue sometido a los factores ambientales que afectan a la conformación definitiva de su cerebro. Esa influencia se extiende desde su inicio unicelular hasta mucho después de su nacimiento.
El desarrollo de habilidades depende de la dotación genética que las hace posibles; pero se logran con influencia medio ambiental que las modula y modifica, estimulando unas e inhibiendo otras. La diversidad de estímulos y la diversidad de nutrientes (algunos específicos), definirán las habilidades que se desarrollen. El logro de las habilidades intelectuales dependerá no sólo de factores bio-físico-químicos, sino que serán especialmente trascendentes e imprescindibles los estímulos del medio ambiente socio - cultural - educativos.
ALTERACIONES EN NIOS. Si bien los avances de la sub especialidad pediátrica de la neuropsicología se inició en la década del 60, el impulso más importante lo tuvo en 1973 con la publicación del trabajo de Luria llamado "El Cerebro en Acción".
Hasta entonces, sólo se habían estudiado comportamientos de niños epilépticos, o que habían sufrido graves traumatismos encefálicos, o que habían estado expuestos a neurotóxicos (por ejemplo al plomo) o a agentes infecciosos (por ejemplo lameningitis). Más tarde también se estudiaron niños que no tenían agravios previos evidentes, pero también padecían dificultades de aprendizaje y déficit de atención.
Estudiar la relación del desarrollo cerebral con el desempeño académico, permitió aumentar el conocimiento de las alteraciones del aprendizaje para mejorar su manejo.
De ello se ocupó la Neuropsicología, distinguiendo la dislexia y las dificultades del aprendizaje.
DISLEXIA. La dislexia es la dificultad para leer y escribir experimentada por niños inteligentes, sin problemas de visión ni audición.
Los trastornos emocionales que experimentan los niños es proporcional a la inteligencia que les permite comprender su limitación; pero son sólo efecto y no causa del trastorno.
No ha sido posible comprobar un soporte anatómico cerebral para la dislexia, ni se han identificado circuitos cerebrales que intervengan en el proceso de leer y en el de escribir, aunque se determinó que eran distintos y estaban relacionados.
El diagnóstico temprano de la dislexia hace posible un manejo más apropiado de la situación, fundamentalmente si se procura evitar y superar secuelas emocionales negativas.
DEFICIT DE ATENCION. El déficit de atención es una alteración que se ve con alta frecuencia en alrededor del 5 por ciento de los niños, caracterizándose por dificultad para concentrarse y atender. Los chicos que la padecen se caracterizan por no poder permanecer quietos, siendo incapaces de controlar sus impulsos.
Aún no está claramente demostrada su causa ni como se encuentra representada en los circuitos cerebrales. Sin embargo, se estima que pueden estar involucradas unas sustancias llamadas neurotransmisores con las que normalmente funciona el cerebro. Estas sustancias tienen valor de intermediarios en la conexión entre neuronas, transmitiendo el impulso nervioso. Al disminuir su presencia en determinadas áreas del cerebro, serían las responsables del defecto de atención.
Actualmente, a través de pruebas computarizadas, puede estudiarse mejor el nivel de atención en estos chicos y determinar el grado en que se encuentra afectado. Del mismo modo que para la dislexia, ello facilita su manejo psicológico y el tratamiento de rehabilitación.
Los intrincados secretos del cerebro
Desde la cultura griega, con el inicio de la medicina científica se planteó la estrecha relación que existía entre el cuerpo humano, su psiquismo y sus emociones. Se había considerado distintas zonas del cuerpo como referentes para expresiones de la vida psíquica, emocional y temperamental; por ejemplo, la valentía se refería al corazón y el razonamiento al cerebro.
Desde cuatrocientos años antes de nuestra era, el planteo de Hipócrates que relacionaba la capacidad de razonar estrechamente vinculada a la función cerebral, se mantuvo hasta nuestros días, pero sus presunciones no evolucionaron hasta bien avanzado el siglo XIX, ni se confirmaron hasta el siglo XX.
En el siglo XIX, cuando aumentó la investigación anátomo-clínica, se incrementó también la correlación entre la función psicológica alterada con una lesión anatómica, estructural del cerebro. Por ejemplo, se estableció que los trastornos en el lenguaje (o afasias), correspondían a la lesión en un área específica del cerebro (área de Broca) vinculada al lenguaje: en un sector anterior para la expresión, y en otro sector posterior para la comprensión de la palabra.
Al inicio, el estudio anatómico - estructural del cerebro sólo se podía llevar a cabo a través de la autopsia cuando fallecía el enfermo.
Sólo entonces se podía establecer el tipo de lesión, su localización y su extensión, para evaluarla en relación con el trastorno que producía.
Este fue el primer método de la Neuropsicología Científica, que utilizó Broca en 1861, para estudiar un caso de afasia en la ciudad de París.
Actualmente, esta zona del cerebro en la que se encuentra representada la capacidad del lenguaje se sigue denominando "área de Broca"; corresponde a la zona que se encuentra por delante de la cisura de Rolando y es identificada como "área 4 del cerebro".
Más adelante se produjo un nuevo avance en la investigación con el aporte de un autor soviético A. R. Luria, que brindó el primer modelo de funcionamiento cerebral en relación con las diversas funciones psicológicas.
A mediados del siglo XX fue decisivo para la investigación y la clínica, el aporte de la Tomografía Computada y la Resonancia Nuclear Magnética Funcional.
Estas tecnologías, llamadas "imagenológicas" permitieron a la Neuropsicología visualizar las "áreas activadas" del cerebro, a través de la captación de sustancias radioactivas "marcadoras". La correlación de la función con el área "activada" permitió mejorar el diagnóstico y valorar mejor la rehabilitación.
EVOLUCION
Las neurociencias abordan el interesante tema que plantea la articulación de lo material con lo inmaterial, la mente y el psiquismo con el cerebro.
Al inicio de su desarrollo las disciplinas neurobiológicas concentraron sus estudios en los adultos y en la relación anátomo-clínica, que permitía referir las funciones clínicamente alteradas.
Luego se estudió el cerebro y sus funciones durante su maduración y desarrollo, incluso desde la vida intrauterina.
En esta segunda etapa la Neuropsicología se inició como disciplina infantil y se nutrió del aporte de la Psicología Infantil, y de las teorías contemporáneas en torno al desarrollo cerebral.
A partir de entonces la Neuropsicología modificó el perfil de su aplicación pues ya no se dedicó sólo a estudiar la pérdida de funciones cerebrales (en adultos), sino que desarrolló el control de alteraciones ocurridas en la maduración del cerebro (en los niños).