La crisis del ex Banco Comercial resultó más vieja de lo esperado

| La historia comienza en Argentina a finales del gobierno del presidente Raúl Alfonsín. El ex ministro de Economía revela partos, entretelones y próximos pasos de un famoso pleito

MIGUEL CARBAJAL

Los miles de eurobonistas que invirtieron sus ahorros en esos títulos a finales de los Noventa, cuando todavía la situación económica lucía estable y segura, no sabían que el Banco Comercial, entonces prestigiado por tres socios de talla internacional, ya andaba en problemas desde 1987. ¿Nadie le avisó a esa gente que el Comercial era un banco a la deriva? Y lo fue durante más de una década sin que los controles estatales ni el corporativismo gremial dijera una sola palabra de alerta. Una entrevista con el Dr. Ignacio de Posadas, representante de más de mil damnificados en el pleito contra los accionistas y Directores del Comercial y sus tres socios extranjeros aclara varios puntos de interés.

—De Posadas, ¿cómo operaba el grupo bancario?

—El grupo estaba formado por el J. P. Morgan, el Credit Swisse y el Dresdner Bank. Y los Röhm. A través de una sociedad panameña que se llamaba San Luis Financial ellos eran dueños directos en la Argentina del Banco General de Negocios, del Nuevo Banco de Santa Fe; y en Uruguay del Banco Comercial. E indirectamente, a través del San Luis, de un bank off shore que se llamaba Compañía General de Negocios, y de una Sociedad de Curazao que se denominaba Comercial Invesment, que era un satélite del Comercial. Ese era el esqueleto central.

—¿Cuándo se originan sus problemas?

—En la Argentina. Ahora parece claro que los primeros problemas se remontan a los últimos años de Alfonsín. Eso se agrava en los años de las medidas tan drásticas de Cavallo, cuando forzó a los bancos a tomar papeles argentinos para que financiaran el Estado.

—Ahí empiezan los famosos agujeros negros.

—Podría decirse. Utilizan primero los fondos que estaban en la Compañía General de Negocios, que era un banco off shore y por lo tanto operaba con no residentes y captaba capitales argentinos que luego recolocaban en el Banco Central de Negocios en la propia Argentina. O sea que el cliente que quería salir de ese país para escaparse del riesgo local sin saberlo terminaba con su plata en la Argentina.

—¿Esa especie de traspaso se hacía con conocimiento de los bancos extranjeros?

—La hacía la Compañía General de Negocios con conocimiento del grupo entero.

—Y empezó la calesita.

—Claro. A medida que el agujero se agrandaba en el Banco Central utilizaban fondos de la Compañía General de Negocios. Le pasaban las carteras pesadas del Banco a la Sociedad, además. Eran créditos incobrables que se los cedían primero a una compañía off shore panameña por el valor nominal y seguían con el maquillaje. Cuando no fue suficiente echaron manos a dos cosas más: el Banco Comercial colocaba parte de su plata en comprar papeles, bonos y hacía esas operaciones a través de la mesa del Banco General de Negocios. El grupo unificaba la compra de papeles en la Argentina. Entonces también para tapar agujeros empezaron a emitir custodias. Vendían los papeles y le mandaban al Comercial la custodia de lo que no tenían. Y luego está el episodio del ING del Uruguay, que luego compró el Comercial. El ING tenía un holding en Curazao para la colocación de los fondos en Amsterdam. Cuando el ING se vendió el Comercial abrió el Comercial Invesment en Curazao para hacer lo mismo, sólo que después también empezó a vender esas colocaciones.

—¿Cuándo revienta?

—En febrero del 2001 acaece un episodio misterioso. El grupo se reunía en diferentes países varias veces al año. Antes, hay que aclarar, tanto en el Banco General de Negocios como en el Comercial los directorios eran integrados por los Röhm y por los representantes de los tres bancos extranjeros. La primera línea estaba en el Directorio del Banco General y la segunda en el Comercial. No eran ni porteros ni auxiliares contables. Eran los tipos top. La reunión del 2001 se hacía en Zurich. Ahí se produce la detención de Carlos Röhm, cuando lo bajan del avión. Igual se hizo la reunión y al día siguiente el otro Röhm, José (el fugitivo) le dice a sus socios que su hermano le comentó que había un faltante inicial de cerca de 120 millones, que Carlos tenía una solución para eso pero que su detención complicaba las cosas. Y se genera el caos.

—Y surgen las tres posiciones.

—Claro. La de los bancos extranjeros, que dicen no saber nada y que los engañaron los Röhm. La de Carlos Röhm, preso en la Argentina, que dice que ciertamente él es responsable pero que los bancos sabían. Y nosotros que sostenemos que eso no puede haber ocurrido sin que los bancos no lo supieran. Y si no lo sabían —que lo sabían— son igualmente responsables. Doblemente responsables. Ante los accionistas por ser directores del Comercial y del Banco General de Negocios. Y ante los accionistas de sus propios bancos por mal ejercicio del mandato.

—No podían estar distraídos y tampoco ser negligentes.

—Son banqueros, no dentistas en torno a una colocación. Tenían jefe de información, sabían quiénes eran los gerentes, podían preguntar, leer un balance, sabían cómo se manejaban los bancos y lo que sucedía en la Argentina. Y conocían las demás compañías. Conocían el San Luis y el Comercial Invesment de Curazao, que funcionaban como sociedades irregulares. Eran extranjeras, no inscriptas, no reguladas por el Uruguay, que no pagaban impuestos. En el caso de las sociedades irregulares la ley dice que los accionistas son solidariamente responsables. Para no hablar de los nombres de los bancos extranjeros estampados en todas las emisiones de los eurobonos.

—Era como estampar las huellas digitales.

—Eso.

—Fiscales del Estado de Nueva York que investigan ahora el tema. El Estado uruguayo que también inició acciones. ¿Eso suma o resta?

—Suma. Acciones contra los bancos extranjeros, con un patrimonio visible, y contra los Röhm, más ocultos. Ante la justicia uruguaya.

—¿Y después?

—Cuando lleguemos a buen fin ejecutaremos la sentencia en los países de origen. Si los bancos no las cumplen, no las pagan, ejecutaremos donde tienen bienes.

—Antes negociarán.

—Puede ser.

—¿Qué pasa con el embargo que trabaron?

—Tenemos trabado un embargo preventivo sobre los 100 millones que en su momento los tres bancos extranjeros dieron al Comercial para atajar la corrida. La Jueza de 1er. Turno falló a favor nuestro. La contraparte recurrió y ahora está en manos del Tribunal de Apelaciones.

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