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Investigan presunto asesino serial de seis personas trans

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Operativo policial en La Aguada. Foto: El País

JUSTICIA

La indagatoria comenzó en 2012; ayer hubo actuaciones en un juzgado.

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En las primeras páginas del expediente judicial iniciado en 2012 por la entonces jueza del caso, Blanca Rieiro, se lee: “Se debe investigar la posibilidad de que un asesino serial esté detrás de estos asesinatos”.

Entre setiembre de 2011 y setiembre de 2012, fueron asesinadas -y sus cuerpos mutilados- por lo menos seis personas trans, según informes entregados a la Justicia por un equipo liderado por el perito Robert Parrado. El último informe data de 2018.

En un principio, la Policía barajó una decena de casos. Luego, por los móviles y el padrón de los crímenes, quedaron en seis, según Parrado. El Colectivo Trans del Uruguay (CTU) dice que los casos fueron siete y que siguen sin aclararse.

Ayer hubo actuaciones por este expediente en el Juzgado Penal de 25° Turno, cuya titular es la jueza María Noel Tornarelli, según informaron funcionarios judiciales a El País. No trascendió en qué consistieron dichas actuaciones.

El 25 de junio pasado, la fiscal del caso, Silvia Gari, pidió a la magistrada que la Oficina Actuaria del Juzgado informase cuáles de las medidas solicitadas por el perito Robert Parrado quedaron cumplidas por la Policía y cuáles están pendientes.

Según el expediente, la fiscal Gari pidió a Tornarelli que se cite a Parrado para que declare respecto a si las medidas cumplidas le aportan nuevos elementos a investigar y si le parece necesario cumplir con las pendientes o no, teniendo en cuenta la información aportada por el director de Homicidios Complejos, comisario Germán Suárez. “Que Parrado declare si comparte la conclusión de dicho comisario”, dice la petición de la fiscal Gari.

La Fiscalía también planteó a la jueza Tornarelli que además se cite a declarar al comisario Suárez para que testifique si, a pesar de su conclusión sobre los crímenes, “existió algún avance en la instrucción (investigación), si se avizora alguno o si ya ha dejado de trabajar en la misma”.

Para Suárez, el matador de las transexuales y de una prostituta mujer en el Buceo sería “el último asesino serial” del país y se habría suicidado en el Hospital Vilardebó tras ser capturado por el crimen de la meretriz.

Suárez, en su investigación, concluyó que los asesinatos de las personas trans tenían un denominador común: el lugar del disparo en el cuerpo de la víctima, la utilización de una pistola calibre 22 y la eliminación de los genitales cortándolos o quemándolos con fuego.

A fines de octubre de 2012, el matador de la meretriz envió varios mensajes de texto a los familiares de la trabajadora sexual en tono morboso con el propio celular de la víctima. En uno de ellos señaló: “No era la primera vez que lo hacía (matar) No voy a ser tan estúpido como Pablo Goncalvez”. La Policía concluyó que, por sus fobias, el asesino engañaba a las personas trans para llevarlas a un lugar apartado y luego las mataba sin mantener relaciones sexuales con sus víctimas.

Consultado por El País, Parrado sostuvo que el expediente ha avanzado y evolucionado gracias al impulso de la jueza y de la fiscal. “Tenemos esperanzas de que otras personas aporten información para llegar a la verdad y aclarar los hechos que tienen siete años. La investigación continúa. Está en pleno proceso”, dijo en alusión a que el caso aún no está aclarado.

Efectivos de la Policía Científica trabajan en la zapatería donde fue herido un agente de 40 años.
Los asesinatos tienen un denominador común: el lugar del disparo en el cuerpo de la víctima. Foto: Fernando Ponzetto

Parrado, psicólogo y licenciado en Seguridad, consideró que el expediente nunca estuvo parado y dejó entrever que discrepa con la visión policial

“Mi aporte es profesional, como psicólogo y experto en seguridad pública”, insistió.

La teoría de Colette Spinetti, directora Nacional del Colectivo Trans del Uruguay (CTU), es que los homicidios se detuvieron porque el crimen de Kiara, ocurrido en 2012, se hizo público. “Ella era la única víctima que tenía familia. Nuestra teoría era que se trataba de un asesino serial o un grupo de asesinos”, dijo Colette a El País.

Colette se contactó con autoridades y éstas le transmitieron que esa era una de las hipótesis de la Justicia. En 2018, Colette dio su versión sobre los crímenes en el Juzgado. “Fui a declarar porque quiero que se haga justicia. La investigación tiene que seguir. Ello sería reivindicar los derechos de las personas trans y de mujeres asesinadas por un decreto social que las obliga al trabajo sexual, lo cual las expone a la violencia y a la noche”.

Los crímenes que sacudieron a la comunidad trans de Uruguay

En noviembre de 2011 ocurrieron dos agresiones a personas trans en el Parque Roosevelt. Una de ellas recibió un impacto de bala en el estómago y sobrevivió al ataque. A los enfermeros del Hospital de Clínicas les transmitió que conocía al agresor y advirtió que se iba a vengar cuando se recuperara. Pero falleció por una infección hospitalaria poco después. La otra víctima pereció por los disparos.

Según el Colectivo Trans del Uruguay (CTU), a la lista habría que agregar la muerte de “la Pochito” ocurrida en diciembre de 2011 en el barrio “Los Bulevares”. Como no fue en su lugar de trabajo, el crimen no se incluye en la lista de los casos que investiga el Juzgado Penal de 25° Turno.

En abril de 2012, el cuerpo de una persona trans conocida como Casandra, fue encontrado contra un árbol en Paraguay y Lima. Cinco meses más tarde, se halló el cuerpo de Kiari en la zona del Prado, cerca de camino Castro.

El canario, la jaula abierta y el rapiñero

El 27 de abril de 2016, dos días antes de jubilarse, el entonces juez penal Homero da Costa, transmitió a un cronista judicial que la perspicacia es clave para la labor policial. Según el magistrado, a principios del 2000 ocurrió un homicidio de un hombre en La Comercial con el objetivo de robo. El investigador del caso era el comisario Germán Suárez. “El comisario entró en la casa de la víctima. Vio que había una jaula de un canario con la puerta abierta. Me dijo: “Doctor, el homicida es un ex preso”. Me solicitó que pidiera a Cárceles una lista de los reclusos liberados que vivan en la zona. Así descubrimos al asesino”, contó.

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