Por Pablo Méndez
"¿Andás vos en el 249?”, le preguntaron al conductor del ómnibus de Coetc que había embestido hacía unos minutos a Ezequiel (18) y le había quitado la vida. El chofer aseguró que esa pregunta, que le hizo un funcionario de la empresa desde el otro lado de la línea, le quedó grabada en su mente “para siempre”, porque entonces supo -esa es su versión- que había estado involucrado en un accidente. Más tarde, que este había sido mortal.
El hombre colgó el celular y, con esa pesada información, no pudo manejar más que unos metros porque debió detener el ómnibus para vomitar “de los nervios” en un lugar cercano al Antel Arena.
Lo anterior es parte de la declaración del chofer ante la fiscal a cargo del caso, Sabrina Flores, quien busca determinar responsabilidades sobre un siniestro que generó movilizaciones con pedido de justicia.
Todo se remonta al pasado 7 de enero, cuando la víctima esperaba sobre la calle Aparicio Saravia para cruzar las dos vías de Coronel Raíz. De un momento a otro las cámaras muestran al ómnibus doblar y a continuación el trágico desenlace.
Polémica
El principal debate en torno al caso refiere a si el conductor dobló de forma imprudente, si pudo percibir el impacto y si se fugó del lugar de los hechos. En este sentido, en la declaración a la que accedió El País, el chofer en calidad de emplazado, detalló que previo al accidente se bajaron unas 10 personas en la última parada del recorrido habitual.
“(Luego) yo estoy parado y espero la verde, cuando me habilita doblé a la izquierda y me fui (....) Vi que no venía nada y doblé”.
Consultado sobre si estaba habilitado para virar, reconoció que ahí no podía hacerlo ya que un cartel lo explicita.
Sobre ese momento, detalló que la luz “estaba verde”, que no manipulaba su celular y que la radio en el ómnibus mantenía el “mismo volumen” de siempre.
Pero la tesis del chofer es que no percibió ningún impacto. Dijo además que la amortiguación del ómnibus tiene “vejigas de aire, lo que hace que el ómnibus siempre esté con una estabilidad”. Este hecho, según el indagado, habría permitido silenciar la colisión con el cuerpo.
Fuera de esto y ante la posibilidad de que se haya fugado luego del choque, el hombre subrayó que supo sobre el accidente y el fallecimiento cuando llegó al lugar del accidente. Afirmó que ante la llamada de la funcionaria -la que luego lo hizo vomitar- no tenía el menor indicio de nada. Y que de inmediato fue a la central de la cooperativa desde donde lo llevaron al sitio de la tragedia, en el barrio Peñarol. “No sabía nada de que alguien había fallecido, me lo dijo el chofer (que lo llevó al lugar) sin querer”.
Y se preguntó: “¿A dónde me voy a esconder con un ómnibus que había bajado 10 personas, tiene carteles, números. (...) Me ha pasado que me habilita la verde, veo un peatón que duda y enseguida el pie (en el pedal del freno)”.
Disculpas
Sobre el final de su interrogatorio agregó entre lagrimas un pedido de disculpas a la familia de la víctima. “En ningún momento les quise hacer daño. Sería incapaz. Preferiría estar yo en el lugar de él, pero no puedo ir hacia atrás”.
El hombre aseguró que está en tratamiento psiquiátrico por las secuelas del siniestro.
Lourdes, la madre del joven fallecido, insiste con su postura de que el chofer debe ir a prisión. “Es un profesional y lo que hizo no quiero que se lo haga a nadie más”, dijo la mujer.
La madre de la víctima ha seguido el caso muy de cerca: ha leído todos los informes que le acercaron, ha hecho el recorrido del ómnibus y consultado a conductores allegados. Estos últimos le han explicado que “no es posible” que el conductor no vea o no sienta el impacto de un accidente así. Esto y las declaraciones del emplazado la llevan a concluir que “su declaración está muy coordinada por sus abogados” y aunque sabe que el hombre no quiso matar, cometió un error muy grave. “Indigna que se llevó a un ser humano por ahorrarse una cuadra”, sentenció Lourdes.