Sebastián Cabrera
La enorme sala de lectura de la Biblioteca Nacional se inundó y está clausurada desde hace más de tres semanas. El salón de actos tampoco funciona: allí falla la instalación eléctrica. Sólo está bien una de cuatro máquinas que leen microfilm.
Hoy la Biblioteca Nacional pide auxilio a gritos. "Tenemos problemas serios", admitió a El País el director de la biblioteca, Tomas de Mattos. El escritor tiene por qué preocuparse.
El sábado 14 de abril la biblioteca fue escenario de un hecho poco habitual: los funcionarios quedaron perplejos cuando vieron cómo la tradicional sala General Artigas se inundaba poco a poco con aguas servidas que venían de los baños, donde se desbordaron las cañerías. Dentro de la sala había unas 30 personas, mientras en la calle llovía a mares. El agua empezó a correr y a cubrir la moquette de la histórica sala. "Al principio la gente no se daba cuenta, pero después hubo que sacarla. Había un olor a caño brutal y nadaba la materia fecal", contó una funcionaria que estaba encargada de la sala en ese momento.
Algunos usuarios terminaron arremangándose los pantalones y la dirección de la biblioteca llamó de urgencia a una empresa sanitaria. La sala quedó clausurada. Algunas oficinas cercanas también se vieron afectadas. A los pocos días, con otra fuerte lluvia, el lugar volvió a inundarse.
Al desagotar los caños, fue encontrada una camisa que tapaba un inodoro del baño de hombres. "No sabemos a quién se le puede haber ocurrido poner eso dentro de un inodoro. Esa probablemente fue la causa (de la inundación), sumado a las grandes lluvias", explicó De Mattos. Debido a la antigüedad del edificio, la cámara séptica "es de reducido tamaño para el volumen de lluvia que hubo" y los caños de desagüe no están bien, dijo el director.
La vicepresidenta del sindicato, Ana Pioli, fue más directa: "La red cloacal es muy vieja, caen dos gotas y se inunda. Ahora es imposible habilitar la sala, llena de microbios".
De hecho, pasaron varias semanas y la sala sigue cerrada: ha habido demoras en las tareas de puesta a punto. La moquette fue sacada, ahora se deberá pulir el piso y limpiar a fondo el lugar, antes de habilitarlo otra vez al público. De Mattos afirmó que se trabaja con "máxima urgencia" y que "muy pronto" se rehabilitará la sala. "Pero ya aprendí que en la administración pública es difícil hablar de plazos", aclaró.
SOLEDAD. Hoy impresiona ver el enorme salón vacío y casi sin sillas, pero con el silencio sepulcral de siempre. Como en otras partes de edificio, hay un fuerte olor a humedad.
Los usuarios leen en una sala que ocupa prácticamente un tercio del tamaño de la original. En determinadas "horas pico" hay "cierto hacinamiento" en el salón, admitió De Mattos. No es el único problema: allí hay tubo lux y, cuando el sol cae, la iluminación es muy mala, admiten los funcionarios. Además, el sitio es abierto y por lo tanto muy ruidoso para un lugar de lectura. "Hay gente que no viene más a leer por este problema. Muchos nos llaman cada poco tiempo para ver si reabrió la sala de siempre", explicó una empleada. El frente de la Biblioteca Nacional también está en mal estado. Hay pintadas ("Liberar a obreros gráficos", dice una) y la fachada está cubierta de afiches publicitarios. Entre los anuncios que estropean el frente, hay avisos de conciertos de rock (uno anuncia el recital de "Yoghurt y los Cocineros del Ácido", por ejemplo) y hay un aviso de una obra de la Comedia Nacional, "La vida es un sueño".
PRIORIDADES. La Biblioteca espera desde diciembre de 2005 por distintas refacciones encomendadas al Ministerio de Transporte y Obras Públicas. "Pero ellos no tenían personal técnico suficiente para solucionar el tema y por eso se demoró", apuntó De Mattos. "Así como la Biblioteca Nacional tiene problemas, hay problemas en las escuelas, los liceos, los hospitales y Transporte se vio absolutamente desbordado por las demandas", agregó. Como si esto fuera poco, algunas obras habían sido concedidas a una empresa pero el contrato fue rescindido por incumplimientos: "De seis trabajadores venían dos y todo así".
En los hechos existe "refuerzo de rubro" para reformas edilicias y hace poco tiempo se iniciaron las tareas. Ya se pintó la sala José Pedro Varela, donde se hacen los actos, y ahora se comenzará con refacciones eléctricas y en los baños.
Mientras el sindicato denuncia que hoy la situación está peor que antes, De Mattos entiende que el estado es malo desde hace "20 o 30" años, cuando se realizó un recorte presupuestal. "Desde esa época no existe mantenimiento. Y no vi a un sindicato que se preocupara por la situación del edificio en todos los años en que fui usuario de la biblioteca", se quejó.
Transitorio: La actual sala de lectura es pequeña, ruidosa y tiene mala iluminación
Tomás De Mattos: "Me duele la denuncia pública"
Para el gremio la situación es peor que con otros gobiernos
Las denuncias por el mal estado de la Biblioteca Nacional fueron realizadas por su asociación de funcionarios, que en un comunicado público calificó la situación de "catastrófica". El director Tomás De Mattos dice que buena parte de las denuncias son "ciertas". Pero aclaró: "Me duele la denuncia pública. Me hubiera gustado que hubieran tenido la misma sensibilidad con otras administraciones. Yo siempre he tratado de mantener con ellos el mejor diálogo posible".
De Mattos indicó que el sindicato se retiró hace dos semanas del diálogo y comenzó con una serie de reivindicaciones "injustificadas" en torno a la Rendición de Cuentas, junto a los demás gremios del Ministerio de Educación y Cultura.
Los directivos de la asociación afirman que se ha "retrocedido" con respecto al período pasado. "Los problemas se vienen arrastrando desde hace tiempo pero ahora no da para más. Hay un abandono del instituto: no hay pintura, no hay instalación eléctrica correcta. No es la primera vez que hacemos estas denuncias", afirmó la vicepresidenta Ana Pioli.
Una diferencia entre el sindicato y la dirección es que los trabajadores afirman que en la biblioteca se ven "plagas de todo tipo", como ratas y cucarachas. Dicen que la situación "se ha agudizado", mientras De Mattos afirma que "se cerró la cloaca" y que "es un tema que está absolutamente magnificado por el gremio".
El sindicato denuncia que la limpieza funciona mal, que hay problemas de espacio y que falta personal. "El promedio de edad es demasiado grande, cerca de los 50 años. Hace poco ingresaron once becarios. Pero hay 134 trabajadores y menos de 30 bibliotecólogos", afirmó Pioli. "El primer responsable de esta situación es la autoridad ministerial. Con la dirección nosotros hablamos pero de todas maneras no obtenemos respuesta. Si de más arriba no hay interés, no podemos seguir", agregó. Este mediodía todos los sindicatos del MEC harán una marcha que pasará por la sede del Ministerio de Trabajo y también del propio MEC. El miércoles 23 se sumarán al paro de 24 horas de COFE.
Los problemas de la Nacional
1. La sala de lectura está clausurada
La sala general de lectura está inhabilitada desde hace varias semanas por la inundación. Un corredor está "impresentable", admitió Tomás de Mattos. El funcionario dice, de todos modos, que en otras épocas hubo problemas similares por fuertes lluvias. Los funcionarios, en cambio, afirman que hace mucho que no veían una situación de este tipo.
2. No tienen dónde poner los diarios
Falta espacio. Además de los ejemplares microfilmados, la Biblioteca Nacional posee la colección absolutamente completa de muchos diarios. "No tiene sentido tener el original en la biblioteca, pero tampoco lo podemos descartar", afirmó De Mattos. Por eso, se precisan 300 metros cuadrados de espacio en otro lugar y la dirección hace gestiones para "reubicarlos". El tema está en vías de solución.
3. Problemas con máquinas que microfilman
De las cuatro máquinas que hay para lectura de microfilm, hoy sólo funciona una. "Yo pregunto por qué se ha esperado hasta ahora, que funciona una sola, y no se pidió reparar las demás. Cuando me enteré del problema, ya estaba así", dijo De Mattos. Hace poco la dirección de la Biblioteca Nacional inició las correspondientes gestiones para reparar las máquinas.
4. No hay salón para los actos
Por problemas con la instalación eléctrica, está inhabilitada la Sala José Pedro Varela. "No tenemos la principal sala disponible para los actos hasta que se hagan algunos trabajos", afirmó. El tema también está en trámite. La biblioteca tampoco dispone del auditorio Vaz Ferreira: "Se encuentra en plena reforma por muy mal estado".
5. Marginales viven en la biblioteca
Otro problema es la gente que "vive y duerme" en el mismo frente de la biblioteca. Según De Mattos eso se produce desde el año 1978. La fachada del edificio también se encuentra en un estado verdaderamente calamitoso, repleto de afiches y también algunas pintadas.
6. Censo Nacional de Bibliotecas
El primer Censo Nacional de Bibliotecas fue dado a conocer a comienzos de 2007. Fueron relevadas 396 de 690 bibliotecas, incluyendo públicas y privadas. El 53,3% se encuentra en buen estado, el 61% no tiene problemas de humedad y la iluminación es buena en el 77% de los casos. Pero no todo es óptimo: el 68,7% no dispone de sistema de seguridad, el 49% no cuenta con extintores de incendio y ocho de diez no disponen de mecanismos para controlar el acceso de usuarios.