Lo que la familia esperaba desde hace días y sobre todo deseaba Ghiggia se hizo realidad en la noche de ayer. A las 21 horas ya estaba en su hogar, disfrutando un plato de hígado encebollado preparado por su esposa Beatriz Masui.
El campeón de Maracaná y autor del segundo gol uruguayo contra Brasil que definió el partido y consagró a los celestes como los mejores del mundo, estuvo internado 37 días en Médica Uruguaya, casi un mes en CTI, después del accidente de tránsito que sufrió el 13 de junio en la Ruta 5, mientras conducía su Renault Clío.
Después del alta médica, que ya estaba definida desde el pasado lunes, justamente un 16 de julio, mientras autoridades de la AUF homenajeaban a los familiares de los protagonistas de la mayor hazaña de la historia del fútbol internacional, restaba ajustar algunos detalles antes de proceder al traslado del paciente hacia su hogar.
Sobre todo, era imprescindible conseguir el equipamiento clínico que hará posible una internación domiciliaria que demandará casi tres meses. Esto último se concretó el pasado jueves, cuando la empresa Pablo Ferrando cedió a la familia Ghiggia, y transportó por su cuenta hasta Las Piedras, una cama con soporte para sábanas y un colchón antiéscaras.
Julio Leguizamo, el gerente general de Pablo Ferrando, dijo a El País que el préstamo no tiene plazo, "tendrá todo el tiempo que lo necesite". Por otra parte, agregó que ya se pusieron a disposición para asistir a la familia en caso de que más adelante precisen una silla de ruedas o bastones.
Beatriz Masui, la esposa de Alcides Edgardo Ghiggia, no sólo comentó a El País su agradecimiento a la casa Pablo Ferrando sino también expresó que todo lo que le proporcionaron "está impecable, a estrenar".
El pasado lunes, a pesar de que Ghiggia conocía la noticia del alta, no estaba tan reconfortado como ayer.
-Hoy sí, Alcides, ¡vuelve a su casa!
-Lo que estaba esperando, es otra cosa, acá uno se aburre. Además, yo puedo comer de todo, no tengo diabetes, presión, nada. El otro día tuve que pedir que me trajeran sal.
-Y va a tener un mes para entretenerse, con los juegos olímpicos.
-Los voy a ver, claro. Como vi las prácticas de Uruguay. Me gustó contra Chile.
-¿Vio los goles de Francescoli en el amistoso de los otros días?
-Qué goles...! Ese de tijera!
-A los 50 años podría jugar un rato en el fútbol uruguayo. Usted jugó hasta los 40 y pico ¿no?
-Hasta los 43, ahí dejé todo. Terminé jugando en Danubio.
-Cuénteme una cosa que en las grabaciones del partido con Brasil -en blanco y negro- no se nota: ¿en la cancha de Maracaná había césped?
-Sí, tenía... una cancha espectacular.
-Después, acá en Uruguay, a usted lo expulsaron en un clásico.
-No se podía hablar, como ahora. Me suspendieron, y ahí salió el pase a Italia, a la Roma.
-El clásico allá es contra Lazio. ¿Cuál era Peñarol y cuál Nacional?
-Peñarol: Roma
-Usted podría haber estado en el mundial del ´54. ¿Qué pasó?
-Por esa época no se llamaba a los jugadores que estaban afuera.
-Se ha dicho que por su apellido tiene ascendencia suiza. ¿No es italiano?
-Lo que pasa es que viene de Piamonte, cerca de Suiza.