Escándalo en el rugby juvenil conduce a renuncias y arrestos

| El cuerpo técnico fue sustituido luego de una denuncia de jugadores y familiares del Carrasco Polo

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El cuerpo técnico de la selección juvenil de rugby de Uruguay fue relevado tres días antes del comienzo del campeonato Sudamericano y un mes y medio antes del Mundial B de la categoría, que se realizará en Sudáfrica.

Una denuncia de malos tratos en un campamento de entrenamiento, firmada por seis jugadores del club Carrasco Polo, los padres de algunos de ellos y dirigentes de la institución, condujo a la renuncia del director técnico y el preparador físico de los Teritos.

Ricardo Covella y Guillermo Storace son los nuevos técnicos y Raúl Caviglia el manager.

La carta resume los acontecimientos de la jornada, que miembros de la subcomisión de rugby del club consideraron humillantes e indignantes.

El sábado 5 de febrero los 35 jugadores preseleccionados para la selección sub 19 de rugby, Los Teritos, fueron recogidos por un ómnibus en distintos puntos de Montevideo. Iban a Soriano, supuestamente a un día de campo para reafirmar el sentimiento grupal.

Las cosas fueron muy distintas, según la carta de los denunciantes.

Una vez en el ómnibus, y sin ningún integrante del cuerpo técnico, una persona con vestimenta militar subió al coche antes de salir de Montevideo, en los accesos.

Se identificó como el cabo Ferrando. "Llevaba consigo un arma blanca y un cuchillo", relata la carta redactada por los denunciantes. En el trayecto hizo referencias burlonas al status social de los jugadores (casi todos de Carrasco y Pocitos).

En Soriano los esperaba el entrenador del seleccionado juvenil, el preparador físico y otro militar, el cabo Tomás Lima.

El día de campo, afirman los denunciantes, se transformó en una jornada de ejercicios conducida con rigor militar que incluyó tareas pesadas y castigos.

El técnico filmó el "entrenamiento" para entregarles videos a los muchachos, aunque se les exigió guardar secreto sobre las actividades del fin de semana. A los padres de algunos de los jugadores, así como a dirigentes del club, no les hizo ninguna gracia lo que vieron en el video.

"Si lo ves desde afuera parece que fue horrible, y más desde el punto de vista del padre de un menor de edad, pero no fue una tortura espantosa y ahora algunas cosas me parecen graciosas", relativizó Federico Acquistapace (19), uno de los jugadores. Acquistapace dijo que lo que le molestó —y se lo dijo al técnico— fue "que no veía cómo se aplicaba al desempeño de un deportista".

"Desde que llegamos (a las 10 de la mañana) hasta las 4 o 5 de la madrugada fueron gritos e insultos constantes", contó a EL País Mario Sagario (18) uno de los jugado- res más disconformes por la iniciativa. Sagario dice que pasaron hambre y frío.

En todo momento había una campana, y el que quería abandonar sólo tenía que hacerla sonar, al estilo Demi Moore en la pelicula Hasta el límite (G.I. Jane). El campanazo no representaba renunciar al entrenamiento sino a la selección, a seis meses de preparación y a la ilusión de representar a Uruguay en un Sudamericano y un Mundial.

Lo peor de todo —coinciden los jugadores— fue que los obligaron a meterse en un baño de ovejas: "había bosta, olor a remedios y después que estábamos ahí adentro nos dijeron que metiéramos la cabeza abajo del agua; si a alguien le parece que no es para tanto", relató Sagario. Fuentes de la Armada confirmaron que Ferrando y Lima integran los cuadros de Prefectura, y que el preparador físico es oficial de reserva con el grado de alférez.

Los dos cabos fueron arrestados ayer, por salir del departamento de Montevideo sin autorización. El presidente de la Unión de Rugby del Uruguay (URU), Antonio Vizintin, dijo a El País que los responsa- bles técnicos renunciaron porque "entendieron que se habían equi-vocado".

El técnico reconoció que fue un error no haber llevado un médico, máxime teniendo en cuenta que a uno de los integrantes del plantel, Nicanor Puppo (jugador de Carrasco Polo) le habían practicado un cateterismo el 12 de enero.

También dijo que el baño de ovejas no le gustó y fue quien interrumpió esa actividad.

El médico del plantel, Gonzalo Rodríguez, se había opuesto a una jornada de esas características. Los responsables resolvieron viajar a Soriano sin médico. Vizintin —sobreviviente de la tragedia de los Andes— dijo que el técnico se salteó jerarquías al elaborar en secreto la jornada de supervivencia: no avisó al equipo médico, ni a las comisiones de alta competencia y de preparación física, tampoco a la directiva de la URU y no informó a los muchachos ni a sus padres sobre las características de la actividad. Aun así, el presidente de la URU justificó "la buena intención de realzar el compañerismo, la unidad, la solidaridad, el liderazgo y el esfuerzo".

"A mí me parece que con todo lo que pasó el grupo está dividido, yo me siento cada vez más lejos de la selección y no sé qué hacer, mi padre me aconsejó que no vaya. Yo fui a un mundial el año pasado, no hicimos nada de esto y fue uno de los grupos más unidos que vi", dijo Mario Sagario.

El capitán del seleccionado, Martín Crosa (19 años, jugador de Old Boys) valoró positivamente la experiencia.

El titular de la URU aseguró que: "este tipo de cosas se van a seguir haciendo en forma organizada. No somos pioneros en el entrenamiento de esfuerzo y la jornada de supervivencia: lo hizo Pucarú, Argentina, Sudáfrica (ver notas aparte) porque fomentan la solidaridad y el espíritu de grupo, que se necesitan mucho en un mundial".

La madre de Nicanor Puppo dijo que a los chicos les mintieron porque no sabían qué era lo que estaba planificado.

"Hubo cosas buenas, cosas malas y otras opinables", indicó Vizintin: "hay mamás que se escandalizan porque a su hijo lo hacen andar entre la bosta".

Adoquines amigos para templar los músculos

El equipo de rugby Pucaru (Punta Carretas Rugby) de la primera división de Uruguay, hizo un ensayo de entrenamiento extremo el año pasado. Por iniciativa de uno de sus jugadores, el estadounidense Federico López, le solicitaron a la Armada Nacional que les prepararan un "taller de liderazgo". El propio López pagó US$ 250 por el curso, de su bolsillo.

El viernes 19 de marzo de 2004, los 30 jugadores de Pucaru llegaron al Centro de Estudios Especiales de la Armada, en el Cerro, recoge una nota del suplemento Qué Pasa de El País publicada el 15 de mayo del año pasado.

El domingo 21, al mediodía, el equipo finalizó su entrenamiento, destinado a "fortalecer el espíritu colectivo en situaciones límite".

Los jugadores estaban fundidos. Habían dormido menos de cuatro horas, en el piso, en sus tres días y dos noches de rigor castrense. Bombas de estruendo los habían despertado en el medio de la noche como anuncio de nuevos ejercicios.

Los vecinos del Cerro los habían visto subir hasta la fortaleza cargando adoquines de 12 kilos, o mochilas llenas de arena, y hasta una antigua cocina de hierro. Los rugbistas nadaron de noche en el Río de la Plata y remaron durante horas en "falúas" de la Armada, en la bahía de Montevideo.

El capitán del equipo, Luis Ara, contó en la nota de Qué Pasa que para el sábado a la noche, "ya no nos hablábamos más entre nosotros. Estábamos muy calientes y queríamos matar a los oficiales. Quizás por eso, cuando lográbamos hablarnos entre nosotros nos alentábamos, nos decíamos que faltaba poco para terminar y una vez que termináramos todo sería anecdótico". La evaluación fue positiva, según Ara: "conocimos límites de nuestro cuerpo que no conocíamos".

Entrenamiento a mano armada

Previo al Mundial de Rugby 2003, los Springboks sudafricanos y los Pumas argentinos desarrollaron campamentos de preparación con exigencias que superan los entrenamientos comunes. Los Pumas volvieron muy contentos del sur argentino, luego de tres días junto a la Agrupación de Comandos Anfibios. Superaron a soldados bien entrenados en algunos de los ejercicios que se les plantearon y el entrenador Mario Lofredda valoró que luego del ejercicio "empezó a surgir el espíritu de grupo que estamos buscando previo al Mundial"

Los Springboks sufrieron un poco más en la selva africana. Desnudos y amenazados con armas de fuego por soldados fueron obligados a lanzarse a un lago desde un helicóptero mientras escuchaban una y otra vez los himnos de sus rivales (Inglaterra, Nueva Zelanda, Australia), a dormir en la jungla. Un funcionario de la selección que reveló un video con el humillante entrenamiento se suicidó semanas después del episodio. Ni a Argentina ni a Sudáfrica les fue bien en el Mundial: los Pumas no superaron su grupo, los Springboks no llegaron a cuartos de final, por primera vez en la historia de los mundiales.

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