Elogios para Rafael Viñoly y su obra en Lincoln Center

| El reconocido arquitecto uruguayo residente en EE.UU. vuelve a descollar en Nueva York con su último trabajo

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Nueva York | AP LUIS ALONSO LUGO

El arquitecto de origen uruguayo Rafael Viñoly atribuye el "gran éxito" del complejo artístico y cultural Jazz at Lincoln Center —su proyecto más reciente en territorio estadounidense— a que "el sitio no compite con la música sino que le brinda soporte".

"El espectador y los actores, en este caso músicos, le ponen al lugar más de lo que le puso el arquitecto. No es una distracción", dijo Viñoly refiriéndose al complejo inaugurado recientemente a un costo de 128 millones de dólares y cuya concepción estuvo a cargo del jazzista Wynton Marsalis.

El New York Times comentó que "hay algo para celebrar. Al incorporar la ciudad tan directamente (a su proyecto), el diseño del señor Viñoly afirma la importancia del jazz para la vida social de Nueva York".

Durante una entrevista reciente concedida a la AP en su despacho, Viñoly explicó que tras culminar este proyecto le queda "una sensación de expectativa" porque los proyectos no terminan con la inauguración sino que más bien "recién empiezan. Los edificios se prueban con su desempeño y cómo se integran (a la comunidad). Es algo que se sabrá en los próximos años".

Viñoly nació en Uruguay en 1944 y a los 5 años emigró a Argentina donde se recibió de arquitecto y en 1978 se mudó a Estados Unidos. Actualmente tiene una empresa con oficinas en Nueva York y Londres que emplea a 170 personas. En 2003 fue finalista en el concurso convocado para la construcción del memorial del World Trade Center, en conmemoración de la tragedia del 11 de setiembre de 2001.

Durante su trayectoria de casi 40 años, Viñoly ha creado tribunales, residencias privadas, instalaciones deportivas, y complejos artísticos. También prepara dos obras en Uruguay: Parada 20, un edificio residencial de 7 pisos, y el aeropuerto internacional de Carrasco, que deberá estar listo en el 2009.

El arquitecto califica el Jazz at Lincoln Center como "muy interesante", no sólo porque se trata de "un edificio dentro de otro edificio" sino porque "no hay otro complejo artístico para jazz que haya sido concebido con la idea de cómo debería ser un lugar para jazz".

Esta edificación, que cuenta con un Salón de la Fama del Jazz y dos auditorios con capacidad para 1.200 y 550 espectadores dentro del Time Warner Center en Manhattan, "es una reivindicación de la presencia del jazz en la cultura americana como una forma artística completamente original y nativa".

"El jazz ha estado durante muchos años en salas de concierto para música clásica. En un espacio ajeno, no sólo por la formalidad del espacio sino porque el sonido es diferente", agregó el diseñador.

Viñoly explicó que el reto principal del proyecto radicaba en tratar de producir una acústica apropiada para el jazz sin contar con parámetros técnicos claros, porque Marsalis sólo dijo que buscaba obtener "un sonido dorado, que no tiene mucho rigor científico pero que todos los músicos de jazz entienden de qué se trata".

El arquitecto recordó que los auditorios de jazz suelen ser cualquier sitio disponible en que "básicamente la acústica no es un factor determinante", pero que "tienen esa cosa íntima y de gran contacto directo con los músicos, que cuando la multiplicas a 1.200 espectadores debe encontrar formas de incrementar esa intimidad".

Viñoly, cuya trayectoria llega casi a los 40 años, asegura que a su edad cualquier banquero se jubila, "pero en este oficio es al revés porque cada trabajo tarda 6 o 7 años". Precisamente la ejecución del complejo artístico duró siete años.

Al preguntarle si se siente embajador latinoamericano en la escena arquitectónica mundial, Viñoly respondió que es "muy difícil pensar que uno puede redefinirse totalmente como si toda esa tradición no estuviera detrás suyo" y agregó que prácticamente toda su percepción en este campo "está totalmente basada en lo que aprendí en América Latina, visual y conceptualmente".

Sin embargo, el diseñador aclaró que el papel de representante regional sólo le parecería positivo si "lo que hago es una prueba de que en realidad uno no necesita referirse solamente a una localidad, sino que el mundo es más diversificado y global de lo que era hace 30 o 40 años".

Viñoly dijo estar convencido de que se avecina una revalorización de la cultura latina en Estados Unidos, "tal como está ocurriendo con el jazz. Esta cultura (latina) no es central, es más periférica y, por tanto, la cultural central (anglo) la trata como secundaria. Pero creo que éste es un momento de revalorización de todo esto".

"Esta revalorización contribuye a que la gente en este tipo de actividades tenga un reconocimiento que permite a estas formas artísticas seguir evolucionando. La postergación (de este reconocimiento) no es sólo por dominación, es también por falta de una actividad interna de esos grupos culturales para que sean un poco más efectivos".

Viñoly citó como ejemplo la arquitectura brasileña durante la década de 1950, "que hace casi 50 años hizo todo lo que la arquitectura de vanguardia actual está haciendo. Pero era mucho más revolucionaria de lo que se hace hoy, con tecnologías menores".

"Esto es lamentable tanto para los que suponen estar en vanguardia como para América Latina, porque sólo contribuye al silencio del reconocimiento que la arquitectura brasileña no ha recibido", indicó.

"El problema con América Latina es que siempre tuvo muy mala prensa. Y se explica por qué. Desde el punto de vista político y sociológico es bastante joven, y sometida a presiones y proyectos políticos tremendamente inoperantes", concluyó.

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