El velo en el Senado, un agravio para musulmanes

1/1: 2008-05-23 00:00:00 720x378 ()

SEBASTIÁN CABRERA

Que se haya usado el velo en una protesta parlamentaria, como símbolo de la opresión en los países islámicos, causó malestar en la comunidad uruguaya. Se habla de agravio y de una muestra de xenofobia hacia el Islam y la mujer musulmana.

En las barras del Parlamento está prohibido gritar, patalear o aplaudir. Por eso, un grupo de treinta mujeres feministas no tuvo mejor idea el miércoles en el Senado que taparse la cabeza con un velo, o hiyab, simulando ser mujeres islámicas, para llamar la atención cuando se trataba por segunda vez en una semana el polémico proyecto de ley de cuota femenina.

¿La razón? Los parlamentos de muchos países islámicos tienen más mujeres que el uruguayo, a pesar de que allí "las mujeres tienen violentados todos sus derechos", explicó Lilián Abracinskas, una de las organizadoras de la protesta. "Nos pareció que era una buena manera de presentarnos en las barras con algo muy simbólico, que generó efecto", admitió Abracinskas, directora de Mujer y Salud en Uruguay (Mysu), organización que coordinó la protesta con la bancada femenina parlamentaria.

Se trató de una protesta creativa frente a las demoras al votar la ley, que aseguraba portadas de diarios y primeros planos en la televisión, y que además difícilmente provocaría un desalojo. Sin embargo, la acción no cayó nada bien en la pequeña comunidad musulmana uruguaya, integrada por unas 600 personas -según algunas estimaciones-, contando a uruguayos conversos al Islam.

REACCIÓN. Tamer Chahaky tiene ascendencia árabe y es un argentino que vive en Uruguay desde hace 18 años. Hoy preside el Centro Islámico de Uruguay, una nueva organización que agrupa sobre todo a uruguayos conversos al Islam.

Más allá de que ideológicamente está en contra de la cuota femenina, Chahaky cree que la protesta partió de la premisa de que "la mujer es reprimida en el mundo islámico", cuando -a su entender- sucede todo lo contrario. "El hiyab es una manifestación de fe y no una obligación ante el hombre. La misma mujer se lo impone por su creencia y su convicción. Para esas mujeres salir a la calle sin el hiyab es como salir desnuda para una mujer" occidental, indicó.

Como están convencidas de lo que hacen, no necesariamente les parecerá agraviante que alguien "las insulte" al manifestarse con velos, para mostrar que existe opresión, analizó Chahaky. Pero el hombre no tiene dudas de que "eso expresa xenofobia hacia el Islam y la mujer musulmana".

Chahaky se plantea dos posibilidades: "No saben de qué se trata y piensan que usar un hiyab es estar oprimida. O saben de qué se trata, quieren tergiversar una realidad que no es así y se burlan. Yo no lo tomo como un agravio y no me sentí herido, pero creo que ellas sí lo quisieron manifestar de esa forma, quisieron agredir".

Para Susana Mangana -doctorada en el Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid y profesora de lengua y cultura árabe- la protesta cayó en un cliché: "Una vez más se recurrió al velo islámico como un símbolo de la opresión que puede vivir la mujer musulmana en el mundo islámico, por una sociedad que impone ciertos cánones rígidos frente a los valores occidentales".

Mangana, profesora española que vive en Montevideo, considera que no era necesario recurrir a este tipo de simbología "porque puede herir sensibilidades, más allá de que en Uruguay el colectivo de mujeres (islámicas) es minoritario". Se podría haber buscado otra imagen, argumentó.

Y explicó que para la mujer musulmana usar el velo suele ser un motivo de orgullo y de identidad, en el entendido de que lo hace por elección propia. "Distinto es cuando se le impone, en países donde rige la ley islámica. Ahí es mucho más dudoso", reflexionó.

Mangana cree que se mezclaron las cosas: "El problema de la cuota en un país occidental, frente a un tema muy sensible que ha dado lugar a debates muy serios. Yo cuando lo vi me sorprendí. Pensé: `¿qué tiene que ver una cosa con otra?` No fue muy feliz".

Lo que conocemos como velo lleva el nombre de hiyab y simboliza un capítulo del Corán. Representa lo que el profeta Mahoma transmitió en su día a las mujeres musulmanas, cuando reveló la palabra divina de Alá y les dijo que debían cubrirse de la cabeza a los pies, para que se las reconozca y se las respete, explicó la profesora Susana Mangana.

Con la emigración, el tema del velo ha generado profundos debates en países europeos. Hace varios años hubo gran polémica en Francia, cuando se emitió una ley que prohibió a los niños usar símbolos religiosos: entre ellos el velo. Algo similar ha sucedido en España, con algunos episodios que se dieron en escuelas.

El término hiyab significa "esconder", "ocultar a la vista" o "separar": da lugar también a palabras como "cortina" o "pantalla", y su campo semántico es más amplio que el del castellano "velo", según la enciclopedia Wikipedia. El velo es hoy un símbolo de orgullo para millones de mujeres musulmanas. Pero también señal de identidad y por eso es muy común verlo en Europa. "Es un momento en que se asiste a un proceso de involución y regreso a las fuentes de la religión", explicó Mangana. Hay quienes afirman, en cambio, que el hiyab es un símbolo de la opresión de las mujeres islámicas.

En Uruguay, la comunidad musulmana es muy reducida y en la capital hay dos centros: el Centro Islámico, que es coordinado por la Embajada de Egipto, y el Centro de Uruguayos Musulmanes. Hay fuerte presencia en el Chuy.

Esta foto aparece en un mail que convocaba a la protesta del miércoles. Allí se mencionan 20 países africanos y asiáticos, la mayoría islámicos. "Estos países tienen más mujeres en el Parlamento que Uruguay", dice el mail.

El proyecto de cuota se votaría el próximo miércoles. Pero justo es el día de acción mundial por la salud femenina. Por eso, un grupo irá al gabinete ministerial abierto de San Carlos para protestar por la ley de salud sexual.