Muchas personas suelen imaginar escenas similares a "Atrapado sin salida", pobladas de chalecos de fuerza y electroshocks, cuando piensan en los tratamientos psiquiátricos más duros. "Los chalecos no se usan más, ya desde hace unos cuantos años", dijo enfático Horacio Porciúncula. El médico relató que gracias a la medicación de última generación, este implemento ha sido sustituido por una suerte de "chaleco químico".
A su vez, la electroconvulsoterapia es utilizada bajo indicaciones muy específicas, pero además con aparatos más sofisticados que los anteriores. "Su uso no ha aumentado y hay una tendencia a la disminución. Cuando la indicación es precisa, abrevia los tiempos de internación y mejora a los pacientes de los efectos colaterales que una medicación prolongada podría producirle", narró.
Porciúncula admitió que en tiempos en los que no existían muchos recursos farmacológicos y un buen desarrollo de la psicoterapia, quizás se utilizó con exageración.
Aseguró que los equipos de última generación adquiridos por el MSP han minimizado los efectos secundarios y que la técnica sólo se puede aplicar con el consentimiento informado del paciente o sus familiares.
FUERA DE LA TAPA. El psiquiatra también apuntó que otros mitos de la temática parecen derrumbarse. "Pienso que ha habido un cambio en como la gente ve al paciente psiquiátrico y también la visión de que son personas peligrosas", apuntó. "Uno que está cerca de todo esto sabe que en el 95% de los casos son víctimas en vez de agresores", agregó.
Por otro lado, Porciúncula está convencido que la mejora que ha tenido el área de la salud mental en Uruguay está evidenciada también porque, según su conteo, hace tres años que no aparece en la tapa de los diarios una noticia trágica o violenta, vinculada a la asistencia psiquiátrica pública.