LENGUAS EXTRANJERAS
La ANEP quiere terminar 2018 con clases de inglés en todas las escuelas y con un plan piloto de mandarín.
Uruguay es el país en que más ciudadanos acreditan sus saberes de inglés: se rinde un examen cada 210 habitantes. Esta cifra, sin embargo, escondía una enorme inequidad. Antes la acreditación internacional era un privilegio de quienes podían costear esas pruebas. Este año, a una década de que se definiera una política lingüística, por fin se universalizará la enseñanza de inglés. Y de yapa comenzará un plan piloto para la enseñanza de chino. Yes. Shì.
La apuesta de la ANEP no implica un peso más de lo ya pautado en el Presupuesto. El compromiso del organismo, dijo a El País la consejera Laura Motta, es que este año "se complete un puñadito de escuelas urbanas en las que todavía no había clases de inglés y se termine con las rurales".
El inglés es obligatorio en los últimos tres años de escuela y en la educación media. Pero la falta de docentes especializados hace que se busquen alternativas a la tradicional clase con un profesor presencial. De hecho, en los centros rurales "se están probando seis modalidades distintas", explicó Motta. Las que mejor resultados dieron fueron las tutorías a los maestros que, sin ser especializados, ya contaban con un buen dominio de la lengua. En la ciudad, en cambio, el sistema de videoconferencia es el sustituto por excelencia.
"Deberíamos ir hacia un modelo en el que Magisterio ofrezca la enseñanza de una lengua extranjera en simultáneo con el resto de los contenidos", dijo la consejera. La misma maestra que da Matemática o Geografía también podrá dictar inglés.
En la enseñanza media, en la que el inglés está más asentado, solo están titulados seis de cada diez profesores. Dicho de otro modo: falta un 40% de docentes formados.
Pese a los obstáculos, la ANEP confía en que antes de que termine el actual mandato, en 2020, "la mayoría de los egresados de bachillerato alcanzarán un nivel B1". Este estadio es comparable a salvar el examen PET de Cambridge: el alumno puede mantener una conversación fluida, comprender un documento y hasta presentarse a un trabajo no especializado.
Para cuando se celebre el centenario del primer Mundial de fútbol, en 2030, el objetivo de las autoridades es llegar al nivel B2 o un examen First Certificate. Y en paralelo a que se puedan acreditar otras lenguas.
Maravilhoso.
El portugués es la lengua extranjera no obligatoria que más cautiva a los uruguayos. Hubo 3.266 alumnos de educación media que estudiaron este idioma, el año pasado, en los centros de lenguas extranjeras de la ANEP. Equivalen a casi la mitad (46%) de quienes optaron por aprender una tercera lengua, gratis y extracurricular.
Aunque los centros de lenguas existen hace más de dos décadas, recién este año se incorporará la certificación internacional del portugués. Lo mismo ocurrirá con el italiano y el alemán.
Hasta el momento el francés era la única lengua (dejando de lado el inglés) en la que los alumnos de educación pública podían dar el examen internacional gratuito —pago por la ANEP.
Motta señaló que "la idea es que en el futuro también se pueda acreditar chino". Pero la estrategia es diferente. Este 2018 comenzará un piloto de unos meses en algunas escuelas. "No se usarán, en principio, los centros de lenguas extranjeras". Más allá del idioma en sí, "el proyecto se basa en el intercambio cultural, en entender una sociedad que es muy diferente a la nuestra".
Una de cada seis personas en el mundo habla chino mandarín, considerado "el lenguaje del futuro". Ya hoy el "gigante asiático" es el primer marcado más relevante para las exportaciones uruguayas: más de US$ 82 millones fueron vendidos allí en lo que va de enero.
En 2017 la UdelaR inauguró el instituto Confucio, la versión china de lo que el instituto Goethe es para el alemán o la Alianza Francesa para el francés. El presidente Tabaré Vázquez le había ofrecido al gobierno chino la enseñanza del mandarín a través del Plan Ceibal. Por ahora es solo una propuesta que están en la cancha de ellos. Así es. Méi cuò.
Los idiomas son, para la ANEP, "un derecho".
Poco antes de su muerte, el escritor italiano Umberto Eco dijo que "el gran peligro de la globalización es que nos empuja a una megalengua común". Es que los idiomas son, según cientos de estudios lingüísticos, la puerta de entrada a una cultura diferente. O la diversidad, ahora que está tan en boga el término.
Por eso la Unesco ha expresado que el aprendizaje de las lenguas extranjeras es un derecho. De ahí que sea parte del Marco Curricular de Referencia Nacional que la ANEP presentó el año pasado. El plan apunta a que al término del bachillerato público los estudiantes alcanzarán un nivel intermedio/avanzado de inglés, e intermedio en otra lengua.
El manejo de una segunda lengua, en especial el inglés, es determinante para el acceso a un trabajo de calidad. "Los cargos gerenciales en Europa y Asia exigen un conocimiento base de esta lengua", había dicho a El País la profesora británica Janet Enever. E independientemente del oficio el salario suele ser entre 50% y 100% mayor por tener inglés, siempre que este idioma "sea necesario para la tarea", había complementado Federico Kuzel, gerente de Capital Humano de la consultora KPMG.
La apuesta de la ANEP, según la consejera Laura Motta, va más allá de lo cultural o laboral. "El aprendizaje de otras lenguas activa las estrategias cognitivas".