El almacenero que le pone techo a los encuentros de José Mujica

Sergio Varela. El empresario que mejor se lleva con el nuevo mandatario

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RAÚL MERNIES

"¿No hacen más el 10% de descuento en refrescos? Bueno, no importa. Me llevo 10 fundas de Pepsi y otras 10 de Coca porque en ningún lado es más barato que acá. ¡Y saludos a Varela!".

El hombre pagó y se fue. Subió a su furgoneta y esperó mientras uno de los empleados del almacén por mayor Barcelona, cerca del Cerro de Montevideo, carga su pedido.

Sonó el teléfono y una joven robusta corrió a atender. "Barcelona, buenas tardes… No, él está reunido ahora. No… si es por el quincho tiene que hablar directamente con él. Sí, sí. Yo le digo, quédese tranquilo. Pero mire que en estos días está complicado. Imagínese…".

A la tercera oportunidad en que le preguntaron por su padre, Karina -la hija de Sergio Varela- salió por una puerta lateral en su busca.

Varela no salió de su oficina. "Queremos mantener la relación de amistad que tenemos con Pepe, por eso no hacemos declaraciones a la prensa", se excusó Karina.

Varela, el dueño del quincho donde José Mujica organiza sus reuniones con los futuros ministros, había respondido en forma similar al periodista el día anterior, por teléfono: "Pepe no me deja hablar. Si él o Lucía me autorizan, yo encantado. Pero si no, no".

entre amigos. La identidad de Varela no es de público conocimiento, aunque integra el círculo exclusivo que rodea al futuro presidente. Entre otras cosas, se encargó de comunicarse con las empresas en busca de fondos para financiar el acto de cambio de mando.

Hoy en día Varela es un almacenero mayorista muy conocido en los alrededores del Cerro y La Teja. La casa central de su negocio, Barcelona, esta ubicada en Carlos María Ramírez 791 esquina Pedro Giralt.

Pero la exposición pública de Varela no sale de su negocio, sino de su cercanía con José Mujica y el afamado quincho, sede de reuniones cuasi oficiales y oficina personal de Mujica.

Una de las cosas más lejanas en el tiempo que se saben de Varela es que fue socio del Montevideo Rowing Club toda su vida. Llegó a ser vicepresidente de la institución, durante la presidencia de Jorge Batlle, y peleó con uñas y dientes para no perder la sede del puerto, cuando la ANP se la reclamaba.

Fanático de los deportes y especializado en paleta, integra la barra que se junta, hasta hoy, todos los mediodías a hacer un poco de ejercicio. Fútbol de salón y bicicleta también forman parte de las actividades de este hombre que, hace años, se hizo amigo de un vecino nuevo. Hoy, ese vecino será el Presidente de la República.

"El mugriento", como lo llaman cariñosamente en el Row-ing, es famoso por las comidas que organiza cada vez que puede. Las de fin de año del club siempre eran en "el quincho de Varela".

Es amable, entrador, muy agradable y cortés. Alto, un poco pasado de peso, y escaso de pelo, Varela vivía al lado de la chacra a la que Mujica fue a morar con Lucía Topolansky después de salir de la cárcel, en Rincón del Cerro.

Mujica nunca fue a una de las comidas del Rowing organizadas por Varela, pero una de las personalidades que las frecuentaba, también por ser viejos amigos, era Julio Marenales.

Es un amante del carnaval y aunque su hija no lo confirmó, los que lo conocen de cerca dicen que varias veces alquiló palcos en el sambodromo de Rio de Janeiro.

En el año 1975 Varela trabajaba en un almacén mayorista muy conocido entre los comerciantes del Norte de la capital: Faropa. Ahí aprendió el oficio de vendedor y haciendo ejercicio del mismo fue que se hizo conocido entre todos los comerciantes de la zona. Tiene fama de "negociador salvaje", y dicen que es capaz de comprar algo a $100 y venderlo a $101 con tal de ganar algo de dinero. Seguramente por eso es que se encargó de llamar a sus conocidos para la "colecta" que pretendió financiar el acto de hoy.

En esa misma época tenía un pequeño almacén en el barrio Coppola (Canelones) que era atendido por su esposa. Cuentan los que lo conocen que utilizaba la totalidad del sueldo que ganaba en Faropa para comprar mercadería para su comercio. La familia, que ya tenía dos hijas, se arreglaba con lo que sacaba del almacén. Así fue acumulando volumen de productos y empezó a competir muy bien por precio, hasta que logró establecer su propio almacén de venta al por mayor.

Mujica y Varela se hicieron amigos de a poco, cuando el vecino invitaba al ex guerrillero a las reuniones y comidas en el quincho. La pesca también los unió, compartieron idas al interior y hasta se fueron en pareja -con Topolansky y la esposa de Varela- a las orillas del Olimar a pescar más de una vez.

Políticamente, Varela nunca se identificó directamente con ninguna agrupación en particular. Los que lo conocen hace más años hablan de que tuvo pasado anticomunista; por otro lado corrió la versión de que hace 10 o 15 años mantuvo una relación muy cercana con Rodolfo Nin Novoa, incluso prestándole el quincho a Alianza Progresista para sus reuniones.

Como hombre de negocios y almacenero de ley, se hizo socio de Cambadu. Años después le ofrecieron integrar la directiva como vocal y aceptó el cargo que ejerce hasta el día de hoy.

Sus amigos de Cambadu revelaron que fue pieza clave para que el centro de almaceneros afianzara relaciones con Mujica.

Varela: Hace años que es socio de Cambadu. Actualmente integra la Directiva de la gremial.

El quincho donde se instalará el "cuartel privado" del presidente

Lo primero que se ve, al llegar por camino O`Higgins, es la casa, que sobresale entre los campos por una inmensa antena parabólica en el jardín. Allí viven los caseros que tienen a su cargo el "quincho de Varela". Son una mujer joven con su hija y su "socio", como ella lo definió, antes de aclarar que no podía hacer declaraciones.

El quincho es más largo que ancho. Tiene una bandera del Frente Amplio en la puerta, colgando de un mástil. Adentro, una bandera de Uruguay y otra del FA ofician de cabecera de un escritorio de madera compensada, rodeado de cuatro sillas. Ese es el lugar de trabajo de José Mujica.

Sobre el escritorio sólo hay un pequeño adorno y el control remoto del aire acondicionado. A los costados un sillón de madera de tres cuerpos con almohadones. Todo sobre un piso de layota muy desgastado. Colgando del techo, en la línea del escritorio, aparecen imágenes del Che, Neruda y Allende. Frente al escritorio, cuatro mesas blancas de jardín forman un solo bloque, rodeado de sillas blancas que termina en la mesada del parrillero.

En este lugar, Mujica ha reunido a su gabinete ministerial. En 2007 recibió a Hugo Chávez. Una foto colgada en la pared recuerda esa visita, y muestra al líder bolivariano dándole la mema a una de las nietas de Sergio Varela.

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