Dormir siesta es peligroso para el corazón, según informe médico

| Investigación explica por qué en Uruguay y Argentina 27% de los infartos cardíacos se producen de tarde

Ojo con la siesta. Todo lo que se creía hasta ahora acerca de interrumpir la vigilia en la mitad del día ha cambiado por completo.

Lo que parecía una sana costumbre de higiene del sueño podría ser un inductor de infartos coronarios. Eso es al menos la conclusión de un estudio médico que se realizó sobre poblaciones de Uruguay y Argentina.

Del infarto ya se sabían algunas cosas. Se sabe, por ejemplo, que el invierno es más peligroso que el verano para disparar los infartos. Se sabe que los lunes es el día preferido de los ataques al corazón.

Los científicos tienen claro también su ritmo biológico: los picos de infartos ocurren en los alrededores de las 10 de la mañana y de las 19 horas.

Pero en Uruguay y Argentina, a diferencia de otras partes del mundo, hay muchos accidentes cardiovasculares en horas de la tarde, lo que llamó la atención de los investigadores y puso a reparar en partes médicos de coronarias en ambas orillas.

En el Río de la Plata el 27 por ciento de los infartos ocurren entre las 16 y las 20 horas. El porcentaje es grande teniendo en cuenta que el histórico pico de accidentes cardiovasculares de 8 a 12 horas se mantiene en 40 por ciento.

¿La razón para este importante corrimiento hacia la tarde? Los investigadores descubrieron que existe una alta incidencia de la siesta en pacientes infartados, lo que pone en tela de juicio la tradicional creencia de sus bondades en este este lado del planeta.

Si bien es cierto que esa una costumbre típica que está desapareciendo en grandes centros poblados, la siesta es una institución a nivel de ciertos niveles etarios, en gente que debe levantarse muy temprano y en especial en el interior del país.

El trabajo fue publicado por la revista especializada Biomedical Cardiovascular Disorders (wwww.biomedcentral.com/147-2261/6/1) y llevado a cabo por el Conicet, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Entre Ríos y el Hospital Ramos Mejía. La colaboración uruguaya corrió por cuenta del Hospital Evangélico y la Asociación Española.

Fueron analizados 1.063 pacientes de 63 unidades coronarias de Argentina y dos de origen uruguayo.

El investigador superior del Conicet argentino declaró ayer al diario Clarín que una siesta de más de 90 minutos "es peligrosa", especialmente para personas con antecedentes cardíacos.

Al acostarse en horas de la noche, el cuerpo se desconecta y el organismo experimenta un estado de inestabilidad general.

En momentos de despertarse y durante los instantes siguientes se aumentan los niveles de producción de ciertas hormonas, como las catecolaminas, que tienen que ver con el funcionamiento cerebral.

Otro de los autores del trabajo, Luis Girotti, dijo que entre otros cambios aumentan la presión arterial y se altera la frecuencia cardíaca.

Si las paredes del corazón se presentan muy débiles se podrían romper las placas internas, dijo Girotti. Esto podría ocasionar problemas en el pasaje de sangre y la posibilidad de generarse coágulos, un precedente usual en los infartos cardíacos.

Al no llegar sangre oxigenada el músculo podría sufrir un cuadro que llevaría casi de inmediato al accidente cardiovascular.

El estudio argentino-uruguayo sostiene que una siesta obliga al organismo a repetir por segunda vez en pocas horas el costoso mecanismo hormonal que se activa en las horas de sueño profundo de la noche y hace peligrar al organismo en forma muy severa.

Los expertos sostienen que los 90 minutos de siesta son el mojón que separa lo reparador de lo peligroso. Una interrupción de la vigilia por menos de una hora y media podría llegar a ser beneficiosa, por otra parte.

Para el decano de Ciencias Médica de la Universidad Favaloro, Branco Mautner, la conclusión es por demás reveladora: despertar a la vida cada vez que dormimos podría ser un "disparador" de infartos para aquellos que están al borde de sufrirlos o tienen un cuadro proclive a padecer anomalías cardiovasculares desde tiempo antes.

En Uruguay hay unos 3.400 nuevos casos de infarto agudo de miocardio por año, según un estudio desarrollado por los doctores Eduardo Bianco y Joaquín Cobas de la asociación Española de Socorros Mutuos.

Ricardo Bachmann, cardiólogo y coordinador de proyectos de la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular, destacó que en Uruguay mueren unas 1.500 personas al año a causa de infartos.

Para el reconocido cardiólogo, Pedro Amonte, uno de los consultores de la revista Biomedical, habrá que esperar la confirmación de los resultados antes de convertirlo en ley.

"Es un primer estudio. Habrá que seguir trabajando en esa línea", comentó.

La sexta hora, una tradición polémica

La palabra "siesta" proviene de la sexta hora canónica del día, entre las 12 y las 15 horas, que gobernó la vida de los monasterios durante siglos. Esta división atribuida al italiano San Benito abad de Nursia, se extendió a toda Europa desde el siglo VI en adelante y luego tomó parte de la vida civil de la comunidad católica en todo el mundo.

El verbo sestear (o sea "sextear"o "guardar la sexta") obedece al mandato de Benito: "desde Pascua hasta las Calendas de octubre, al salir del oficio de prima (6 horas), trabajarán en la mañana en lo que sea necesario hasta la hora cuarta. Desde la hora cuarta hasta el oficio de sexta, al levantarse de la mesa, descansarán en sus lechos con un silencio absoluto".

Para muchos la siesta trae irritabilidad, cefaleas y desarreglos. A pesar de ello, no sólo los curas la consideran una fuente de inspiración y placeres. El premio Nobel de literatura Camilo José Cela, un tanto irónico, dijo que la costumbre de la siesta es el "yoga ibérico". El famoso Albert Einstein, ícono de la inteligencia de todos los tiempos, recomendaba la siesta para "refrescar la mente y ser más creativo".

Winston Churchill, escritor y político ilustre, dijo: "hay que dormir en algún momento entre el almuerzo y la cena, y hay que hacerlo a pierna suelta; quitándose la ropa y tumbándose en la cama. Después de la siesta se rinde mucho más; es como disfrutar dos días en uno".

Datos

Cada día mueren 30 uruguayos por enfermedades cardiovasculares. Estas patologías son la principal causa de discapacidad. En el año 2003, las 5.486 personas que fallecieron habrían perdido el equivalente a 42.144 años de vida.

Según informe de la Semana del Corazón 2005 Treinta y Tres, Tacuarembó, Soriano, San José y Salto son los departamentos con más fuertes por afecciones cardíacas.

En esas zonas fallecieron entre 413 y 370 personas cada 100.000 habitantes en 2003, según información proporcionada a El País por la Comisión Honoraria para la Salud Cardiovascular en el marco de la XIV Semana del Corazón.

Mientras en 1995 fallecieron 358 personas cada 100.000 habitantes en 2004 murieron 292 personas cada 100.000 habitantes.

El 54% de los uruguayos presenta sobrepeso u obesidad. El 37% tienen hipercolesterolemia, 32% es tabaquista y 25% son hipertensos. El 12% desconoce su hipertensión y 7% no saben que padecen de diabetes.

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