El refugiado sirio ex- recluso de Guantánamo, Jihad Diyab, mantenía ayer su huelga de hambre desde el apartamento sin la visita de médicos para controlar su estado de salud, según dijeron a El País sus acompañantes.
El refugiado sirio ex- recluso de Guantánamo, Jihad Diyab, mantenía ayer su huelga de hambre desde el apartamento sin la visita de médicos para controlar su estado de salud, según dijeron a El País sus acompañantes. Sin embargo recibió la visita sobre última hora de la tarde de Christian Mirza, quien oficia como interlocutor entre el gobierno y los exreclusos de Guantánamo.
Mirza dijo a El País que mantienen los contactos con Diyab por las gestiones que realiza el gobierno para encontrar un país que lo reciba, pero aclaró no poder revelar el estado de avance.
El Ministerio de Relaciones Exteriores envió una carta a la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (Acnur) y a EE.UU. pidiendo ayuda para encontrar un país árabe que lo reciba. Líbano, Qatar y Turquía (donde está la familia del refugiado) ya se negaron.
Diyab ha planteado en reiteradas oportunidades que no quiere quedarse en Uruguay porque quiere reunirse con su esposa e hijas. Sin embargo, la esposa de Diyab (quien tiene 45 años) se comunicó con él en la tarde del viernes por Skype y ratificó que no quiere venir a Uruguay. Está en Ankara, la capital turca, con las tres hijas que tuvo con Diyab, una de las cuales está por casarse. Un hijo de Diyab murió durante la guerra civil siria.
Todos los refugiados que llegaron de Guantánamo a fines de 2012 reciben un aporte del Estado que está previsto cubra parcialmente sus gastos hasta diciembre próximo. Pasada la fecha Diyab ha expresado que no tendrá medios para sustentarse. Hoy el Estado, además, le proporcionó un apartamento céntrico de cuatro dormitorios.
El viernes Diyab estuvo varias horas en el noveno piso del Hospital de Clínicas pero se negó a recibir atención médica, y las autoridades del centro debieron acceder a que volviera en un taxi al apartamento donde duerme.
Las autoridades del hospital dispusieron que solamente lo podían acompañar en la habitación dos personas, una de las cuales es un traductor de árabe, y ese fue el motivo que llevó a Diyab a querer retirarse del hospital según dijeron los acompañantes.
“No se le pudo hacer ninguna evaluación, aunque un médico estableció que clínicamente está estable y lúcido”, dijo a El País Raquel Ballesté, directora del Hospital de Clínicas.

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