EDUARDO CASANOVA
Médico de UCM
Habitualmente la friolencia, o sensación de frío, corresponde a la percepción de bajas temperaturas del medio ambiente. Pero la sensación térmica depende no sólo de variables atmosféricas térmicas, sino de la temperatura interna del organismo, que se controla por distintos mecanismos reguladores. Esto hace que no deba confundirse friolencia, con escalofríos o con chuchos de frío, que son conceptos distintos producidos también por mecanismos diferentes.
El escalofrío añade a la percepción de baja temperatura una sensación peculiar, que recorre el tronco, y que suele asociarse con pilo-erección, es decir, con lo que vulgarmente se conoce como "piel de gallina", en la que la epidermis adquiere un aspecto granulado característico. Se trata de una respuesta del organismo a la necesidad de mantener elevada su temperatura interna, lo que se logra mediante una secreción adrenérgica, que produce vasoconstricción de los vasos cutáneos.
De este modo, al limitar la circulación de sangre por la piel, ésta aparece más pálida, disminuyendo también el contacto de la sangre con el frío del entorno: de este modo se irradia menos temperatura, y se ahorra calor.
El escalofrío puede tener lugar tanto cuando baja la temperatura del medio ambiente como cuando comienza a elevarse la temperatura corporal por fiebre.
El chucho: La sensación experimentada al padecer un chucho es muy penosa y mucho más desagradable que la del escalofrío, no sólo por una sensación de friolencia más intensa, sino por acompañarse de movimientos musculares involuntarios bruscos, con sacudidas que son similares, aunque menos violentas, a las que se padecen durante una convulsión.
Lo mismo que con el escalofrío, el chucho puede resultar de un descenso térmico del entorno cuando las temperaturas, ya sea del aire o del agua en contacto con la piel, son aún más bajas. Pero el chucho también puede ser efecto de un mecanismo infeccioso febril.
El chucho tiene también el objetivo de elevar la temperatura del organismo, pero no por el mecanismo de evitar la pérdida de calor corporal, sino produciendo más calor por un intenso trabajo muscular.
También, en ausencia de un ambiente frío, el chucho tiene gran valor diagnóstico para investigar la existencia de una infección bacteriana, con bacteriemia. En efecto, es la expresión clínica de una descarga séptica desde el foco infeccioso a la sangre. Traduce un grave riesgo si el foco séptico no se controla.
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José Mazzini 2957
Para protegerse del frío.
Si el frío es por bajas térmicas ambientales, debe procurarse abrigo para proteger (sobre todo en calvos) el cuero cabelludo, donde se irradia más calor. También protegerse del viento con prendas superpuestas, y la cara con bufanda para impedir que el aire frío entre a la vía aérea.
El manejo de la fiebre.
Si se constata que la fiebre sube luego de que se sienten escalofríos o chuchos, es recomendable que se evite el abrigo excesivo y pueden requerirse medidas físicas de refrigeración (como darse un baño) y la administración de fármacos antitérmicos.