Cuando ocurren desmayos y lipotimias

| Si no hay antecedentes o causa clara, estudiar al paciente. El origen de desmayos y lipotimias no siempre es banal.

EDUARDO CASANOVA | MÉDICO DE UCM

Los trastornos de conciencia leves y transitorios, y de causa banal, con palidez y sudoración, se conocen como desmayos o lipotimias, distinguiéndose del síncope, que implica compromiso más profundo y prolongado de conciencia, y que obedece habitualmente a causas más graves. Sin embargo, en ausencia de antecedentes y de un desencadenante claro del cuadro, puede ser preciso estudiar al enfermo para descartar causas graves.

Existen diferentes desencadenantes de la lipotimia, que se encuentran asociados a un descenso de la presión arterial (colapso), a menudo por vasodilatación, que es inducida por trastornos neurovegetativos (vagal). Es el colapso vaso-vagal, que suele obedecer a causas psicológicas, por dolor, temor, o aprensión, como al ver sangre. Es común también que ocurra en lugares con alta concentración de personas y escasa ventilación. En todos los casos el cuadro revierte acostando al paciente en un lugar fresco y bien ventilado, y elevando los miembros inferiores sobre el plano del tronco. Así se consigue mejorar el flujo de sangre a nivel cerebral porque se vence mejor la fuerza de gravedad, y se aumentan también la presión arterial, mediante el aporte al torrente circulatorio de un mayor volumen de sangre proveniente de los miembros inferiores.

La propia respuesta a estas maniobras, por su reversibilidad, suele bastar para hacer el diagnóstico de colapso vaso-vagal. No obstante es preciso también comprobar que efectivamente existió alguna causa capaz de desencadenarlo, pues en caso contrario puede ser aventurado presuponer un origen banal.

En las lipotimias el compromiso de conciencia suele ser superficial, además de transitorio: el paciente no se encuentra del todo impedido para responder al interrogatorio y obedecer órdenes simples, tales como "abra la boca", o "apriete la mano". Además, es frecuente que en los desencadenantes puramente psíquicos, el trastorno se acompañe de un parpadeo rápido y fino. Aunque el enfermo no obedezca órdenes, sí debe responder ante estímulos dolorosos, como al ejercer presión sobre el esternón: la falta de respuesta a este estímulo prácticamente descarta una lipotimia.

Pese a lo dicho, lo contrario no es verdadero: un trastorno de conciencia superficial y transitorio, si no existiesen desencadenantes claros, no debería inducir a descartar causas orgánicas, no psíquicas y habitualmente más graves.

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Diagnóstico diferencial.

Si no es clara la causa desencadenante de la lipotimia, aunque el compromiso de conciencia haya sido fugaz, es preciso profundizar en el diagnóstico para descartar distintas causas. Hay que tener en cuenta enfermedades de origen cardiovascular, metabólico o neurológico.

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