Beber alcohol en exceso, tanto ocasionalmente como diariamente, causa serios daños físicos, mentales y sociales. El alcohol afecta a prácticamente todos los órganos del cuerpo humano; algunas enfermedades son consecuencia única del alcohol, para otras es un contribuyente más.
ALCOHOLISMO. El 90% de la población adulta de Uruguay y de los países occidentales consume alcohol, pero no todos son alcoholistas.
En Uruguay no contamos con datos de la población general, pero en un relevamiento realizado en el hospital Pasteur en 1998 se detectó que un 31,2 % de la población internada era alcoholista; con un franco predominio de los hombres. Se consideró para el diagnóstico el consumo de un gramo por kilogramo de peso por día de etanol; lo cual equivale a aproximadamente dos vasos de whisky o 700 cc de vino por día para una persona de 70 kg. Esta cantidad ya es suficiente para provocar serios problemas de salud ya sea que se tome diariamente o tomar el equivalente todo junto los fines de semana.
CEREBRO. Si se le realiza una tomografía a un alcohólico es posible encontrar una atrofia, es decir un achicamiento del cerebro y cerebelo.
Tanto el consumo excesivo como la abstinencia pueden causar crisis epilépticas.
Los alcohólicos también muestran un mayor riesgo de accidentes vasculares encefálicos.
CORAZON. El alcohol produce efectos perjudiciales sobre el aparato cardiovascular, tanto en la ingesta abundante ocasional como en el consumo mantenido. Una "borrachera" en una persona que no necesariamente sea un alcohólico es capaz de producir sufrimiento del corazón, disfunción contráctil reversible y arritmias , incluidas taquicardia y fibrilación ventricular, responsables de muerte súbita.
Cuando aparece arritmia en un corazón previamente sano por ingesta de gran cantidad de alcohol se llama corazón festivo y característicamente retrocede al disminuir el porcentaje de alcohol en la sangre. Estas arritmias pueden aparecer tanto en los bebedores habituales como en una persona no alcohólica que en forma ocasional bebió gran cantidad.
El consumo de alcohol en forma abundante por un tiempo prolongado ocasiona un daño progresivo, aunque inicialmente reversible del músculo cardíaco. La cantidad, el tiempo de ingesta etílica y la susceptibilidad individual (mayor en la mujer) influyen en el desarrollo de estas alteraciones: hipertensión arterial, hipertrofia o engrosamiento de las paredes del corazón y dilatación de las cavidades cardíacas. Es así que la miocardiopatía dilatada o agrandamiento del corazón con falla en su función comúnmente se observa en hombres entre 30 a 55 años con consumo importante de alcohol, por un período usualmente mayor a diez años. La abstinencia total en las etapas iniciales de la enfermedad puede llevar a la resolución de las manifestaciones de falla cardíaca y retornar el tamaño del corazón a lo normal; pero esto no sucede cuando la enfermedad está avanzada.
HIGADO. La cirrosis es seguramente la consecuencia más conocida del alcoholismo. Tomar las cantidades mencionadas previamente durante al menos diez años es un factor de riesgo. Pero no todos los que beben esas cantidades la presentan, hay además factores individuales.
En Uruguay el alcohol es el principal causante de cirrosis. Va dañando progresivamente al hígado y si además hay otros agresores como la hepatitis B o C este proceso puede acelerarse. La cirrosis es la etapa final de ese daño. El hígado desempeña funciones esenciales para la vida; cuando funciona mal aparecen múltiples síntomas y si el daño continúa sobreviene la muerte.
La abstinencia en etapas precoces detiene la progresión. Si se continúa bebiendo y se llega a lesionar severamente el hígado se transforma en una enfermedad grave y mortal, a menos que se haga un trasplante hepático.
PANCREATITIS. El consumo de alcohol se asocia a esta grave enfermedad.
POLINEUROPATÍA. La afectación de los pequeños nervios de las piernas no es algo menor. Puede ocasionar sensación de pies o piernas "dormidas", cosquilleos, pérdida de sensibilidad y dolores muy molestos.
ACCIDENTES. El riesgo de sufrir accidentes de tránsito aumenta aún con ingestas bajas y por supuesto es mayor cuanto más se bebe. El alcohol altera el tiempo de reacción, la coordinación y la vigilancia.
HERIDAS INTENCIONALES. Hay una fuerte asociación entre el consumo de alcohol y las conductas agresivas. Varios estudios acerca de la violencia han mostrado repetidamente que el consumo de alcohol precede a las conductas violentas y que la cantidad ingerida se relaciona con la severidad de la violencia subsecuente. Esta conducta violenta es consecuencia de efectos del alcohol pero también intervienen características de cada individuo. El alcohol reduce el temor y la ansiedad acerca de las consecuencias sociales, físicas o legales de las acciones. Además afecta el proceso cognitivo, lo cual determina dificultades para solucionar situaciones conflictivas.
EMBARAZO Beber durante el embarazo aumenta el riesgo de abortos, partos prematuros, recién nacidos de bajo peso y que el bebé tenga posteriormente retardo mental.
CANCER. Aumenta el riesgo de padecer cáncer de esófago, de hígado y orofaringe.
El alcoholismo atenta contra el placer sexual
Dr. Santiago Cedrés
Médico Internista. Docente de
Medicina Interna de la Facultad de Medicina. Sexólogo Clínico.
Según el saber popular, el consumo de alcohol nos ayuda en el proceso de desinhibición para relacionarnos con los demás con mayor facilidad; pero lo que no está correctamente difundido son los efectos del alcoholismo sobre la vida sexual.
Muchos consideran a la ingesta de pequeñas dosis de alcohol como un poderoso estimulante sexual. Sin embargo, al tiempo que vivifica el deseo, inhibe otras zonas del cerebro implicadas en la respuesta sexual, dificulta el coito y por consecuencia, la posibilidad de satisfacerse sexualmente.
Evidencia cientIfica. En un artículo científico, publicado en la revista cubana "Sexología y Sociedad", se destacó que alrededor del 50% de los hombres y del 25% de las mujeres que consumían alcohol presentaban disfunciones sexuales de diferente tipo.
Otra investigación reciente demostró que de 62 pacientes alcohólicos, 35 presentaban alteraciones de la respuesta sexual. Entre un 30 y un 40% informó dificultades para lograr la excitación sexual y aproximadamente un 15% una significativa reducción en la frecuencia o intensidad. Si bien no contamos con datos fiables acerca del estado hormonal de las mujeres alcohólicas, se piensa que su sistema endocrino sufre mayores repercusiones que el del hombre. Se ha observado que estas son más susceptibles a las enfermedades hepáticas, envejecen prematuramente y su menopausia sucede antes.
Los alcohólicos pueden presentar también padecimientos que, además del compromiso de la salud, ocasionan molestias durante el acto sexual por sufrimiento físico que impiden el disfrute.
Ingesta ocasional. Dosis pequeñas, una a dos copas, desinhiben y facilitan el contacto social. Esto ayuda especialmente a las personas tímidas, volviéndolas más conversadoras y alejando sus temores de contactar con los demás. Hay una graduada liberación pulsional bajando las resistencias morales. El deseo sexual está estimulado, ambos sexos están más proclives al "galanteo" y las actitudes seductoras así como la risa surgen con mayor facilidad.
En la mayoría de las mujeres facilita la obtención de orgasmos. Sin embargo, en la mayoría de los hombres disminuye la erección. En los que no la disminuye, hay una demora en obtener la eyaculación que es usada por algunas personas a modo de "tratamiento" de su eyaculación precoz. En la sangre ya aparece un descenso de la testosterona.
Con una ingesta moderada aparecen trastornos motores, de la memoria y del juicio. Altera en ambos sexos la etapa de excitación y hay en el hombre una marcada dificultad en obtener una erección satisfactoria.
Cuando se toman mayores cantidades, la erección en todos los hombres es insuficiente y tienen una eyaculación retardada y no muy placentera. La mujer no se lubrica y no alcanza el orgasmo.
Intoxicación CrOnica. El tomar bebidas alcohólicas diariamente o abundantemente todos los fines de semana trae como consecuencia un aumento de estrógenos en el hombre, atrofia testicular, incapacidad de erección junto con un descenso del deseo. Existen pruebas de que en el hombre el alcohol disminuye la producción de testosterona, provoca un cambio relativo hacia una mayor cantidad de estrógenos y hace que la testosterona disponible en los tejidos sea menor. La testosterona es la principal hormona sexual masculina responsable del deseo sexual. También debilita la producción de espermatozoides. Estos efectos han sido demostrados mediante investigaciones ejecutadas con hombres no alcohólicos, los cuales han presentado un descenso en la testosterona en sangre después de ingerir diariamente cierta cantidad de esta droga. En las mujeres, el consumo excesivo provoca dificultades en la excitación y en el logro del orgasmo.
Algunos autores definen al alcoholismo como la principal causa de impotencia y los actualizados informes del Instituto Kinsey señalan que aproximadamente el 50% de los alcohólicos crónicos presentan bajo apetito sexual, difunción eréctil y transtornos eyaculatorios.
Parafraseando a Shakespeare, el alcohol "provoca el deseo, pero frustra la ejecución". Es preferible por este motivo, no hacer del consumo un hábito si aspiramos a un funcionamiento sexual pleno y placentero. Hay que tener en cuenta también que las secuelas del consumo permanecen aunque la persona abandone la ingesta, y solo en el 50% de los casos se vuelve a un funcionamiento sexual normal. Este porcentaje asciende notablemente cuando el paciente además de abandonar el alcoholismo, tiene la posibilidad de hacer un tratamiento de rehabilitación sexológica total.
Correspondencia :
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