Arte indígena se muda a Ciudad Vieja

En comodato La valiosa colección de arte precolombino e indígena del pintor Augusto Torres fue entregada en préstamo por su hijo al MAPI | Desde la Embajada de EE.UU. ya se expresó interés

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CARLOS CIPRIANI LÓPEZ

La colección de arte indígena del artista Augusto Torres fue entregada en comodato al MAPI. Se trata de más de 1.000 piezas arqueológicas y etnográficas que revelan manifestaciones de arte "primitivo", desde los Andes a Norteamérica.

La fabulosa colección de arte precolombino e indígena del artista plástico Augusto Torres (1913-1992), fue entregada en comodato al MAPI. Después de negociaciones fluidas con apoderados de Marcos Torres, el único hijo del artista, residente en Estados Unidos, se firmó -a fines de enero de este año- un contrato que estipula la cesión por un plazo de cinco años, con opción de extenderlo automáticamente por un año más.

Dos motivos provocaron el acercamiento de Marcos Torres a la institución. En primer lugar: las actividades y proyectos presentados en el último año en la sede del museo, ubicado en la calle 25 de Mayo, en la Ciudad Vieja de Montevideo. En segundo lugar: la exposición retrospectiva de fotografías del sur andino del Perú, de Martin Chambi, realizada a fines de 2011.

Facundo de Almeida, director del MAPI desde hace menos de un año, manifestó a El País que con el ingreso de la nueva colección se da cumplimiento a un objetivo clave para cualquier museo: "Incrementar y enriquecer su patrimonio o acervo". Pero además, se afirma el objetivo de desarrollar el proyecto museístico no sólo en cuanto a la cantidad de piezas sino a los tiempos y zonas geográficas de las culturas americanas que se abarcan.

Con parte de la colección de Augusto Torres, el MAPI está incorporando por primera vez un conjunto de máscaras africanas y un variado acervo etnográfico y artístico de América del Norte. Este último aporte, ubica la propuesta entre las más importantes de la región, a tal punto que ya las nuevas autoridades de la Embajada de Estados Unidos se reunieron el pasado jueves con Facundo de Almeida en el propio museo.

Para el director, "además del salto cuantitativo, porque se está casi cuadruplicando la cantidad de piezas del museo, se concreta un salto cualitativo muy significativo. En Argentina por ejemplo, no he visto nada así. Para nosotros ha sido un hallazgo y un privilegio".

En 2013, cuando se cumpla el centenario del nacimiento de Augusto Torres, se inaugurará una gran exposición conmemorativa, incluyendo toda la colección o una parte representativa de los distintos conjuntos de elementos que la componen en su totalidad.

Según de Almeida, después se deberá estudiar otro tipo de propuestas con todo el equipo del MAPI, ya que se calcula que hay piezas para hacer muestras temporarias durante 20 años.

"La exposición permanente del museo que está hoy integrada por cinco regiones culturales, pasará a tener seis", dijo de Almeida. Por otro lado, según el compromiso contractual y personal, en el MAPI se abrirá una sala que llevará los nombres de Augusto Torres y su esposa Elsa Andrada. "Será un homenaje imprescindible a ellos, por haber tenido la visión de conformar, conservar y registrar la colección, y por supuesto también a su hijo y amigos, por la generosidad de pensar en el MAPI como el custodio de un patrimonio muy rico y variado, pero también por el deseo de que sea expuesto al público", destacó Facundo de Almeida.

inventario. La licenciada en arqueología Mercedes Sosa y dos estudiantes avanzados de la misma disciplina, Luis Bergatta y Jimena Blasco, comenzaron a trabajar en el inventario de las piezas a comienzos del mes de febrero.

En la primera visita a la casa de Carrasco, en donde vivieron Augusto Torres y su esposa Elsa Andrada, los universitarios se sorprendieron al ver que el hogar, dividido en dos alas (una destinada a vivienda y otra a taller de plástica) era en sí una especie de museo. Pero más se impactaron cuando comenzaron las tareas y abrieron los primeros baúles que, como muñecas rusas, contenían más baúles, todos repletos de reliquias.

Entre las conjuntos de la gran colección, predominan piezas arqueológicas de Perú, del área andina, y piezas etnográficas de Norteamérica (por ejemplo del arte plumario), y también textiles de los Andes. Además abundan las máscaras africanas y hay muestras de arte amazónico, así como piezas egipcias.

en números. Hasta el presente, en el inventario parcial se contaron 400 piezas. Existe más de un conjunto que se integra con hasta 10 elementos. Los expertos calculan que el total de la colección superará las 1.000 piezas y ya quedó probada una riquísima diversidad. Hay atuendos de vestimentas, armas y objetos que pertenecen a actividades cotidianas, rituales y juegos. Otro dato curioso es que en la colección no sólo hay piezas compradas sino realizaciones propias de los artistas, sobre todo de Elsa Andrada, quien reprodujo en muchos trabajos distintos modos de bordar indígenas.

Augusto Torres, que vivió 91 años, comenzó a estructurar ese tesoro desde muy joven. Cuentan que ya antes de los 15 de edad había concretado sus primeras adquisiciones. Su esposa, quien había ingresado al Taller Torres García en 1950, fue por su parte la principal encargada de llevar adelante una meticulosa tarea de evaluación y reconocimiento continuo del acervo, generando una estupenda serie de álbumes pequeños en donde se encuentra mucha información y bocetos o gráficos de identificación de las piezas, además de fotografías.

Para preservar el contexto en donde estuvieron expuestas o almacenadas las piezas de la colección, es decir la casa familiar de la calle Lucerna, el director del MAPI dio también la noticia de que se registró en imagen 360 todo el taller, las vitrinas, el mobiliario y las piezas con las que convivieron durante años Augusto Torres y Elsa Andrada.

vieja historia. Otra colección invalorable de arte precolombino e indígena que existe en Uruguay es la que consiguió integrar a lo largo de toda su vida el pintor y escultor Francisco Matto, también integrante del taller fundado por el padre de Augusto Torres, es decir el maestro Joaquín Torres García.

En 1932, Matto viajó a Tierra del Fuego y allí dio el puntapié inicial de lo que terminaría siendo una genial muestra de arte etnográfico y precolombino. Por entonces compró piezas artesanales de los indios Onas y durante toda la década continuó adquiriendo obras, primero en Buenos Aires y luego en Chile y el sur de la Argentina. En carácter de coleccionista, también fue sumando reliquias del arte europeo. En 1950, por ejemplo, compró cerámicas helénicas en Italia, y en el `54 sumó más riquezas en Egipto. Ese acervo llegó a completarse con 1.400 piezas, la mitad de ellas de importancia sustantiva. En 1998, la Intendencia de Montevideo compró en 150.000 dólares el inmueble donde había funcionado el museo. A la vez recibió en donación todo el acervo de arte primitivo americano. La única condición que se le exigía a la comuna era la de refaccionar la casa de la calle Mateo Vidal y mantener después una exhibición permanente. Pero pasó el tiempo, eso no se cumplió, el caso derivó hacia los tribunales y la Intendencia debió devolver la colección a la viuda de Matto (Ada Antuña) a fines de 2010.

Facundo de Almeida, dijo a El País estar al tanto del proyecto frustrado aunque desconoce detalles de las marchas y contramarchas. Para él, sería saludable que "hubiese una segunda oportunidad" para todas las partes. "Estaría encantado de dedicar una o más salas permanentes a Matto, para homenajearlo también a él".

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