La diseñadora italiana Donatella Versace decidió salir al paso de las informaciones sobre la salud de su hija Allegra, de 20 años y heredera de la casa de modas creada por su tío Gianni. La modista admitió que su primogénita padece anorexia y que ha llegado a pesar 32 kilos, pero niega que se encuentre hospitalizada.
Donatella Versace y su marido, el ex modelo Paul Beck, afirmaron que su hija estuvo combatiendo la anorexia durante varios años. La familia Versace decidió, además, emprender acciones legales contra aquellos medios de comunicación que invadan la intimidad de Allegra.
Allegra Beck, nacida el 30 de junio de 1986, es una de las jóvenes más ricas de Europa. Sobrina del malogrado Gianni Versace, asesinado en 1997 en Miami por un ex amante, Allegra se convirtió a los 11 años en propietaria del imperio Versace, si bien no pudo disponer libremente de su herencia hasta cumplir los 18 años. Ese día, la "princesa" (tal y como la llamaba su tío) se convirtió en socia mayoritaria de una de las firmas más poderosas del planeta, con una fortuna estimada en 225 millones de euros.
La sorpresa sobrevino dos meses después de la muerte del diseñador, cuando un notario reveló el contenido de las dos hojas que ocupaban su testamento: Gianni Versace dejaba a Allegra toda su participación en la compañía (que ascendía a un 50%), así como una villa junto al lago Como, la casa de campo en Nueva York y una mansión en Miami.
Su colección de arte la ponía en manos del hermano de Allegra, Daniel, entonces un niño de seis años y ahora, un ado-lescente de 15. A su entonces compañero sentimental, Antonio D`Amico, Versace le deja- ba una asignación vitalicia de 33.000 dólares mensuales y el derecho a vivir en la casa que prefiriera. El testamento no mencionaba a Donatella.
El modisto escribió el documento en 1996, poco después de ser tratado de un cáncer en el oído y cuando la relación con sus hermanos atravesaba uno de sus momentos más críticos. No en vano, el diseñador reconoció ese mismo año que estaba "en guerra" con Donatella, que había ascendido en la compañía hasta convertirse en su rival. Pero, como buen italiano, Gianni Versace tenía muy claro que la empresa debía permanecer en manos de la familia.
Aunque Allegra Beck es la dueña de la firma, sigue siendo Donatella quien la gestiona. La joven está volcada a estudiar interpretación, Historia del arte y francés en Los Ángeles. "Allegra sueña con convertirse en actriz. Si lo logra, estupendo; si no, se incorporará a traba- jar en la compañía", aseguró su madre.
Los que conocen a Allegra la definen como una joven sensible, reservada, esquiva e inteligente, un carácter forjado entre desfiles, mansiones, cirugías, fiestas, estética y drogas. Su madre se ha confesado adicta a todas estas cosas, aunque dejó la cocaína hace dos años. Sin embargo, entra y sale continuamente del quirófano buscando una imagen perfecta que también su hija persigue.
Amores y conflictos
Gianni Versace adoraba a la pequeña Allegra, a quien trataba como si fuera su propia hija, convencido de que la niña era igual a él en carácter y personalidad. Pocos apostaban a ella cuando la vieron, de luto riguroso, llorando como una magdalena en el funeral de su tío. Casi todos daban por sentado que sería la extravagante Donatella la beneficiaria del peculiar legado. "Me gusta mucho hablar con Allegra", confesó Gianni en entrevista a Vanity Fair, publicada un año antes de su muerte. En esa ocasión quedó demostrado el amor por su pequeña sobrina como los roces constantes con su ambiciosa hermana. "Allegra dice siempre la verdad sobre Donatella. Ella dice no te preocupes tío, ya sabes que mi madre es muy exagerada."