4x4 igual a rutas peligrosas

Arturo Borges*

Es notoria la cantidad de siniestros que se producen en las curvas, con saldos lamentables de muertos o heridos graves. Si bien las características de los vehículos que intervienen son heterogéneas, vemos continua y reiteradamente a las famosas 4 x 4, "wagon" o "doble cabina", sufriendo las consecuencias de una conducción errónea.

Las características de estos accidentes son de salida de la curva y posterior vuelco, choque de frente con el vehículo que viene en sentido contrario, o impacto contra un obstáculo detenido en medio de la curva. Dejando de lado la realidad ya conocida de carencias en la estructura vial, en la mayoría de los casos los siniestros se producen por exceso de velocidad e impericia del conductor. Tanto en ciudad como en carretera.

Por lo general el velocímetro de estos vehículos tienen un máximo de velocidad marcado de más de 200 km/h, un tope similar al de otros vehículos que no tienen esas características de gama media o superior. Esto significa que aquellos conductores recientes de este tipo de máquinas, deben prestar una especial atención a la velocidad de marcha, ya que ésta muchas veces juega en contra del dominio del vehículo en determinadas situaciones. El ejemplo más claro es la entrada a las curvas, espacio de altísimo riesgo causado por la modificación de la trayectoria de un vehículo y su velocidad, donde entran a actuar otras fuerzas además de la tracción.

Todo vehículo en movimiento está sometido constantemente a diversas fuerzas que actúan sobre la dirección de su desplazamiento, como ser las fuerzas de masa (inercia, gravedad, centrífuga) y otras perturbadoras como el viento. Por razones de espacio no vamos a entrar a enumerar las causas y los efectos que ellas producen en forma específica, pero sí podemos detallar que las primeras actúan sobre la totalidad del vehículo, por lo general aplicadas al centro de gravedad para hacer más fácil su cálculo. Las fuerzas de masa actúan en el sentido de dirección de la circulación (frenado) o perpendicular a la misma, fuerza centrípeta o centrífuga.

En las curvas o en las posiciones de mayor inestabilidad, estas fuerzas provocan movimientos autónomos del vehículo alrededor del punto más alto del eje que pasa por el centro de gravedad, aumentando el peligro de la pérdida de dominio. Las fuerzas de masa y perturbación deben ser transmitidas al pavimento por las ruedas del vehículo, y permanecer allí por fricción, entre las ruedas y el pavimento. El control y dominio inteligente de estas fuerzas es la base técnica de la conducción. Darles direccionalidad, intensificarlas, disminuirlas o evitarlas, implican el conocimiento de esas fuerzas y estar en condiciones de operar los comandos del vehículo correctamente.

Cuando en el caso de un derrape se bloquean las ruedas, un movimiento del volante o de la carga del vehículo hacen que el centro de gravedad se cambie de la directriz de marcha y se genere un componente giratorio que lo desequilibra, produciéndose así una aceleración que tiende al giro completo. Es el clásico trompo, causal en algunos casos de terribles siniestros por vuelcos o impacto con vehículos que circulan en sentido contrario.

Las características irregulares de la vía o la presión incorrecta de los neumáticos, también pueden favorecer a esta pérdida de equilibrio. La construcción de "peralte" en dichos lugares pretende contrarrestar el efecto de la fuerza transversal centrífuga, pero no lo soluciona totalmente, pues aquel está calculado en función de la trayectoria de la curva, velocidad y coeficiente de rozamiento o fricción.

Otro aspecto que no tienen en cuenta aquellos que finalmente son protagonistas de este tipo de accidentes, son las características especiales de este tipo de vehículos, con el centro de gravedad más alto, con una fuerza eólica importante por debajo del mismo, y que tiende a disminuir el coeficiente de rozamiento a mayor velocidad. Además, poseen una amortiguación distinta a la de los vehículos tipo turismo. Nuestra estructura vial puede presentar serias dificultades para la circulación de este tipo de vehículos a grandes velocidades, pero estas se vuelven más peligrosas cuando quienes conducen estas máquinas están desprevenidos, son imprudentes o inexperientes. Es indispensable por lo tanto, que los conductoras conozcan las particularidades de estos automóviles, e incluso que se les haga rendir pruebas de conocimiento diferentes a las actuales para habilitar su licencia de la conducir.

(*) Es director del Instituto de Seguridad y Educación Vial.

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