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Álvaro Rodríguez, conciliador, generoso y eterno optimista

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Álvaro Rodríguez, presidente de Trouville, falleció este domingo tras semanas enfermo por COVID-19. Foto: Archivo El País

CORONAVIRUS EN URUGUAY 

Viajó a ver al Real Madrid y se contagió allí del COVID-19. Presidente de Trouville y apasionado de Peñarol, sus allegados se juntaron para, pese a la pandemia, darle un aplauso de despedida.

“Gordo, ya vamos a ir a ver Real y Barcelona, es una verdadera fiesta”, me
dijo meses antes de ir a ver, nuevamente, el partido de fútbol que lo
atrapaba. Es que una de las pasiones de Alvarito era ir a España a ver el
clásico del futbol hispano.

El pasado 27 de febrero Álvaro Rodríguez emprendió nuevo viaje a la
Madre Patria junto a su pareja, su hermana y cuñado y su socio con la
señora. Un viaje de placer que tenía para el “Gordo”, así nos decíamos
mutuamente, el aliciente de poder disfrutar un nuevo Real y Barcelona
(jugaron en el estadio de Barcelona el 2 de marzo).

Una de sus tres grandes pasiones deportivas, el Real de Madrid fue causa
de su viaje y de contagiarse, el único de los seis, del COVID-19.

El “Gordo” recibía día a día informes de otras de sus pasiones deportivas,
la cual compartíamos desde muy chicos, el Club Trouville, que, durante su
estancia en Europa conseguía un victoria en el Campus de Maldonado
logrando, la última copa con Álvaro como presidente del club, sin dejar de
soñar con la Liga Uruguaya. Vía WhatsApp le pedí que festejara en Cibeles el triunfo de “su” o nuestro querido club y se fuera de tapas con los suyos.

Álvaro Rodríguez. Foto: Gentileza familia Rodríguez
Álvaro Rodríguez. Foto: Gentileza familia Rodríguez

Apenas regresado del viaje, el sábado 14 de marzo, tras los trámites en
Carrasco se fue directamente a su chacra en Punta Espinillo, donde
comenzó con la cuarentena junto a Verónica. Hablamos un par de veces en la semana, ambos en cuarentena, llegué de Buenos Aires el domingo 15 tras cubrir el Latino para Ovación.

Hizo fiebre un par de veces, el lunes 23 la ambulancia lo fue a buscar, no
permitieron a Verónica acompañarlo. Fue la última vez que vio al "Gordo".
Le escribí el lunes y el martes, tenía el visto pero no tuve respuesta, el
miércoles 25 a las 09:28 fue la última vez que entró al WhatsApp. Fue el día que entró al CTI.

Fueron cuatro semanas duras, el “Gordo” la peleó, todos los días
esperábamos el parte médico, su sobrino Danny, la misma Verónica o su
hija Guillermina, sus compañeros del cambio o por el grupo de WhatsApp del club nos íbamos enterando de cada informe. La semana anterior a dejarnos nos permitió a todos ilusionarnos, tras dos días de mejoras tuvo recaídas y complicaciones que se lo llevaron el domingo 21 de abril a las 04:00 de la mañana. Su físico dijo basta.

La pandemia, sus protocolos no permitieron algo que todos queríamos
todos, su familia, sus amigos, sus conocidos, despedirlo de la forma que el
"Gordo" se merecía.

Durante toda la mañana de ese domingo cayeron WhatsApps y recibí llamadas con referencia a Álvaro. Como así las recibí, otros muchos tantos allegados al “Gordo” también recibieron. Todos lo querían despedir.
Un cortejo de 40 autos realizaron una caravana hacia el Parque de la Ruta
102, a metros del Campeón del Siglo, hogar de de su tercera pasión,
Peñarol.

Solo un auto y cinco personas pudieron acompañar a un gran tipo a su
última morada. Cientos lo aplaudimos desde la ruta antes que el pequeño
cortejo ingresara al Parque.

Tras cuatro semanas de lucha, tras disfrutar “su” clásico español, tras
disfrutar la clasificación del rojo a la Sudamericana y lograr la Copa, tras
sufrir y pelearla y con muchísimo pesar de todos sus amigos, conocidos, y
no tan conocidos, Álvaro se fue. Con su sonrisa, con su extremo
optimismo, con años aun para recorrer.

El COVID-19 se apoderaba, en Uruguay de su décima víctima. Se llevó a
un gran tipo, a un gran amigo, a un tipo conciliador, generoso, afable y a
quien nadie le conocía un solo enemigo.

El COVID-19 no solo se llevó al presidente de Trouville, se llevó al fanático
del Real y de Peñarol, se llevó a mi amigo, al entrañable Alvarito.

Nunca le gustó la notoriedad, siempre fue de perfil bajo, le costaba hacer
una nota como presidente del club, pero siempre estaba al pie del cañón
para acomodar las piezas en el club, o dar por finalizada una discusión con
su afán conciliador.

Se te va a extrañar ”Gordo”, todos tus amigos notamos tu ausencia.
Que en paz descanses, Gordo querido, maldito COVID-19.

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