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Realeza y gastronomía: las sorprendentes preferencias alimenticias de la reina Isabel II

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Isabel II y la familia real británica
TOPSHOT - Britain's Queen Elizabeth II waves to the crowd from Buckingham Palace balcony at the end of the Platinum Pageant in London on June 5, 2022 as part of Queen Elizabeth II's platinum jubilee celebrations. - The curtain comes down on four days of momentous nationwide celebrations to honour Queen Elizabeth II's historic Platinum Jubilee with a day-long pageant lauding the 96-year-old monarch's record seven decades on the throne. (Photo by Frank Augstein / POOL / AFP)
FRANK AUGSTEIN/AFP fotos

REALEZA

El famoso ex chef real Darren McGrady acaba de reeditar un libro donde revela la relación de la familia real con la comida

La reedición de un libro sobre anécdotas palaciegas en torno de la gastronomía, rencendió curiosidades sobre las comidas preferidas de la Reina Isabel II

Se trata de una publicación de 2007 llamada “Eating Royally: Recipes and Remembrances from a Palace Kitchen”, donde el chef Darren McGrady, conocido por haber trabajado para la realeza británica durante quince años, comparte datos curiosos sobre los miembros de la casa real de Windsor y su relación con la comida.

Scones... para sus mascotas

Como todo té inglés, el de la reina siempre venía con scones aunque, al parecer, ella los dejara de lado. Así lo cuenta McGrady: “Se servían religiosamente todos los días, alternando entre los de frutas o los simples”, y agrega: “Aunque la reina insistió en que fueran parte de su té, sospecho que, en realidad, no le gustaban. Lo digo porque nunca, nunca los comió”. 

No se los comía ella, sino que se los reservaba para sus mascotas: “En cambio, al final de su té diario, la reina tomaba un scon y lo desmenuzaba en el suelo para los corgis. Parece que a los perros les gustaban mucho” afirmó.

Sándwiches, no ataúdes

Un fragmento del libro de McGrady está dedicado a la forma de los sándwiches de té. El cocinero cuenta que en sus primeros días en el palacio de Buckingham, preguntó por qué debían cortar sus esquinas y la respuesta fue increíble: “Me dijeron que nunca cortara un cuadrado o un rectángulo. Se parecía demasiado a un ataúd y significaba que le deseabas el mal a la reina. Tuve cuidado de nunca cometer ese error”. 

Recuerdos gastronómicos

Todos los días, el jefe de cocina preparaba una lista de sugerencias de menú para que la reina eligiera qué quería comer ese día. “Cada día escribía sus sugerencias en un libro encuadernado en cuero rojo con ‘Menu Royal’ grabado en oro en la cubierta”, reveló McGrady. “Tan pronto como se llenaba un libro, se enviaba a los archivos reales y se enviaba un nuevo libro a la cocina como reemplazo”, destacó. 

Isabel II
Al igual que los demás miembros de la familia real británica. Isabel II disfruta de la hora del té (Crédito: David Cheskin/PA Wire)

Cuando fue enviado a Kensington, McGrady intentó hacer lo mismo con la cocina de la princesa Diana, pero a ella no le importó demasiado. “Ella pensó que era una pérdida de dinero y preguntó: ‘¿Por qué alguien en los próximos años querría saber lo que comí?’”. 

Cuaresma sin chocolate

Si bien a la reina Isabel II le encanta el chocolate, lo abandona durante la cuaresma cristiana como sacrificio para Dios: “La reina renuncia al chocolate durante la cuaresma, por lo que sus chocolates Bendicks Bittermints y Charbonnel et Walker favoritos están desterrados”.

“El domingo de Pascua, los chefs hacían todo lo posible para preparar todo tipo de golosinas de chocolate para compensar los cuarenta días de abstinencia”, señaló McGrady. “Había pasteles de chocolate, además de chocolate con leche, chocolate blanco y huevos de chocolate agridulce”.

Solo frutas de estación

Al parecer, tal como a su hijo Carlos, a la reina le gusta comer la fruta en su temporada adecuada. “La reina era muy exigente con el consumo de frutas de temporada. Podíamos servir frutillas casi todos los días durante el verano, pero ¡ay de cualquier chef que las pusiera en el menú en enero!”, reveló. 

Los corgis en la cocina

Cuenta McGrady en su libro que la reina amaba a sus corgis y que podían darse cuenta de que ella estaba preparada para almorzar cuando las mascotas llegaban corriendo a la cocina. Esto sucedía cuando la reina se trasladaba a Sandrigham, en Norfolk. 

“El comedor estaba justo al lado de la cocina, y sabíamos cuándo vendría la Reina para almorzar porque la puerta siempre estaba abierta y los perros serían llevados a la cocina”, escribió el cocinero.

“Podía sentir hasta doce en el comedor real y seis en la sala de personal, todo ello mientras navegaba alrededor de los perros, que saltaban en busca de golosinas”, aseguró. “No se podía apartar a los perros, porque la Reina los oiría aullar en la habitación de al lado y sabría lo que estaba pasando”.

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