Realeza

Aunque no parezca propio desu historia de amor de cuento de hadas, los duques de Sussex también tienen sus diferencias y en esta oportunidad sus distintas visiones podrían terminar en una discusión con consecuencias públicas.

Y es que trascendió que el matrimonio podría estar invitado a la ceremonia de entrega de los premios Oscar que se realizará el 27 de marzo. Según el diario británico The Sun, Harry “ni siquiera piensa en la posibilidad de asistir al evento”, mientras que Meghan, al parecer, tiene muchas ganas de reencontrarse con sus excolegas de Hollywood.

El motivo del duque de Sussex tiene lógica: no quiere cruzarse con nadie relacionado con la película Spencer, especialmente, con Kristen Stewart que, dada la excelente interpretación que hizo de la princesa Diana, es una firme candidata a la nominación como Mejor Actriz. Al parecer, Harry quedó muy afectado después de haber visto el film en el que su madre es retratada triste y en estado de desesperación.

Es cierto que todavía todo son especulaciones porque ni siquiera se conocen las nominaciones ni tampoco la lista de invitados. Sin embargo, es claro que tanto Stewart como los Sussex son claros candidatos a sentarse en la platea del teatro Kodak: la actriz por su trabajo en el film de Pablo Larraín y la pareja real por el glamour y por la ansiedad que provoca su presencia.

Meghan, por su parte, da por sentada la invitación y no oculta las ganas de reencontrarse con sus amigos hollywodenses. No hay que olvidar que, antes de casarse con Harry, fue una de las protagonistas de la exitosa serie Suits.

De acuerdo con fuentes cercanas a la pareja que fueron citadas por el sitio OK! USA, Meghan, dadas sus dotes como actriz, podría ignorar o disimular frente a Stewart, sin embargo, “Harry no es alguien que pueda fingir y sus nervios todavía están en carne viva”.

La película Stewart no pretende ser un registro documental o histórico de la vida de Diana, sino que su premisa es mostrar su sensación de aislamiento y desolación en un entorno de lujo lúgubre. La historia transcurre un fin de semana a principios de los noventa cuando la princesa y Carlos se encuentran en Sandringham para Navidad esperando la llegada del resto de los invitados.