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Los Feippe: Tarde o temprano en Colonia del Sacramento

Sofi Solari Adot reflexiona sobre la importancia de las uniones invisibles del presente con el pasado y cómo eso los marcó en su llegada a Colonia.

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Los Feippe en Colonia

Por Sofi Solari Adot

En 1680 el embajador de Río de Janeiro, Manuel de Lobo, llegó a la ciudad de Colonia del Sacramento con cuatro centenas de soldados, navíos y artillería a construir una Fortaleza. En 2019,Los Feippe llegamos en barco desde Argentinacon un motorhome y cuatro pasajeros. Estrenábamos almas hambrientas de rodar la vida y fundar una nueva identidad como familia nómade.

La primera vez que escribí esta historia solo te hablaba de la fachada tan hermosa de esta ciudad, de sus callecitas de adoquines donde mis hijos jugaron a que viajaban en una máquina del tiempo, de lo fácil que es, en Colonia, imaginar cómo habrá sido la vida hace cuatrocientos años ya que aún pueden verse los cañones sobre el Bastión.

Hoy, reescribo lo que te quiero contar, tras derribar una muralla tan antigua como la que construyeron los portugueses en 1745 como entrada a la ciudadela. Estoy sentada junto a Mauri, sobre un montón de piedras que conforman un paredón en el que nuestros hijos corren sin parar. Me atraviesan las imágenes de hace cuatro siglos, y entiendo lo que se siente cuando se está a la búsqueda del propio lugar en el mundo. Imagino mis brazos sobre los cañones y siento el impulso de luchar, el campo de batalla, la fuerza del fogonazo, la inquietud, el miedo. Yo también estoy muerta de miedo.

Ya no creo en las casualidades.

Los Feippe en Colonia

Colonia es un territorio charrúa estratégicamente ubicado donde, durante siglos, los españoles y los portugueses lucharon por clavar bandera en un sitio de su pertenencia, según sostenían ambos. Un sitio anhelado y envuelto en ansias de logros, victorias, realización, éxito.

Declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad, se recorre a pie ya que no se permite la entrada de vehículos. Calles de piedra y suspiros, faroles antiguos, puertas bajas de diferentes colores, cañones, subidas y bajadas, el sonido del agua, el puerto, las rocas, los teros, la puerta de la ciudadela, los carteles antiguos, los ombúes y sauces llorones, la mezcla arquitectónica heredada de portugueses y españoles, todo aquí permite vibrar y comprender de lo que somos capaces los seres humanos en pos de una conquista.

Ya no creo en las casualidades.

Reescribo que te quiero contar porque antes no fui sincera. No te decía a qué le tengo miedo. Son tantos que no puedo contarlos. Me aterra estacionar el Motorhome a la intemperie en la noche, me da miedo que mis hijos extrañen sus afectos, tengo pánico a fracasar en este nuevo estilo de vida, me asusta el salto el vacío, me paralizan mis propios prejuicios y los miedos ajenos, me aterra no poder cuidar bien a mis hijos.

Sin embargo sigo adelante, así, con miedo. Como éstos se reciclan, no se van, aprendí a saludarlos y a desempolvarlos en cada nueva aventura.

Los Feippe en Colonia

Estaba inmersa en todos estos pensamientos, cuando la mirada inocente y liviana de mis hijos me dio una nueva perspectiva. Ellos corren por la muralla, suben y bajan de la carretilla, buscan cangrejos, quieren ir a pescar y a tomar un helado cerca del puerto. Ellos hacen dibujitos de faroles, cadenas y puertas antiguas. Ellos trepaban al faro y señalan con sus manos diminutas que más allá, a los lejos, en el mar, hay algo más.

Hay algo más que miedos, batallas, conquistas, valentía. Hay algo más que puntos en el mapa, fachadas, ríos y pueblos bonitos o no tanto. Hay algo más que habitar y amar lugares que no nos pertenecen.

Nuestros antepasados nos dejaron huellas que hay que habitar y así poder encontrar la fuerza de los mensajes que perduran en la historia. Todo tiene una unión invisible con el pasado, todos tenemos alguna cicatriz, alguna historia que contar; el presente nos da la oportunidad de elegir cuál será, porque no hay futuro sin presente.

Tenemos que aprender a escribir y reescribir las historias que nos contamos. Tarde o temprano todos seremos historia.

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