La tablita echó por tierra la primera farmacia de Armen Zeitounsián (54) en la Unión. Tenía 27 años y aún no sabía que las crisis representan oportunidades. Hoy, junto con su esposa, Anahí Nalbandián, va por la cuarta farmacia Pigalle abierta en la zona de Pocitos (en 21 de setiembre y Tomas Diago), que se suma a las de Avenida Brasil, Benito Blanco y, la primera de todas, en Buxareo, hace más de veinte años.
Para este último local el empresario destinó una inversión inicial de US$ 400 mil.
En Montevideo existen unas 650 farmacias y un centenar de ellas se encuentra en Pocitos. Si bien el empresario aseguró que no será este el último negocio que abrirá, reconoce que Montevideo tiene "más farmacias de las que debería".
Para Zeitounsián la clave del negocio consiste en manejar la fracción del mercado de lujo sin discriminarlo de la farmacia comunitaria.
A futuro, su objetivo es acordar alianzas estratégicas que le permitan lograr una mayor participación de mercado accediendo a otras zonas de la ciudad, "pasando de ser una empresa familiar a una familia empresarial", afirma.
Consultado sobre el movimiento comercial de la empresa, lo grafica en el millón y medio de unidades anuales vendidas y 2.800 tickets promedio que emiten por día los cuatro locales.
Actualmente trabajan para la firma cerca de 100 empleados.