El ícono pop que calza a millones

Con 43 años a cuestas, las Vans ya no sólo conquistan a skaters y surfistas, sino a todo joven que se precie de cool

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El nombre de Vans proviene del apellido Van Doren, algo que hace sentir orgulloso a Steve, un hombre que a pesar de sus 54 años, posee el espíritu aventurero y activo que ha caracterizado a la empresa que fundó su padre en 1966, la cual ha sabido conservar como un referente de juventud, estilo y actualidad.

"Mi padre creó una compañía hace 43 años que significa mucho para mí porque he trabajado para ella desde siempre", reconoce quien dirige hoy Vans, una marca legendaria de California para el mundo.

"Mi padre trabajó para una fábrica de zapatos por un año y después decidió comenzar con su propio negocio. Desde entonces, skateres, surfistas, practicantes de motocross, todos esos deportistas comenzaron a usar los Vans gracias una característica principal: el grosor de la suela; pero ahora son muchas más las personas que disfrutan de lo que hacemos", dijo el empresario.

El calzado de la marca es un ícono de la cultura pop que se ha colado en los armarios de propios y extraños. No es necesario ser un deportista para lucirlos; hoy en día, tanto padres como hijos son capaces de adaptarlos a su forma de vida, cualidad que Steve lleva en el corazón.

"Iniciamos con un modelo clásico, el canvas lace-up shoe (tenis de loneta y agujetas), y en 43 años no ha dejado de ser el más popular. Ahora contamos con muchos modelos que se adaptan al estilo de cualquiera. Esto es mi vida y no sabría cómo llenar una solicitud para otro trabajo. Tengo 54 años y soy tan cool como un chico de 12 en lo que se refiere a usar los Vans. Mientras pueda hacer eso, seguiré en la misma labor", reconoce.

Ser testigo de lo que se ha convertido la compañía representa una gran satisfacción para Van Doren: "Siempre estoy viendo los pies de la gente. Es la mejor recompensa para mí y para todo nuestro equipo de trabajo".

De niño quería ser como su padre y no pensaba en otra cosa que no fuera vender zapatos. A los 10 años, mientras su antecesor iba haciendo crecer el negocio, él pasaba todos los fines de semana detrás de un mostrador. "Me encantaba vender zapatos y lo hacía bien, mi papá me daba 51 dólares de sueldo. ¡Para mí era mucho dinero! Cuando terminé la preparatoria, intenté ir a la universidad pero no funcionó. No era lo mío, sólo quería trabajar en Vans.

La firma californiana es un negocio de familia y Van Doren prefiere rodearse de ese ambiente: "Es una compañía única, hasta tenemos nuestra rampa de patinetas en la oficina. Estamos rodeados de una vibra joven, es difícil conservar una mentalidad moderna, sobre todo un cincuentón como yo. Pero siempre estoy atento a lo que los chicos hacen, quieren y buscan. Los tatuajes, los piercings, la moda, todo", explica.

El libro Vans: Off the Wall narra la historia de una marca que ha ayudado a definir un estilo de vida. Es una recopilación de las colaboraciones de la firma con distintas manifestaciones de la cultura urbana. EL universal, GDA

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