Kaszek Ventures es uno de los mayores fondos de inversión de América Latina. En su portafolio figuran más de un centenar de empresas y ha fondeado a «unicornios» (compañías valoradas en al menos US$ 1.000 millones) como Kavak, Bitso y NotCo, entre muchas otras. También invirtió en la uruguaya PedidosYa y sumó recientemente a su portafolio a la startup local Finta.
El cofundador y socio director del fondo, el argentino Hernán Kazah, dice que el ecosistema startup empieza a mostrar los primeros signos de recuperación del lado inversor, tras la euforia que experimentó el sector durante la pandemia y su posterior declive.
El inversor participará como invitado en la Mega Experiencia Endeavor (el miércoles 26 en el LATU), donde compartirá su «visión optimista de la tecnología» y su rol en América Latina como un factor que ayude a lograr una mayor inclusión financiera, un mejor acceso a la educación y la salud, y al cuidado del planeta.
En la previa, Kazah conversó con El Empresario sobre qué le atrae de un proyecto a la hora de invertir, los «unicornios» latinos y su visión del riesgo.
-¿Qué aspectos valora en una startup al evaluar una inversión?
-Nosotros miramos tres grandes temas. El primero y principal es el equipo, quién está llevando adelante la idea, por qué lo están haciendo. ¿Es porque vieron en un Excel que hay una oportunidad de generar un retorno financiero o porque están comprometidos con la solución a ese problema y casi que no pueden dormir si no se dedican de lleno a tratar de resolverlo? Siempre digo que para emprender hay que ser muy racionales en el proceso de toma de decisiones, pero el comienzo tiene que ser mucho más emocional. En algún momento te vas a encontrar con situaciones difíciles, y ahí solo quienes están comprometidos de corazón son los que se mantienen.
También está la conformación del equipo. Somos una compañía que invierte en empresas de tecnología que tratamos de que siempre la parte tecnológica sea el corazón de lo que tratan de desarrollar los emprendedores, que tengan una visión de producto y traten de construir ventajas competitivas a partir de eso.
Y después está el liderazgo, la capacidad de convencer a otros, porque en esto empiezan los fundadores pero después tienen que sumar más gente al equipo y necesitan que quienes se integren estén tan convencidos como ellos. Ese es el primer capítulo.
El segundo es el mercado. Tenemos que sentir que está creciendo, que a partir de la tecnología que este equipo quiere desarrollar hay oportunidad de cambiar o disrumpir el mercado y que haya una ventaja para quienes tratan de hacer eso a través de la nueva solución. También tiene que ser un mercado grande, porque en tecnología y para un fondo grande como nosotros, los negocios tienen que ser de economías de escala.
El tercer punto, también muy importante, es el modelo de negocio, cómo la startup va a hacerse sustentable, cómo generará recursos propios para después reinvertirlos y seguir creciendo.
-La pandemia desató un «boom» de inversión en startups, pero esa euforia pasó. Grandes tecnológicas incluso están eliminando empleos. ¿Cómo ve esta coyuntura en el ecosistema?
-En esta industria hay siempre «picos» y «valles». La innovación no sucede en forma lineal y esos picos básicamente se dan porque todos -principalmente los inversores pero también los emprendedores- se vuelven demasiado optimistas y no le prestan atención al costo de capital y parece que todo es posible, entonces nos «sobre-entusiasmamos» alrededor de la tecnología. Eso fue un poco lo que pasó en la segunda mitad del año 2020, todo 2021 y un poquito de 2022. La tasa de interés casi a cero o negativa incluso en términos reales, generó un exceso de capital, ese capital buscaba oportunidades y se combinó con el optimismo que había alrededor de tecnología, porque parecía que resolvía todos los problemas de la pandemia.
Como suele pasar, eventualmente el mercado se empieza a dar cuenta que tal vez estaba sobre-optimista y en lugar de corregir un poco, corrigió muchísimo. Y se puso súper pesimista. Pero creo que todo este auge de la inteligencia artificial (IA) está ayudando a salir de eso. Para ello necesitás dos cosas: que los inversores empiecen a tener un poco más de ambición y menos miedo, y otra cosa que suele pasar es que aparece una nueva tecnología que vuelve a entusiasmar a todos y está sucediendo con la IA. Hoy el mercado está cauto, pero más optimista que en 2022.
-¿Cómo ha adaptado Kaszek su estrategia a este contexto?
-Durante 2022 casi que exclusivamente trabajamos con nuestro portafolio, nos dedicamos a ayudar a nuestras compañías (NdR: unas 100) a recalibrar sus planes.
-¿Qué meta inversora se han trazado para este año?
-No nos forzamos a invertir. Tal vez hay un trimestre donde cerramos seis inversiones nuevas y en otro no invertimos. Obviamente, miramos compañías y está la parte de cuidar nuestro portafolio. La innovación viene en ondas, hay momentos que te llegan un montón de planes de negocio interesantes al mismo tiempo, hay otros momentos en que no. De todos modos, estamos totalmente abiertos (a invertir). Tenemos fondos que levantamos este año que todavía no utilizamos así que estamos esperando completar los anteriores para comenzar con los nuevos.
Creemos que las mejores oportunidades suelen aparecer cuando se producen esas correcciones en el mercado. Porque lo que queda son los emprendedores que están más comprometidos, que tienen una conexión más directa con el problema que están resolviendo, al final las condiciones que uno termina acordando son más razonables y los planes de esos emprendedores terminan siendo más lógicos, porque como saben que tienen capital limitado, no se ponen a perseguir 20 cosas a la vez, sino que se mantienen más enfocados.
-¿Cómo ve el mercado uruguayo como opción para invertir?
-Miramos toda la región. Brasil es el mercado más grande y también es el ecosistema más desarrollado así que la mayoría del capital -un 50% o 60%- va ahí. México ha surgido en los últimos tiempos y hoy capta un 20%, 25%, y el resto se distribuye por la región, pero no es planeado. Si mañana encontramos tres buenas compañías en Uruguay invertimos allí. En Uruguay tuvimos a PedidosYa y hoy tenemos una nueva compañía, Finta, que sumamos este año.
Foco en IA, fintech, salud, educación y sustentabilidad
« Somos bastante agnósticos al sector (tecnológico), invertimos en cualquier lado», definió Kazah sobre la elección de las áreas en las que invierte su compañía. El empresario explicó que el foco del fondo Kaszek está puesto en emprendimientos de América Latina que tengan a la tecnología como parte de «la columna vertebral del negocio».
En base a esos criterios, Kaszek está «súper abierto» a las oportunidades de negocios que surjan, dijo su cofundador. Hoy en día, Kazah se entusiasma con las posibilidades que ofrecen la inteligencia artificial y el mundo fintech -principalmente en infraestructura a través de la combinación con tecnologías como blockchain y criptomonedas-. A la lista también sumó el sector de la educación y la salud. Según el inversor, la tecnología seguirá facilitando el acceso a ese tipo de servicios así como su personalización.
Otro vertical interesante es el de aquellas startups que buscan resolver los desafíos, cada vez más urgentes, que presenta el cambio climático, asociados a temas como la energía.
«Estamos empezando a ver muchos emprendedores que están tratado de resolver ese problema con compañías con fines de lucro, no son ONG», remató Kazah.
-Muchas empresas tecnológicas latinas han captado inversión de fondos de distintas regiones y países. ¿Qué tan fuerte es la competencia de Kaszek hoy?
-Nosotros estamos en este ecosistema hace ya 25 años, somos viejos. Y el ecosistema al comienzo era muy chiquito, había que hacer un esfuerzo proactivo para tratar de atraer capital externo hacia la región, era muy difícil y eso poco a poco fue mejorando. Hoy Latinoamérica está en el radar de todo inversor global. Por supuesto, tiene que haber una buena oportunidad, un buen equipo, una buena compañía. Durante el boom de 2020 y 2021 estuvo lleno de fondos que querían entrar en región. Ahora como el mercado se desinfló en los últimos tiempos, hay menos (competencia) y muchos fondos están más enfocados en sus mercados clave y han salido un poco de la región. Pero así y todo sigue habiendo interés. Estamos encantados que el ecosistema crezca, que haya más capital disponible.
-¿Qué futuro avizora respecto al nacimiento de nuevos «unicornios» en América Latina?
-En el largo plazo, la tendencia es creciente, pero cuando uno mira en el último año o dos se ven esas subidas y bajadas. Parte de la cantidad de «unicornios» que aparecieron en los últimos años fue por el exceso de capital en el mercado. Parte fue porque el ecosistema de la región está más desarrollado y hay buenas oportunidades. Creo que seguiremos viendo más compañías con valoraciones altas, y así como ha pasado en otros mercados más desarrollados, cuando miremos cuáles son las principales 20 compañías de la región, la gran mayoría serán de tecnología.
-¿Qué es para usted el riesgo?
-El riesgo es una evaluación relativa. Por un lado, porque mi visión del riesgo a los 20 años seguramente sea muy distinta de hoy que tengo 50. Soy las misma persona pero tengo otros aprendizajes, miedos y habilidades. Pero también es relativa al potencial retorno, eso es un poco lo que la economía nos ha enseñado. Cuando miramos cada compañía, todas tienen mucho riesgo porque tienen que pasar muchas cosas para tener éxito, todas son bastante poco probables pero si suceden, cuál es el premio. Y ahí cada uno trata de equilibrar la balanza para que sea a favor de que si eso llega a suceder, el retorno sea positivo. Ahora, cuando uno va a los casos individuales terminamos muchas veces equivocándonos más de lo que acertamos. Por suerte, hasta ahora las veces en las cuales tenemos razón nos paga todas aquellas en que no acertamos. Ese es un poco el desafío de esta industria: no se trata de tener pocos errores sino de tener muy pocos grandes aciertos.