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Un mercado en clara mejoría 

De la conjunción de la variación salario real y empleo se puede extraer la conclusión que el mercado laboral viene evolucionando favorablemente.

Cola en seguro de desempleo
Cola en seguro de desempleo.
Foto: Archivo El País

Por Jorge Caumont

Todos los meses el Instituto Nacional de Estadística (INE), da a conocer información que permite apreciar lo que ocurre en el mercado laboral. Por un lado la institución hace públicos los resultados del empleo y del desempleo a partir de la Encuesta Continua de Hogares y, por otro lado, también da a conocer el comportamiento de los salarios nominales. Esa información permite analizar lo que viene sucediendo en el mercado de trabajo; cuál es la tendencia de la actividad económica por su reflejo en el empleo y cuál la del poder de compra de los trabajadores.

Empleo

En el mes de diciembre la información que ha brindado el INE sobre el empleo en Uruguay muestra que la oferta de servicios laborales por parte de la población —la económicamente activa— o en condiciones de trabajar, ha aumentado y que, a su vez, la cantidad de personas que han conseguido empleo por la demanda de sus servicios, también ha aumentado. No obstante, dado un crecimiento mayor en la oferta de servicios de trabajo que el del incremento de la cantidad demandada de trabajadores, la tasa de desempleo tuvo leve alza sobre noviembre ubicándose en 7,9%. Se trata de un registro que previo a la pandemia del virus de Wuhan no se había logrado luego de los últimos meses de 2018. El actual es un resultado sensiblemente menor —mejor— al que, en clara tendencia creciente, se ubicaba en 10,5% en el mes anterior al del inicio de la nueva administración de gobierno —la actual—, y previo al del comienzo de las restricciones sanitarias por la pandemia, que tuvo fuertes efectos adversos sobre la producción y el trabajo. En términos absolutos, la información que brinda el INE muestra que las personas con empleo son hoy 157.000 más que los que en aquel momento, febrero de 2020, dejara la pasada administración.

Los resultados referidos reflejan que, al menos desde el punto de vista del empleo y del desempleo y a pesar de los factores exógenos conocidos —particularmente la pandemia, la guerra Rusia-Ucrania y la crisis que sigue arrastrando Argentina—, la economía uruguaya se encuentra en una condición de su actividad económica claramente mejor a la de hace tres años.

Salario real

La información de diciembre del INE sobre la otra variable importante del mercado laboral, el salario real, muestra que su nivel es 3,4% menor al de hace tres años cuando culminara la anterior administración de gobierno. Ello se ha debido a que desde entonces los aumentos del índice medio de salarios (IMS) han sido menores a los de la inflación —o a los del aumento del índice de precios al consumo (IPC). La contracción del salario real se puede explicar por varios motivos, pero principalmente por factores exógenos: La pandemia que afectó negativamente a toda la producción y a la actividad económica y no solamente a los salarios sino, además, a las retribuciones de la mayoría de los demás factores de producción. Asimismo a la disminución de la capacidad de compra de los salarios han contribuido los otros exógenos ya mencionados que junto a la recuperación mundial tras la pandemia, provocaron alzas significativas en precios relevantes con importante golpe alcista del IPC —como indicador discutible de la inflación.

La caída del salario real se ha mitigado en 2022 por un alza del IPC menor al del aumento de los salarios, pero su nivel aún se ubica, como se mencionara, levemente por debajo del de hace tres años.

Conclusión y expectativas

De la conjunción de la variación que han tenido ambas variables —salario real y empleo— se puede extraer la conclusión que el mercado laboral viene evolucionando favorablemente pues la tendencia así lo indica. Asimismo, se puede señalar que el ingreso real de los hogares y el ingreso per cápita, que habían declinado pronunciadamente por la pandemia, muestran hoy —de acuerdo con datos del INE— una recuperación que los ubica casi 1%, en términos reales, por encima de lo que eran en el primer trimestre de 2020.

Lo que interesa estimar es si se mantendrá en el corto plazo lo que se viene dando en las variables comentadas. En definitiva, si la situación del mercado laboral seguirá mejorando tanto por el lado del empleo y del desempleo como por el del salario real. Es claro que para que ello ocurra no puede haber apartamiento en el mercado laboral, de las reglas de todo mercado: Que la cantidad ofrecida de servicios de trabajo no supere anormalmente a la cantidad demandada ante un nivel de salario real inconveniente. Todo exceso de la primera sobre la segunda se daría por un salario real mayor al de equilibrio y provocaría aumento en el desempleo.

Es muy probable que al menos en el corto plazo la demanda por trabajadores siga firme, al menos en aumento leve pese a la finalización de algunas obras conocidas, pero compensadas por nuevas inversiones tanto públicas como privadas previstas en sectores intensivos en el uso de mano de obra como la construcción y el comercio. Eso implica que el desempleo puede seguir declinando si, por otra parte y simultáneamente, las negociaciones salariales que se avecinan entre sindicatos de trabajadores y asociaciones empresariales no culminan con alzas de salarios en exceso marcado sobre una inflación que seguirá en descenso. Es que hay varias causas para que el alza de precios disminuya pero, fundamentalmente porque las altas tasas de aumento de los primeros cuatro meses del año pasado —debido a la inflación importada por la guerra Rusia-Ucrania— se irán sustituyendo en igual lapso de este año, por alzas menores. No es improbable que la inflación al cabo del primer semestre de este año se ubique —a pesar de la sequía, otro factor exógeno—, levemente por encima del objetivo de 6% del Banco Central.

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