Los tres sucesos claves del 2010

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CARLOS STENERI

Tres sucesos marcaron la historia del año que se cierra: la lenta pero indeleble recuperación de Estados Unidos, la crisis europea y, el comportamiento estelar de la mayoría de las economías emergentes, incluido Uruguay.

Esta historia aún no mostró sus capítulos finales, sino que promete nuevos vericuetos que harán un 2011 por demás interesante. De lo que decidan las autoridades de algunos de los implicados, surgirán resultados que pueden ser antagónicos. Vivimos en la paradoja de casi una mitad del mundo que vive en un boom sin precedentes, en tanto quienes tradicionalmente eran la locomotora mundial luchan para desenredarse de una situación complicada.

RESURGIR DE EE.UU. Aunque aún le resta camino para dejar atrás una crisis sólo superada por la de 1930, todo indica que su recuperación económica comienza a ganar tracción. En los dos últimos trimestres, su Producto Interno Bruto creció a ritmos anualizados cercanos al de su tasa natural de crecimiento (3%). Esa tendencia se apoya en un aumento de sus exportaciones netas y la recomposición de su consumo interno.

El puntal clave es la recuperación de su sector financiero. Y en ese sentido, la administración Obama dio muestras de gran destreza, capacidad de decisión y coraje que difícilmente tengan parangón reciente dado el desafío a resolver. En un lapso de escasos meses, el sistema financiero más sofisticado del mundo pasó de una situación de líder a ponerse de rodillas. Su alta internacionalización prometía una secuela de eventos adversos profundos, que era necesario evitar a todo costo. Ahí relució la destreza de una Administración que, apoyada por su Poder Ejecutivo, hoy recoge los frutos de una secuencia de decisiones bien tomadas. Como siempre, surgen en la actualidad los oportunistas que medran después de las guerras, opinando que se podrían haber tomado otros caminos menos onerosos. Pero en esto, lo que importan son los resultados. En un lapso de dos años, Estados Unidos pudo contener una crisis financiera sin precedentes, consolidar su sistema financiero, y recuperar parte de los recursos utilizados en las operaciones de rescate. La recuperación del crecimiento es una de sus consecuencias, tendencia que pautará su comportamiento futuro. Esa será la vía genuina de bajar su desocupación, alta para sus estándares (10%), pero la mitad de lo que marca la historia en episodios similares de crisis en economías desarrolladas.

Sin duda, este hecho por sus implicancias merece resaltarse como uno de los mojones que pautaron el devenir del año que se cierra.

TROPIEZOS EUROPEOS. Pobre Europa. Al final del año el contagio intraeuropeo comienza a hacerle mella. Lo que a principios de 2010 se vislumbraba como un problema exclusivo de su llamada periferia (Grecia, Irlanda, Portugal), va adquiriendo visos a escala continental. En estos días, las agencias calificadoras están centrando su atención en las dificultades de refinanciamiento de muchos integrantes de la Unión Europea. Es que dadas sus estrategias de fondearse a corto plazo para rebajar costos, sienten actualmente las restricciones que impone esa decisión buena en tiempos de bonanza pero letales en las crisis. En ese juego entraron casi todos, lo cual hace que países como Bélgica y Francia hoy se encuentren en una situación de rebaja sustancial de su rating. Un dato es elocuente: el costo de asegurar su deuda corresponde al de un soberano con un rating nueve y siete escalones por debajo respectivamente. Y si eso es lo que opina el mercado de algunos de los soberanos más solventes de la Unión Europea, qué resta entonces para aquellos que están en los límites como Portugal, España y una Italia que confía en su mercado doméstico para financiar una deuda abultada.

La dinámica perversa que han mostrado los acontecimientos recientes, salvo el desempeño estelar de Alemania, confirma algunas presunciones y plantea algunas interrogantes. En el primer plano, queda constatado el carácter global de la crisis, que su canal de transmisión generalmente es el sector financiero y su epílogo una crisis de endeudamiento del sector público. Esto último por problemas propios o por la internalización de los costos del rescate de sus bancos o el sector corporativo. Las interrogantes van por el lado de la permanencia de un esquema comunitario donde se entrega la soberanía monetaria y cambiaria, pero continúa, aunque limitada, la independencia fiscal. Todo ello, para abroquelar un proyecto de unión política cuyo estandarte es una moneda común.

En estas situaciones queda demostrado que las visiones políticas se dan de bruces con la realidad. Podría decirse, que éstas no tan sólo dificultan la salida, sino que son parte del problema. Y ello por dos razones: primero porque la inflexibilidad cambiaria entre sus miembros resta grados de libertad a la disensión de un mecanismo para resolver crisis que fueron aflorando en algunos de sus estados miembros. En segundo lugar, porque el euro fue una vía de transmisión de desequilibrios entre sus adherentes. En efecto, puso en un plano de igualdad ficticia a sociedades con dinámicas de productividad y responsabilidad fiscal muy diferentes. El resultado de una Alemania que prospera frente a otros que reptan en su crecimiento o sucumben ante un endeudamiento desmesurado son la prueba elocuente.

Sin duda, resolver esta encrucijada concentrará la atención de los eventos europeos futuros.

ECONOMÍAS EMERGENTES. Tomando a China e India como su eje principal, puede decirse que más del 40 por ciento de la mitad de la población mundial, pertenece a naciones que crecieron de manera robusta. Eso continúa una tendencia que ya supera al lustro, convirtiéndola en un formidable mecanismo de reducción de pobreza.

El 2010 confirma la presunción de que estamos conviviendo en una bifurcación histórica sin marcha atrás. Lo que se ha avanzado se ha consolidado en un umbral que posiciona a las naciones emergentes como actores en el plano económico y político mundial. El ascenso del G20 como ámbito de discusión de los grandes temas internacionales es su demostración elocuente.

En esta carrera donde la competitividad es la llave maestra para el éxito, comenzarán a jerarquizarse posiciones. Cómo será el ordenamiento resultante entre China e India, las dos naciones limítrofes con mayor población mundial, aún está por verse.

Volcando la mirada hacia nuestra comarca, Brasil ha despertado por decisión propia y la ayuda de la coyuntura internacional. Por su dotación de recursos naturales y el tamaño de un mercado doméstico en buena parte insatisfecho en sus necesidades básicas no tiene excusas para no continuar con ese desempeño.

La carencia de estas naciones está centrada en la debilidad de su infraestructura física y la escasez relativa de una oferta de mano de obra calificada. En esa cancha es donde se jugará el partido. Y el resultado dependerá de la calidad de las políticas respectivas.

URUGUAY 2011. Su excelente desempeño desde el 2004 ha mostrado que existe un sector privado vibrante, y una oferta laboral que logró acompasarse a los nuevos tiempos. También ha dejado expuestas las carencias de una oferta energética insuficiente y cara, y una infraestructura de transporte al límite, que actúa como cuello de botella y la exponen al deterioro.

Pero lo más preocupante es la confirmación del deterioro de su sistema educativo, principalmente de los alumnos a nivel escolar y medio de los sectores más pobres.

Con este escenario, se les dificulta poder acceder plenamente a los beneficios de la bonanza económica, profundizando aún más la segmentación social. También se convierten en un freno al crecimiento, al reducir el capital humano de la generación futura.

Sin duda estos son los puntos sobre los cuales deberá estar centrada la agenda futura.

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