¿Qué economía ha tenido la mejor performance en los últimos cinco años: Estados Unidos o Japón? La mayoría de la gente elegiría Estados Unidos. La percepción popular es que la vibrante economía estadounidense avanzaba rápidamente (aunque impulsada por burbujas inmobiliarias y de crédito que ahora han estallado dolorosamente), mientras que Japón se arrastró a paso de caracol. Y es cierto que el crecimiento anual promedio del PIB real estadounidense del 2.9% ha sido mucho más rápido que el 2.1% de Japón. Sin embargo, la mejor medida no es el crecimiento del producto, sino del PIB per cápita, que es una guía aproximada de los estándares de vida promedio. Éste muestra una historia completamente diferente.
Las cifras del producto per cápita modifican la apreciación del crecimiento de Estados Unidos, dado que su población está creciendo un 1% anual, debido a la inmigración y a su tasa de natalidad. En contraste, el número de ciudadanos japoneses ha estado reduciéndose desde el 2005. Una vez que esto es tomado en cuenta, el PIB per cápita de Japón aumentó a una tasa anual del 2,1% en los cinco años hasta el 2007, un poco más rápido que el 1,9% de Estados Unidos y mucho más que el 1,4% de Alemania. En otras palabras, contrariamente al pesimismo popular sobre la economía japonesa, ésta ha disfrutado de hecho de la mayor ganancia en ingreso promedio de las tres grandes economías ricas. Entre todas las economías del G7 se ubica segunda, después de Gran Bretaña (ver gráfico de la izquierda).
Usando el crecimiento del PIB per cápita en lugar del crecimiento del producto se observa una imagen sorprendentemente diferente de la salud de la economía de otros países. Por ejemplo, los políticos australianos frecuentemente se jactan de que su economía ha tenido una de las tasas de crecimiento más elevadas entre las naciones más desarrolladas, un promedio de 3,3% durante los últimos cinco años. Pero Australia también ha tenido uno de los mayores aumentos de población; el crecimiento de su producto per cápita no ha sido mayor al de Japón en el mismo período. De la misma forma, España ha sido una de las estrellas en el área del euro en términos de crecimiento del PIB, pero durante los últimos tres años el producto por persona ha crecido más despacio que en Alemania, que al igual que Japón, tiene una población que disminuye.
Algunas economías emergentes también lucen menos impresionantes cuando el crecimiento es comparado sobre una base per cápita. Brasil, uno de los supuestamente exitosos países BRIC (Brasil, Rusia, India y China), ha tenido un crecimiento de su PIB per cápita de solamente el 2,3% anual desde el 2003, apenas algo mayor que el de Japón. Rusia, por el contrario, ha tenido un crecimiento promedio anual del producto per cápita del 7,4% debido a que su población está disminuyendo más rápido que la de cualquier otro país grande (un 0,5% anual). Los indios adoran jactarse de que la tasa de crecimiento de su economía ha prácticamente alcanzado a la de China, pero su población ha crecido más velozmente. Durante los últimos cinco años, el crecimiento promedio de 10,2% del ingreso per cápita chino ha sido muy superior al 6,8% de la India.
Focalizarse en el PIB per cápita también afecta las comparaciones a lo largo del tiempo. Durante los últimos cinco años, el producto mundial ha crecido a un promedio de 4,5% anual, el más rápido de las últimas tres décadas, pero no tan rápidamente como durante la edad dorada de los sesenta, cuando el crecimiento anual superó el 5%. Pero la población mundial está creciendo la mitad de rápido que en los sesenta, por lo que el ingreso per cápita mundial ha aumentado más durante los últimos cinco años que durante cualquier otro período registrado (ver gráfico de la derecha). A la humanidad nunca le fue tan bien.
DEFINICIÓN IMPERFECTA. Una vez que se acepta que el crecimiento del PIB per cápita es la mejor manera de medir el comportamiento de la economía, la definición estándar de recesión -una caída del producto real durante determinado tiempo (por ejemplo dos trimestres consecutivos o de un año a otro)- también parece imperfecta. Por ejemplo, un crecimiento nulo del PIB en Japón, donde la población se está reduciendo, puede igual dejar mejor al ciudadano promedio. Pero en Estados Unidos, la persona promedio estaría peor. Una definición mejor de recesión, sin duda, es una caída en el ingreso promedio per cápita. Sobre esta base, Estados Unidos ha estado en recesión desde el último trimestre del año pasado cuando su producto creció un 0,6% anualizado, implicando que el ingreso real per cápita cayó un 0,4%.
Muchos estadounidenses descartarían esto, especialmente los políticos que creen que el principal objetivo político es conservar el dominio económico y militar sobre el mundo. Ellos ven el tamaño del producto de un país como la mejor medida de su peso económico, en cuyo caso la tasa absoluta de crecimiento del PIB importa más que el crecimiento del ingreso per cápita. Los europeos están menos preocupados por la supremacía global, aunque con seguridad gozan del hecho de que un dólar que se debilita significa que el área del euro podría superar a Estados Unidos como la mayor economía mundial este año.
Hay muchas otras razones por las que los norteamericanos podrían objetar el uso del producto per cápita, especialmente con relación a Japón. Primero, su población decreciente es a su vez una que envejece, en la que la fuerza laboral va a disminuir como proporción de la población total. A menos que esto sea compensado por un crecimiento más rápido de la productividad, podría ser más difícil mantener el mismo crecimiento del PIB per cápita en el futuro y por lo tanto más difícil pagar las jubilaciones. Segundo, un crecimiento más lento del producto vuelve más difícil reducir el ratio de deuda del sector público en relación al PIB, que se encuentra en un elevado 180% en Japón. Por último, pero no menos importante, los inversores se preocupan por el crecimiento del PIB. Las ganancias corporativas dependen de la tasa de crecimiento absoluta de una economía. Y las empresas que quieran invertir en el exterior van a favorecer a aquellos mercados que se estén expandiendo más rápidamente.
Si el PIB per cápita es de todas formas una mejor medida de la prosperidad de la gente, ¿por qué los gobiernos no publican esas cifras cada trimestre junto con las cifras estándar de producto? Las estadísticas de población tienden a estar menos actualizadas que las cifras de PIB y no están disponibles en general en forma trimestral. Pero ésta es una excusa poco convincente: debería ser mucho más sencillo contar personas que asignarle un valor a distintas clases de productos de la economía. No solamente la gente tiene el derecho de conocer si los estándares de vida promedio están aumentando o disminuyendo, sino que publicar estos números podría también beneficiar a algunos países. Si el gobierno de Japón hubiera llamado la atención sobre el enérgico crecimiento de su ingreso per cápita en estos años, en contraste con los interminables informes sobre el bajo rendimiento de su economía, los consumidores podrían haberse sentido más felices y haber gastado más, en otras palabras, el crecimiento de su producto podría haberse fortalecido.