Crece la industria con menos trabajo

Las razones que explican el aumento de la producción industrial con menor ocupación y horas trabajadas, según Jorge Caumont

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Industria, automatización y productividad
Industria, automatización y productividad
Getty Images

Jorge Caumont

El Instituto de Estadística (INE) —nombre al que ahora se le podría agregar “y Censos” como era antes—, publica todos los meses el comportamiento de la producción industrial, el empleo de personas y las horas trabajadas que de ellas, insume esa producción. Analizando el comportamiento conjunto de esos indicadores llama mucho la atención, por lo que viene ocurriendo con la evolución de cada uno de ellos. En los últimos cuatro años, es decir, desde diciembre de 2018, se observa que se ha venido generando una brecha significativa entre el aumento de la producción manufacturera y el del empleo y las horas trabajadas en el sector. Es interesante entonces, elaborar una hipótesis sobre cuáles son las razones de esa brecha que viene en aumento entre la producción industrial que crece y, por ejemplo, las horas trabajadas para elaborarla que declinan. La teoría microeconómica nos ayuda a entender las razones que provocan esa evolución dispar.

Concretamente

A continuación se describe en cifras, lo que dicen las estadísticas del INE sobre la evolución de la producción manufacturera promedio de doce meses, y la evolución del promedio de doce meses de las horas trabajadas en el sector industrial en los últimos cuatro años. En relación con la producción promedio, desde diciembre de 2018 hasta enero de este año, el indicador del INE muestra que la tendencia declinante que ya traía en 2019 y que se agravó por la pandemia en 2020, inició en el comienzo de 2021 un aumento progresivo, que la ha llevado a un nivel 9% superior al del inicio del lapso considerado. A pesar del aumento de la producción manufacturera, en el mismo período, es decir en los cuatro años desde diciembre de 2018 a enero de 2023, el promedio de doce meses de las horas trabajadas ha declinado 8%. Se concluye, para concretar más lo sucedido con la producción y las horas trabajadas, que mientras que la producción ha subido, las horas trabajadas han declinado en los porcentajes señalados: se trabajan menos horas y se produce más.

Si se produce más con menor cantidad de horas trabajadas eso implica que la eficiencia en la producción ha mejorado respecto al empleo. Los motivos y causas de ese comportamiento es lo que se puede plantear como hipótesis. Una hipótesis que se verá que tiene un alto grado de certeza por la evidencia que la respalda.

Teoría y realidad

La demanda por trabajadores y por otros factores de producción —bienes de capital, capital humano, etc. — por parte de las firmas en general y, en el caso que se trata de las empresas industriales en particular, es una demanda derivada de la demanda —local como del exterior— que enfrentan esas empresas por los productos industriales que elaboran. Y esa demanda por distintos factores de producción, en este caso específico de trabajadores para emplear en sus procesos productivos, depende de numerosos factores o variables argumentales. Entre ellas, se encuentran los salarios a pagar; los precios de los servicios de factores de producción o insumos sustitutivos del trabajo; los precios de los factores o insumos complementarios a la contratación de trabajadores y de otras variables que pueden ser importantes para ciertas industrias en particular, pero con menor relevancia para las empresas manufactureras en general.

Algunas de esas variables argumentales señaladas pueden ser las causas de la mayor eficiencia productiva con menor empleo laboral. Como es lógico, las empresas apuntan a maximizar su ganancia, su beneficio, por lo que, ante el precio en el mercado del producto que elaboran y que resulta de la competencia con empresas que producen localmente o en el exterior los mismos productos, tratan de abatir sus costos de producción. El laboral es uno de ellos, por lo que reaccionan como es lógico: ante salarios a pagar que no permiten maximizar su ganancia por su costo de contratación, buscan otras alternativas al empleo de mano de obra que, con la misma productividad o mayor, resulten relativamente más o igual de adecuadas, pero menos costosas, para alcanzar su objetivo. Funciona entonces el efecto sustitución de un factor por otro, lo que disminuye las horas trabajadas por el factor que se sustituye. Generalmente se invierte en bienes de capital que, con un costo menor, pueda sustituir a la mano de obra desplazada. Pero, también, la reacción puede tomar otras formas. Una puede ser la sustitución de mano de obra con cierta calificación por otra con mayor eficiencia por superior calificación de los trabajadores y mayor productividad por hora trabajada. Y aún, la sustitución de mano de obra por otros factores de producción que tengan menor costo asociado por costos complementarios, como pueden ser los no salariales asociados al empleo de trabajadores (expensas requeridas adicionales al salario).

En definitiva, lo que se observa en estos últimos cuatro años es que la producción del sector manufacturero ha aumentado pese a la declinación de las horas trabajadas por la fuerza laboral que se vuelca al sector. Y que esa realidad es altamente probable que esté asociada a los factores mencionados: sustitución de empleo laboral por alternativas menos costosas, tanto vinculadas a servicios provistos por bienes de capital como por servicios laborales relativamente más eficientes por unidad de producto, debido a mayor inversión en capital humano por las empresas y, finalmente, por cambios tecnológicos “ahorradores de mano de obra”. Se trata de una realidad que no es nueva en la historia de siglo y medio —revoluciones industriales sustitutivas de mano de obra ha habido varias en el pasado—, que seguirá acentuándose en el futuro y que será difícil pero necesario —como en el pasado—, adecuarse a ella.

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