Por: Andrés López Reilly
El Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa (86) se convirtió este mes en el primer latino en ingresar en la Academia Francesa, fundada por el famoso cardenal Richelieu en 1635. El escritor peruano es, además, el único de los 40 miembros que tiene esta prestigiosa institución (a los que se conoce como “inmortales”) que nunca publicó una obra en francés. Ocupará el sillón número 18, que quedó vacante en 2019 tras la muerte del filósofo Michel Serres. Entre los miembros destacados de la Academia Francesa han estado Voltaire, Montesquieu, Víctor Hugo y Alejandro Dumas.
Con una amplia sonrisa y vestido con el traje tradicional y la espada que identifica a estos notables “antimodernistas”, Vargas Llosa estuvo acompañado por sus hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana, algunos de sus nietos, y por su exesposa Patricia Llosa (78), a quien se dice ha vuelto a acercarse tras su mediática separación de la ex del cantante Julio Iglesias, Isabel Preysler.
Durante la solemne ceremonia, en la que también estuvo presente el rey emérito de España, Juan Carlos, junto a su hija, la infanta Cristina, el autor de La tía Julia y el escribidor dio un sentido discurso, en francés, sobre la importancia de la literatura gala. Y sobre el valor de los libros en general.
“La novela salvará a la democracia o será sepultada con ella y desaparecerá”, dijo el hombre que ha incursionado también -aunque no de una forma tan exitosa- en la política de su país.
PILAR DE LA LITERATURA HISPANA. Vargas Llosa es uno de los más completos narradores de su generación y una figura encumbrada de la literatura hispanoamericana. Su vasta obra (traducida a más de 30 idiomas) y su extensa y mediática vida hacen imposible abarcar la totalidad de su trayectoria en esta nota. Pero hay ciertos hitos en su carrera que son imposibles de evitar.
Desde el punto de vista temático, sus novelas tratan de la antinomia entre lo histórico y lo estructural, como así lo expresa el título de varias de sus novelas (La ciudad y los perros, La casa verde, Conversación en La Catedral), en las que la presencia de estructuras demuestra el interés cuasi obsesivo que el autor tiene por estas. En cuanto a las temáticas, abarca las características más variadas, desde el humor a la tragedia, pasando por el amor y la historia.
Vargas Llosa nació en una familia de clase media en Arequipa, ciudad del sur del Perú, en 1936. Fue el único hijo de Ernesto Vargas Maldonado y de su esposa Dora Llosa Ureta, quienes se separaron meses antes de su nacimiento. Poco después, su padre -con quien siempre mantuvo vínculo tortuoso- reveló que tenía una relación con una mujer alemana. Y como resultado de dicha unión, nacieron sus dos medios hermanos menores: Enrique y Ernesto Vargas.
El escritor pasó su infancia entre Bolivia y Perú y estudió Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. De muy joven empezó a colaborar con periódicos y revistas, siendo editor de los Cuadernos de Composición y la revista Literatura.
En 1958 le concedieron la beca de estudios “Javier Prado” en la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo el título de Doctor en Filosofía y Letras. Un año más tarde se trasladó a París, donde trabajó en diferentes medios hasta que logró ingresar en la agencia de noticias France Press y, más tarde, en la Radio Televisión Francesa.
En 1965 se integró a la revista cubana Casa de las Américas como miembro de su consejo de redacción y posteriormente instaló su residencia en Londres, donde trabajó como profesor de Literatura Hispanoamericana en el Queen Mary College. Según su biografía del Instituto Cervantes, en este periodo se desempeñó como traductor para la UNESCO en Grecia, junto a Julio Cortázar. Hasta 1974 su vida y la de su familia transcurrieron en Europa, residiendo alternativamente en París, Londres y Barcelona. En marzo de 1993 obtuvo la nacionalidad española, sin renunciar a la peruana. Y comenzó a colaborar con el diario El País y la revista cultural Letras Libres.
En 1994 fue nombrado miembro de la Real Academia Española y ese mismo año ganó el Premio Miguel de Cervantes; posteriormente fue reconocido como doctor honoris causa en numerosas universidades.
VIDA SENTIMENTAL Y FAMILIA. En estos días, tras su retorno de París a Madrid, su base de operaciones, el escritor volvió a los problemas que ha estado teniendo desde que pasó a la soltería. Vargas Llosa se encuentra separado de la madre de los cantantes Enrique Iglesias y Julio Iglesias Jr., y también de Chábeli Iglesias, fruto de su matrimonio con el artista que protagoniza todos los memes del mes de julio.
Desde que el 28 de diciembre pasado Preysler hizo pública su decisión de romper su noviazgo con el Nobel de Literatura, los diarios y programas de chimentos no han parado de poner el ojo en ese fracaso amoroso. La versión de la filipina es que él era muy celoso y le faltaba el respeto a sus hijos (también tiene una hija, la diseñadora de modas Tamara Falcó, nacida de su relación con el aristócrata y empresario español Carlos Falcó).
Uno de los rumores que recorrió los portales de noticias desde que el escritor y la socialité se separaron es que ella hacía tiempo que quería romper la relación, pero le daba pena por la avanzada edad del peruano y por no saber quién se ocuparía de él si se distanciaban. Pero la periodista Marta Dieguez, del portal Reportajes.com, asegura que Vargas Llosa está contenido.
Su sostén durante el primer mes del año fue su hijo Álvaro, quien hasta actuó de vocero de su padre y educadamente hablaba con los periodistas. Y si bien no decía nada relevante, porque claramente el novelista desde el primer momento decidió no hacer declaraciones sobre su separación, ha tratado de contener la presión de la prensa que se apostaba un día sí y otro también en el portal de la casa.
Antes del viaje a París y ahora a su regreso, quien tomó la posta junto a su padre (incluso actuando como su “guardaespaldas”) ha sido Morgana Vargas Llosa. Aunque con otro talante, apartando algunas veces de forma brusca a los paparazzis. La única mujer de los tres hijos del escritor es fotógrafa y cualquiera diría que esto colaboraría para entender el trabajo de sus colegas. Pero no.
Hoy, este señor que ha hecho mucho por la lengua de Cervantes en el mundo se encuentra en el crepúsculo de la vida, viviendo entre algodones bajo la protección de su familia y con una trayectoria literaria a cuestas como pocos latinoamericanos han conocido.