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Uruguay sin perro que lo guíe

| El país no cuenta con escuelas de canes guía para ciegos. Un invidente la está promoviendo pero no consigue el dinero. Hoy, espera que le envíen uno de EE.UU.

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CATERINA NOTARGIOVANNI

Alberto Calcagno perdió la vista cinco años atrás y desde entonces está embarcado en una cruzada para obtener un perro lazarillo que le haga la vida más fácil. Sus primeras averiguaciones en Uruguay fueron poco alentadoras: no sólo no existen perros adiestrados, sino que no hay entrenadores capacitados para ello. Idéntica situación encontró en Argentina y Brasil. Sin darse por vencido, viajó a España (donde vive uno de sus hijos), se contactó con la Fundación Bocalán del Perro de Ayuda Social y se puso a trabajar en una idea ambiciosa: la de instalar la primera escuela de Perros Guía de Uruguay.

Proyecto en mano, golpeó decenas de puertas buscando los US$ 72.000 necesarios para comenzar a trabajar. Tres años después, Fundapass (nombre que lleva la organización que preside) sólo obtuvo el aporte de la princesa Laetitia d`Arenberg. Aunque las cordiales negativas fueron dilatando la posibilidad de abrir la escuela, Alberto no se resignó a cumplir su sueño: "Tengo 62 años y si sigo esperando no me va a dar el tiempo", comenta.

Con la ayuda de Leones del Uruguay, se contactó con una ONG estadounidense llamada Leader Dogs for the Blind y se postuló para uno de los seis perros anuales que entregan sin costo a ciegos latinoamericanos.

Si todo sale bien, en agosto viajará a Rochester para realizar un mes de entrenamiento que verifique la compatibilidad de la unidad ciego-perro. De lograrlo, por primera vez en el país, una persona no vidente uruguaya contará con un can experto en asistencia a ciegos.

PROCESO. Conseguir un predio de dos hectáreas y el dinero para instalar la escuela es solo el primer paso en el proceso de adiestramiento de los animales. Sucede que lograr que un perro se convierta en asistente de movilidad de un ciego es una tarea compleja que lleva tiempo, dinero y dedicación. A modo de ejemplo: el costo de entrenamiento de un ejemplar en Estados Unidos asciende a US$ 35.000, monto que, cabe aclarar, nunca corre por cuenta del ciego.

Para comenzar, se arman pistas de entrenamiento, que deben contar con dificultades geográficas (pozos, lomas, árboles, calles con cordones) de manera que el animal pueda adaptarse a sortear los diferentes obstáculos que, más tarde, encontrará en la vida real. Luego habrá que traer profesores extranjeros que entrenen a adiestradores uruguayos. Una vez nacida la primera camada, y pasados 45 días, esos cachorros deben ser entregados a una familia adoptiva que se encargue de socializar al animal durante los primeros ocho meses de vida. Esto es: sacarlo de paseo, llevarlo al supermercado, acostumbrarlo al bullicio de la calle, a las bocinas y a las personas. Luego, el perro regresa a la escuela para la selección final (se calcula que el 40% de los ejemplares resulta no ser apto para el trabajo).

Al que pase la prueba se le coloca un arnés y se lo educa en la tarea de acompañar a una persona no vidente. El perro debe saber, por ejemplo, que cuando transita por la calle no va solo, lo que implica que si pasa por un lugar estrecho (como una puerta) debe dejar espacio suficiente para ambos. Ya con el arnés se lo instruye en cruzar las calles en línea recta, evitar obstáculos, marcar puertas o escaleras; agregando dificultades a medida que avanza el proceso que dura unos dos meses.

Finalizada esta etapa, se inicia otra igual de importante: la llamada de "acoplamiento ciego-perro". "Factores como la velocidad de paso, peso, altura e iniciativa entre muchas otras características tanto del perro como de la persona y su entorno, son estudiados y analizados para lograr una compenetración perfecta en la unidad "perro-usuario", explica la Fundación ONCE del Perro Guía (España). Allí se entrenan 100 ejemplares al año en 100.000 metros cuadrados. Es importante recalcar que no cualquier persona ciega está apta para tener un perro guía. La condición más importante que debe tener es que sea "un excelente usuario de bastón", explica Adriana Antognazza, Profesora Especializada en Discapacidad Visual y asesora del área de Movilidad de Fundapass. Todos los consultados insisten en que las herramientas perro- bastón son complementarias, pero nunca excluyentes.

El hasta ahora frustrado plan de Fundapass es preparar 20 perros por año. "La idea es lograr que los sponsors en comida paguen el alimento para perros, mientras la fundación se haría cargo de la atención veterinaria. El proyecto, que es sumamente ambicioso para la pobreza que tenemos, era que el ciego no tuviera ningún gasto", explica Calcagno.

Las escuelas internacionales trabajan principalmente con tres razas: Labrador, Golden Retriever y Ovejero Alemán. La idea en Uruguay es hacerlo con labradores porque son más dulces y dúctiles que los ovejeros, a los que "todo el mundo los tiene como un perro feroz y de ataque, simplemente porque se los creó para ello", explica la Dra. Islamey Tebot, docente de la Facultad de Veterinaria. "Hoy, los labradores y los Golden son los más utilizados como perro guía, pero el que sirva para ello no depende solo de la raza (que si bien influye, no lo es todo) sino también del temperamento y del equilibrio emocional del perro. Y eso es como en los humanos: muy individual", agrega.

La dificultad radica en que el entrenamiento debe "minimizar" los instintos de caza, guarda y protección propios de estos animales, según explica la Fundación ONCE.

VENTAJAS. "Desde que lo tengo me ha cambiado mucho la vida; me ha aportado mucha más seguridad, independencia y autonomía", explicó Serafín Zubiri (participante español de Bailando por un Sueño), sobre Xifo, su lazarillo.

Alberto Calcagno también tuvo el gusto de conocer en España las ventajas de esos animales de compañía: "Es una cosa fuera de serie, es indescriptible la seguridad, la tranquilidad y lo bien que te sientes siendo guiado por un perro", dice.

Para ilustrarlo cita una situación que le tocó vivir en un circuito de entrenamiento: Calcagno se aprestaba a cruzar una calle sin semáforos y se detuvo para escuchar si venían autos. Negativo. Entonces ordenó al perro que avance, pero éste no lo hizo. "¿Qué fue lo que pasó? Que venía una bicicleta que no escuché. Si cruzaba me hubiese llevado por delante. Es lo que se llama desobediencia consciente, aunque le ordene, no me hace caso", cuenta.

Otro punto a favor del perro es que hace más veloz el andar por la ciudad. "Con mi bastón, y a pesar de ser medio kamikaze, demoro un poco en circular. La avenida 18 de julio es una cosa complicada para un ciego. El otro día me bajé del ómnibus y busque mi referencia de pared. A los tres o cuatro metros toqué a una persona. Alguien que estaba allí me dijo que era un `colega` mío que estaba en el piso pidiendo limosna. Tuve que retirarme. Esas cosas con un perro no te pasan porque éste va evitando obstáculos", cuenta Calcagno.

Paralelamente, al tratarse de un ser vivo, "le confiere al usuario una gran responsabilidad. Esto aumenta la autoestima, motiva a la persona a responsabilizarse de algo más que de sí mismos y lo ayuda a interactuar con el entorno", arguye la profesora Antognazza en un dossier. Y agrega otro detalle nada menor: "El perro guía adquiere una relevancia vital en lugares donde la inexistencia de veredas y cordones deja a la persona ciegas y de baja visión sin referencias, donde las esperas de locomoción se transforman en larguísimos períodos de soledad, sobre todo si hablamos por ejemplo de zonas costeras".

Apuntes de la historia

En 1932, se fundó en Postdam (Alemania) una organización de perros guía para los civiles ciegos. En EE.UU. Dorothy Harris Eustis vio entonces la posibilidad de adiestrar perros para acompañar a las personas ciegas heridas en la guerra, fundándose una escuela de entrenamiento: "The Seeing Eye".

Hacia finales de la Segunda Guerra Mundial, se sistematizó la enseñanza de la movilidad y se comenzó a trabajar con personal reclutado para ayudar. Entre ellos estaba Richard Hoover, quien fabricó un bastón tubular de metal y ligero para comenzar las prácticas.

En el año 2004 en Argentina, comienza a utilizarse el bastón verde como un elemento de diferenciación entre personas ciegas y personas de baja visión.

Más tarde, se desarrollaron otros sistemas y métodos: bastones láser, GPS, lentes censores de obstáculos. (Fuente: A. Antognazza).

Obstáculos mentales frenan avance

Si contar con que la guía de un perro es tan beneficiosa, ¿por qué no hay más voces reclamando la implementación de una escuela? Según parece, las razones no son sólo económicas.

"Hay mucho prejuicio. Haría falta información de lo que significa para que se quitaran los tabúes, los miedos y las resistencias típicas de toda cosa nueva. Esto lo asocio a como cuando empezaron los proyectos de integración con personas ciegas; que parecían imposibles. Por otra parte, el perro guía está asociado (y este es un prejuicio histórico y mundial) a una condición socioeconómica alta; cosa que no es así porque en otros sitios del mundo es un elemento de movilidad al que accede cualquier persona, más allá de su condición", afirma Antognazza.

Otro obstáculo para el desarrollo de proyectos como este es que no existen leyes que habiliten la entrada con un perro a restaurantes, hoteles, transporte público, cines, entre otros. Actualmente, la Comisión de Población y Desarrollo Social de Diputados tiene a estudio un Proyecto que modifica la Ley 19.065 que incluye un artículo (N°89) que contempla esa situación para quienes "utilicen para su desplazamiento animales especialmente adiestrados".

Carlos U. Martínez, presidente de la Unión Nacional de Ciegos del Uruguay, comentó sobre este punto que cuando se reciben personas ciegas del extranjero que llegan con su perro tienen que negociar la entrada caso a caso, quedando en manos de la buena voluntad y comprensión del encargado de turno. Llegó a pasar incluso que una persona que debía regresar a Buenos Aires (desde donde arribó con el perro y otros 20 colegas extranjeros) fue trancada en Tres Cruces por una funcionaria que le impedía realizar el viaje. El mal momento fue solucionado por la policía haciendo mención a normas internacionales que establecen que las personas ciegas tienen el derecho y la necesidad de viajar con sus perros guía. El desconocimiento y la carencia de normas pueden complicar las cosas.

Eso lo sabe bien Alberto Calcagno: "Va a ser una lucha aterrizar con el perro en Uruguay. Todo depende de la buena voluntad de la gente, que es bastante solidaria. Justamente, mi idea es traer un perro no solamente porque lo quiero y porque va a satisfacer mis necesidades; sino para que se conozca lo que es y lo acepten", comenta.

Las cifras

66.000 Es la total estimado de uruguayos con problemas de visión. Sólo uno de cada cinco es ciego total.

35.000 Dólares es lo que sale entrenar un perro guía en EE.UU. Los no videntes lo reciben sin costo.

72.000 Dólares es lo que se necesita para instalar una escuela en Uruguay; mantenerla es otro precio aún no calculado.

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