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Un gran club de “malas” madres

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COMPORTAMIENTO

La comunidad fundada por una española cuestiona estereotipos de la maternidad y quiere un nuevo modelo social, que permita combinar familia, feminidad y trabajo.

Un día, Laura Baena se empezó a definir a sí misma como una “mala madre”. Lo hizo años atrás a través de una cuenta de Twitter, donde hablaba con humor de sus fracasos por convertirse en esa mamá que todo lo hace bien. “Entendí que la maternidad era la gran mentira de esta sociedad: me sentía mala madre porque no cumplía con ese canon de madre perfecta. Fue entonces cuando abrí la cuenta en Twitter y me empecé a desahogar. Pedí que otras mujeres compartieran conmigo por qué se sentían así y eso conectó con una necesidad social de desmitificar la maternidad perfecta, que acabó convirtiéndose en un movimiento social”, dijo hace un tiempo al medio chileno El Mercurio.

Actualmente, esta publicista española madre de dos hijas pequeñas está a cargo del Club de las Malasmadres, una comunidad que suma más de medio millón de personas, algunas de las que participan desde Latinoamérica. La mayoría son mujeres, aunque también hay algunos hombres. Uno de los objetivos es lograr la compatibilidad entre el trabajo y la familia. Por eso crearon el movimiento “Yo no renuncio” (e hicieron remeras con la frase). Baena dice que no renuncian ni a ver crecer a sus hijos, ni a tener una carrera profesional.

remera Yo No Renuncio
Foto: clubdemalasmadres.com

Una malamadre, según las palabras de Baena, “es una madre con mucho sueño, poco tiempo libre, alergia a la ñoñería y con ganas de cambiar el mundo o al menos de morir en el intento. Madres que reivindicamos la necesidad de un nuevo modelo social de madre en el que no tengamos que elegir entre ser madre o seguir con nuestra carrera profesional. Madres que no queremos perder nuestra identidad como mujer. Porque la M de madre no puede aplastar a la M de mujer. Madres que tienen que conciliar también con su tiempo personal, que se unen a otras madres y practican la “sororidad” (que vendría del vocablo inglés sorority y que se refiere a la hermandad entre mujeres), disfrutando de cosas que disfrutábamos antes, como salir con amigas, leer un buen libro o practicar deporte. A veces es muy complicado conseguirlo, pero soñamos con ello”.

Y agrega: “A algunas malasmadres se les queman las croquetas, otras las compran siempre congeladas, algunas nos hacemos las sordas por la noche, pero todas sobrevivimos como podemos, queriendo infinito a nuestros hijos y con la convicción de que somos las mejores madres que podemos ser”.

Para ella, lo importante es romper con la idea de la mamá “perfecta”. “El concepto de ser una ‘buena madre’ se crea socialmente, pero es irreal y lo que hace es generar más presión social sobre nosotras. Acabar con ese concepto y vivir la maternidad con libertad es nuestro objetivo”.

En Madrid, el Club cuenta con una sede (el Malasmadres House), donde las socias se reúnen. Pero además participan en charlas y otras actividades para toda la sociedad. El año pasado realizaron la corrida “Yo no renuncio” de cinco kilómetros con obstáculos —para ejemplificar los obstáculos que deben sortear las madres trabajadoras—, en la que participaron 3.000 personas, entre ellas el presidente español Pedro Sánchez.

Además, adhieren al movimiento #BellezaSinFiltro, que reivindica la belleza real “y al cual se han unido miles de mujeres para acabar con la exigencia que tenemos con nuestra belleza y lo mal que nos sentimos al no poder cumplirla, especialmente después de ser madres”. En Twitter @malasmadres tiene aproximadamente 52.000 seguidores. Allí publican sus actividades, comparten noticias y hasta entregan “tips” del día.

tips
Foto: @malasmadres

Compartir imágenes donde solo se ve el lado bueno de la maternidad es un problema común en las redes sociales y los medios, dice la fundadora. “Se oculta la depresión posparto, los despidos por embarazos, las secuelas físicas de un parto, el desbordamiento de cualquier madre en su día a día, la renuncia, la falta de tiempo y sueño.. Si todo eso, tan real como el amor hacia nuestros hijos, se oculta, solo mostramos una parte, generando frustración y mirándonos en un espejo no real. Que cada vez más mujeres muestren la realidad de la maternidad ayuda mucho a ir construyendo un nuevo modelo social”, finaliza.

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