MIGUEL BARDESIO
Luisel Ramos, de 22 años, cayó fundida de un paro cardíaco durante un desfile en agosto pasado. Muchos se apuraron a asignarle una causa alimenticia a la muerte y tomaron medidas contra la delgadez en la pasarela. Sin embargo, los expertos descartaban un fallecimiento con ese origen y la hermana y colega de Luisel, Eleana, fue sometida a múltiples estudios pero ninguno resultó preocupante; "le hicieron todos, menos el genético porque los médicos no sospecharon que el problema fuera ese", contó un familiar directo de las jóvenes. Seis meses después, el 13 de febrero, el corazón de Eleana dejó de funcionar mientras dormía. Tenía 18 años.
El caso de las modelos uruguayas generó, por error, una mayor consciencia en campañas contra la anorexia, la bulimia y otros desórdenes nutricionales asociados a la imagen de la belleza. Ahora, por verdad, debería también despertar las miradas sobre los esfuerzos por predecir y eventualmente prevenir enfermedades de causa genética. Hugo Rodríguez fue el forense que realizó las autopsias de las hermanas y aseguró que la sospecha más fuerte es que ellas compartían una mutación de un gen que altera el circuito eléctrico que hace latir el corazón; la persona tiene una vida normal hasta que un día el impulso eléctrico se detiene. En este momento, se está intentando identificar ese gen defectuoso en el ADN de las modelos para luego buscarlo también en los familiares y si está, hacer prevención con ellos.
A seis años de la secuenciación del genoma humano, la lista de enfermedades que tienen un componente genético ya supera las 5.000. Males cardiovasculares, cáncer, diabetes, Alzehimer, Parkinson, hasta depresión u obesidad son algunos de las enfermedades que tienen un componente genético, sea que se herede directamente o se tenga la predisposición a contraerla.
"Hace 10 años, los médicos sabíamos que las enfermedades de alta frecuencia, como las caridiovasculares, la diabetes o el cáncer, tenían un componente genético importante, lo veíamos en las familias, pero no podíamos investigarlo", dijo el genetista Mario Stoll, que centra su actividad en genética cardiovascular. Ahora, con el genoma secuenciado y el avance de la tecnología en los análisis del ADN, es posible identificar unos 1.500 genes defectuosos, responsables de otros tantos males en un individuo, o en familias.
Según estudios internacionales, se estima que el 15% de los núcleos familiares tienen alguna mutación genética que puede desencadenar en una mal cardiovascular, agregó Stoll. Cerca del 25% de las consultas en todas las ramas de la salud tienen, en el origen, algún componente genético.
Sin embargo, la mayoría no lo sabe, y los médicos generales o cardiólogos tampoco toman en cuenta el componente genético, como ocurrió con Eleana Ramos.
El resultado es un subdiagnóstico enorme de patologías que podrían curarse, tratarse o prevenirse antes de que se manifiesten. Hipercolesterolemia familiar, displidemias o cromofilias hereditarias son algunas de las enfermedades genéticas que provocan la muerte súbita en los jóvenes y "todas pueden curarse" si se descubren a tiempo, dijo Stoll.
"Nosotros realizamos instrucción a médicos para que conozcan los marcadores genéticos y en la consulta hagan dos o tres preguntas de antecedentes familiares, lo que ya les puede dar una pauta de la predisposición que pueda tener el paciente", dijo Víctor Raggio, también genetista, que trabaja con Stoll en la policlínica de genética cardiovascular del Hospital de Clínicas y en la Comision Honoraria para la Salud Cardiovascular.
CÁNCER. En genética no sólo es posible trabajar con personas o familias; hay un paso más: medir la presencia de mutaciones en poblaciones enteras. Bernardo Bertoni, Mónica Cappetta y Jimena Hochmann integran el área de Genética de las Poblaciones de Facultad de Medicina y comienzan ahora a estudiar al cáncer de mama y piel, vinculado con el origen de la población uruguaya.
Parten de los datos: el cáncer de mama, por ejemplo, mata a 650 mujeres cada año, aparecen 1.800 casos anualmente y Montevideo es la ciudad de América Latina con mayor prevalencia del mal, comparable a lo que se encuentra en ciudades europeas. Es probable, entonces, que haya un vínculo entre la enfermedad y el origen histórico de la población.
Uruguay, se dice, tiene enfermedades del primer mundo. Y efectivamente se comprobó que un 60% de los genes de la población provienen del Viejo Continente. Sin embargo, el aporte indígena y africano, por años subestimado, es del 25% para el primero y 15% para el segundo, a grandes rasgos.
Tal mestizaje hace de la población uruguaya una unidad compleja, que se debe estudiar en particular y no sirve extrapolar resultados de otros lugares, como España o Italia, de donde creemos que venimos casi exclusivamente.
En cuanto al estudio con cáncer de mama, "la idea es analizar el ADN de las personas enfermas y detectar regiones que tienen vinculación con el cáncer de mama y a la vez, ver en qué poblaciones del Uruguay tienen más presencia", dijo Bertoni, y agregó que está por empezar el estudio con el muestreo de 500 mujeres enfermas. El objetivo último sería identificar grupos de riesgo y enfocar en ellos la prevención, que no fumen y tengan una dieta saludable, por ejemplo.
Ocurre que el 95% de los cánceres de mama son multifactoriales, es decir que hay un componente genético y otro medioambiental que interactúan en el desarrollo de la enfermedad. En el 5% restante hay una mutación de un gen, que es casi determinante. En esos casos, unas decenas de mujeres uruguayas se han operado ambas mamas para evitar el desarrollo de la enfermedad que tienen marcada en el destino casi seguro, según dijo la oncóloga Sandra Cataldi, especialista en oncogenética.
DIABETES. En el Clemente Estable ya lleva varios años un proyecto de identificación genética, pero con diabetes. La bióloga Adriana Mimbacas es una de las responsables del trabajo y dijo que ya han identificados varios genes, que dan predisposición a la enfermedad.
El 8% de los uruguayos tiene diabetes, según un estudio de 2004 y en el mundo es una enfermedad en crecimiento, tanto que se duplicarían los enfermos de aquí a 2025, según las predicciones.
En 1990, Mimbacas y su equipo estudiaron otro mal, la fibrosis quística, este sí, un mal hereditario que se contrae de padres portadores. Al comenzar, esperaban encontrar resultados similares a Europa, sin embargo, descubrieron que mientras en el viejo continente el 70% de los casos de fibrosis quística se explica por una mutación, en Uruguay ese guarismo baja a 40%. Es decir, hay otras mutaciones, propias de un desarrollo mestizo.
"La población uruguaya es una mezcla que no se puede comparar con otra en el mundo. Con la diabetes pasa lo mismo. Hay en Europa dos tipos de mutaciones en un gen asociado a la diabetes tipo 1, sin embargo, en Uruguay uno de ellos es neutro, quizás por los efectos del mestizaje", agregó Mimbacas.
Uruguay, entonces, debe hacer sus propios estudios. En el futuro está la terapia génica, la posibilidad de modificar los genes para corregir mutaciones y también la farmacogenómica, o sea, que a cada individuo se los trate con las dosis y fármacos adecuados a su ADN. Sin embargo, para aprovecharlo hay que conocer, antes, la estructua genética de la población.
La traba es que, por lo general, se trata de estudios caros. El de cáncer de mama, en colaboración con la Universidad de Chicago, costará 250.000 dólares, según Bertoni. Otro freno es la sangría de los especialistas en genética uruguayos que encuentran afuera mejores sueldos y chances de investigar más.
"De mi generación, no queda casi nadie en el país", contó Bertoni. "Los que se van a hacer un posgrado, por lo general no vuelven", dijo Mónica Sans, antropóloga biológica, especializada en el estudio de la población desde la genética.
Con todo, hay unos 20 investigadores que desde distintos ángulos están detrás de esa especie de genoma uruguayo, que es el mapa de la susceptibilidad.
POBLACIÓN. En 1986, Sans investigó la presencia de la llamada mancha mongólica, una marca de los recién nacidos con ancestros indígenas o africanos. El resultado fue: 35% de los niños la tenían.
Ahora, se realizaron otros estudios. Por ejemplo, en Tacuarembó el 60% de la población tiene al menos un ancestro indígena por vía materna. La paterna amerindia baja al 4%. La imaginación hace el resto: a los hombres indígenas los mataban y las mujeres, violadas o no, tenían hijos.
En Montevideo, esa presencia indígena en el ADN es del 23 al 30%, dijo Sans y siempre por la vía materna. La presencia africana es aproximadamente del 15% en todo el país y también materna.
SABER O NO. Carlos Azambuja es el director de Genia, laboratorio que hace análisis de ADN para identificar posibles mutaciones causantes de enfermedades o de susceptibilidad. "El problema es cuando prever no sirve, por ahora, de nada", dijo Azambuja.
Mimbacas y el Clemente Estable desarrollaron un mecanismo capaz de identificar personas propensas a la diabetes y la ofrecieron a la población, gratis, a través de los hospitales. Sin embargo, ningún padre quiso saber si su hijo presentaba tal condición porque de momento no hay cura y para qué amargarse con la posibilidad, habrán preguntado.
Stoll y Raggio hacen énfasis en la historia familiar. "Es importante conocer de qué se murieron los abuelos y más atrás todavía, que las familias se cuenten esas cosas", dijo Stoll. Con sólo eso, y si da con un médico que lo escuche, se puede hacer prevención.
Las cifras
15% De las familias tienen una mutación genética que los pone en riesgo de enfermedad cardíaca, la mayoría no está detectada.
25% Del total de las consultas a médicos, por cualquier afección, tienen un origen genético que a veces no se toma en cuenta.
60% Más de la mitad de los genes de los uruguayos son de origen europeo. El 25% proviene del indígena y 15%, africano.
Una pesadilla de la familia, la distrofia muscular
Hincha de Nacional, de Ferrari en Fórmula Uno y de Aguada en Básquetbol, Gabriel sigue los acontecimientos deportivos a través de Internet. Tiene 19 años, está en silla de ruedas desde los 10 y ahora sólo puede mover las manos; brazos y piernas no logran desarrollo muscular.
La enfermedad se llama distrofia muscular, una patología genética sin cura que de acuerdo al neurólogo Oscar Vincent, padecen unos 3.000 niños uruguayos. El mal se produce por la mutación de un gen presente en algunos de los padres, sobre todo la madre, que es portadora, pero no desarrolla la enfermedad. Puede ayudar alguna complicación del embarazo.
Inés es la madre de Gabriel o Gusi, como le dicen. Tiene otro hijo, pero sin la enfermedad, por lo que a veces, la genética tiene mucho de lotería.
"Desde que era bebé yo sabía que Gusi era diferente, pero los pediatras no le encontraban nada raro", contó Inés. Fue recién a los seis años, cuando se le hizo el diagnóstico.
"Hasta ahora, hay muchos problemas para el diagnóstico, porque es una enfermedad muy rara", dijo Vincent.
La distrofia muscular es en realidad un grupo de enfermedades, todas genéticas, que tienen en común el efecto de que el niño no puede formar los músculos. Y se manifiesta muy temprano. Aunque con dificultad, Gusi pudo caminar hasta los 10 años. El desarrollo intelectual, en cambio, es normal.
Inés no tuvo más hijos, aunque la patología de Gusi hizo que toda la familia se hiciera análisis de ADN. Una sobrina de ella, de 20 años, podría tener la mutación por lo que hay que intensificar los análisis cuando decida tener un hijo.
Gusi cuenta con una casa acondicionada para él, con ascensor y rampas para que pueda circular con su silla de ruedas eléctricas. Sin embargo, "la mayoría no tiene esa suerte", señaló Vincent.
Aunque se ha mejorado en los últimos años, el pronóstico de vida de los enfermos no es bueno. El uruguayo con esta enfermedad que vivió más, falleció a los 45 años.
En el mundo, los esfuerzos se multiplican para encontrar una cura al mal. Mientras tanto, "lo importante es la calidad de vida", confesó Vincent. Por más información o ayuda, se puede llamar a Casen, Centro de Ayuda Social a Enfermos Neuromusculares: 7084001.
Genética básica y a dónde ir por ayuda
ADN. Codificados en el ADN, los humanos tienen unos 30.000 genes. El 99% de ellos es compartido por todos los hombres. O sea, el 1% es lo que marca las diferencias de apariencia, carácter y susceptibilidad a enfermedades. Lo complejo es que ese 1% variable no es una área fija del ADN, sino cambiante en cada uno.
MUTACIÓN. Es una variación en un gen que a veces, puede desencadenar en una enfermedad o en la predisposición a alguna.
SECUENCIA. Secuenciar el genoma humano fue establecer el orden y función de los genes dentro de la cadena del ADN. Eso permite hacer análisis de los genes, porque los especialistas ya saben en qué posición se encuentra cada uno.
TEST. No es posible hacer un estudio de ADN general, es decir, analizarlo todo y decirle a una persona a qué enfermedades es susceptible. El test se enfoca a uno o pocos genes.
GENÉTICA PURA. Las enfermedades genéticas puras son aquellas en que la persona hereda de los padres.
MULTIFACTORIAL. Son la mayoría, salvo las infecciosas, como el Sida o el dengue. Hay un componente genético de predisposición a los que se agregan factores ambientales, como fumar, dieta pobre o sedentarismo.
DIAGNÓSTICO. De algunas afecciones es posible hacerlo antes del nacimiento de un niño. Por ejemplo, una madre con antecedentes familiares de Síndrome de Down queda embarazada y mediante el análisis de la placenta se sabe si el niño tendrá o no el mal. Este se puede hacer acá en el Instituto de Genética Médica del Hospital Italiano (4875050).
A LA CARTA. Otro es el diagnóstico preimplantación. Se fertilizan varios embriones y se selecciona el que no tiene el mal. No se hace en el país.
POLICLÍNICAS. Hay varias en el Hospital de Clínicas enfocadas a cáncer, salud cardiovasculares, enfermedades neurodegenerativas o males genéticos puros. Allí atienden a enfermos y a familias con antecedentes. Llamar al 4872075 (cáncer), 4872715 (cardiovascular) o al 9243414 int. 3469 por el resto de las policlínicas.