PEN Club: la organización global de escritores y periodistas en la que participan varios uruguayos conocidos

Fundado en 1921, está presente en 90 países, con 140 filiales y más de 40.000 socios. En Uruguay acaba de ser relanzado y eligió nueva Directiva. Varios autores y comunicadores reconocidos acompañan la iniciativa.

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PEN Club Uruguay. El flamante presidente Ruperto Long junto al español Carles Torner, Luis Marcelo Pérez (vicepresidente) <br/>y el argentino Gabriel Seisdedos<br/>

En una pequeña habitación de Londres, en 1921, un puñado de escritores decidió que la literatura merecía una voz global. Así nació el PEN Club Internacional, que entre otras cosas se ha dedicado a defender -empuñando la pluma como arma principal- la persecución hacia los comunicadores. Presente en 90 países, con 140 filiales, su versión uruguaya acaba de ser reflotada después de algunos años en silencio, lo cual incluyó la elección de nuevas autoridades.

En Uruguay integran o han integrado el PEN personas como Álvaro Ahunchain, Daniel Corbo, Luis Nieto, Diego Fischer, Pablo Vierci, Hugo Burel, Alfonso Lessa, Daniel Gianelli, Danilo Arbilla, Graziano Pascale, Nelly Fernández, Andrés Serralta, Gustavo Gómez Rial y Ramiro Rodríguez Villamil.

Su presidente, recientemente electo, es el escritor y expresidente del LATU Ruperto Long. En tanto, el periodista y gestor cultural Luis Marcelo Pérez ocupa la vicepresidencia.

“Creo que hubo un gran mérito en los uruguayos que formaron el PEN hace algunos años, pero ahora estamos en la etapa de tratar de llevarlo a otro estadio, en el cual tenga una presencia mayor en nuestra sociedad”, comenta Long a Domingo. Y agrega: “Uruguay tiene una larga tradición en el tema de libertad, derechos humanos y democracia. Y, por otro lado, cuenta con una vasta tradición cultural que viene de sus orígenes. Entonces, ambas vertientes son muy importantes en nuestro país y tienen que ver muchísimo con el quehacer del club a nivel internacional”.

Para el flamante presidente de la institución, unir estas dos cosas le dará solidez a la representación uruguaya del PEN Club. “Ya lo estamos notando, están apareciendo una cantidad de personas interesadas, periodistas, escritores, hoy también está el tema de los blogueros, que en muchos casos hacen notas también excelentes. En fin, hay todo un mundo que creo que es apasionante y que se nutre, como decía, de raíces muy ricas de nuestro país”, comenta Long.

Luis Marcelo Pérez, en tanto, destaca que importantes figuras de las letras nacionales tuvieron contacto en el pasado con la organización. “En 1966, Uruguay tiene una participación con Emir Rodríguez Monegal y Juan Carlos Onetti en una asamblea en Nueva York del PEN Internacional. A modo ilustrativo de la importancia que tuvo ese encuentro, vale decir que en aquella ocasión estuvieron presentes Mario Vargas Llosa, Pablo Neruda y Carlos Fuentes. Hace pocos años, en 2018, se dio un resurgimiento en Buenos Aires en un congreso latinoamericano. Y ahí se levanta con Carlos Orlando, Daniel Gianelli y Hugo Burel, que fueron los tres quijotes que se pusieron al hombro este proyecto”, detalla el comunicador.

Mucho más que un club

Más allá de su nombre, el PEN (acrónimo de Poetas, Ensayistas, Novelistas) no es un club de lectura o de enseñanza literaria. Desde sus inicios, abrazó una misión más profunda: defender la libertad de expresión. En 1933, cuando los nazis comenzaron a quemar libros en Alemania, el PEN fue una de las primeras organizaciones internacionales en alzar la voz. Y no ha parado desde entonces.

Durante las dictaduras latinoamericanas, en la Guerra Fría, en regímenes autoritarios de Asia y África, ha estado del lado de quienes escriben con arrojo. A través de su Comité de Escritores Encarcelados, el club ha luchado por liberar a periodistas y autores perseguidos por decir lo que piensan. Y su trabajo ha sido tan notable en algún caso que, en 1984, la ONU lo reconoció con el estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social.

Esta semana, estuvieron de visita en Montevideo el vicepresidente del PEN Club internacional, el español Carles Torner, y el escritor argentino y presidente del centro en el vecino país, Gabriel Seisdedos.

“La institución tiene una historia de más de 100 años. Se fundó en 1921 y se extendió de manera bastante rápida, de manera que en los años 30 ya había centros en el conjunto de Europa, en América Latina, había en Sudáfrica y también en Israel. Pero sobre todo desde los últimos 25 o 30 años ha habido una extensión fuerte. Hoy son 140 en más de 90 países. Cuando hacemos un congreso internacional, vienen delegados del conjunto del mundo”, comenta Torner a Domingo.

La palabra como arma

En las décadas que siguieron a su fundación, el club dejó de ser social para volverse necesario. Se transformó en una red internacional de defensa de escritores perseguidos, silenciados o exiliados, y en una rara comunidad global en la que la poesía y el periodismo compartían trinchera.

A lo largo del tiempo, el PEN ha contado entre sus filas con nombres brillantes de la literatura mundial: T. S. Eliot, H. G. Wells, Arthur Miller, Toni Morrison, Orhan Pamuk, Salman Rushdie (autor de “Los Versos Satánicos”, por el que fue condenado de por vida por el islamismo y víctima de un ataque violento en 2022), así como el recientemente desparecido Mario Vargas Llosa, entre muchos otros.

“Desde la coordinación internacional de Londres se define la situación de la libertad de expresión, se hace la lista de escritores que han sido encarcelados o que sufren persecución, o de libros prohibidos según el contexto, pero luego son los centros quienes deciden enviar delegados”, explica Torner.

“La última misión importante que hicimos fue en enero de 2018 en Turquía, donde había 150 periodistas encarcelados y participaron 18 centros PEN. Los noruegos, libaneses, del conjunto de Europa, Estados Unidos y Canadá fueron para Estambul. Cuando estábamos manifestando en frente de la prisión de Silivri, ubicada a una hora y media de la capital, los encarcelados sabían que había una concentración afuera pidiendo por su liberación”, agrega el vicepresidente del PEN Club internacional.

Historia compilada en distintos libros

La historia de la organización ha motivado varias publicaciones, como el caso de PEN International: Una historia ilustrada, obra publicada en 2021 por Galaxia Gutenberg, en conmemoración del centenario.

Este libro ofrece una narrativa visual rica, con más de 300 páginas y 500 documentos, incluyendo fotografías, cartas y carteles. A través de estos materiales, se retrata la evolución del PEN y su compromiso con la defensa de la libertad de expresión desde su fundación.

Existe otro libro que se centra en el undécimo congreso internacional del PEN celebrado en Dubrovnik en 1933. Utilizando material de archivo, la obra destaca cómo este encuentro fue un punto de inflexión en su historia, especialmente en su postura frente al ascenso del fascismo en Europa.

Otro viejo libro llamado Patria y cultura: 25 años del PEN, compilado por la poetisa Sara Martínez, celebra el primer cuarto de siglo del PEN Club de Escritores Cubanos en el Exilio. La obra recoge testimonios y reflexiones sobre la labor de la institución en la defensa de la cultura y la libertad de expresión entre los escritores isleños exiliados.

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Libro sobre el PEN International.

Su modo de solventarse y sus varios comités

El vicepresidente del PEN Club internacional, el novelista y ensayista Carles Torner, explica que cada centro busca su financiamiento y a su vez contribuye a la organización global.

“La parte principal de la cuota que paga cada miembro del PEN es para el centro del país, pero una pequeña parte es para apoyar la coordinación internacional”, indica. Y agrega:

“Son más de 40.000 socios que colaboran con la organización. Pero también es cierto que tenemos apoyos internacionales importantes. Aproximadamente un tercio proviene de la cooperación internacional de Suecia, un tercio es apoyo de Noruega, Finlandia y Estados Unidos -de fundaciones que apoyan la libertad de expresión y los derechos humanos- y otro tercio de las cuotas de los miembros”.

Desde su fundación en 1921, el PEN Club Internacional ha sido una red viva, una estructura en movimiento que ha sabido articularse en torno a comités especializados.

Quizás el más conocido y activo sea el Comité de Escritores Encarcelados, creado en 1960, en plena Guerra Fría.

Pero el PEN también entiende que la literatura no existe sin contexto. Por eso fundó el Comité de Escritores por la Paz, que trabaja para tender puentes entre culturas y comunidades divididas por el conflicto. Desde los años 90, este comité ha tenido un papel clave en zonas como los Balcanes, el Cáucaso y Medio Oriente, generando espacios de diálogo entre autores que, en otros ámbitos, serían enemigos.

Otro frente crucial es el del idioma. En 1996, el PEN presentó en Barcelona la Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos, un hito en la defensa de la diversidad cultural. Detrás de ese documento estuvo el Comité de Traducción y Derechos Lingüísticos, que además de las áreas que engloba su nombre, defiende las lenguas minoritarias y en peligro de extinción.

Torner destaca que, entre los comités que integran el PEN, hay otro de escritoras que se reúne al menos una vez al año y que apoya “ese aspecto específico de la persecución de la palabra que es de género, que está marcado por el hecho de que la periodista, la poeta, la novelista, es una mujer”.

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