Opinión | No sea cínico, cínica o cinique

"¿El capitalismo gringo es maldito, pero lo que produce es bendito? ¿O vale bardearlo, pero se compra todo lo que produce y se consume gozándolo?"

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Washington Abdala

Volvamos a la esencia. Usted es anticapitalista, antigringo, antivalores de esa dimensión malévola. Usted tiene derecho a eso. En los hechos -nosotros, los liberales- sostenemos que usted tiene derecho a odiar y desmerecer lo que se le cante. Estoy con Rodolfo Fontanarrosa: puede usted rajar tranquilo a los gringos si esas son sus palabras. O las que usted dice. Es su responsabilidad. Es más, es lo que usted hace olímpicamente al maldecirlos (con otra expresión vinculada a la madre) porque todos sabemos que usted no expresa: ¡Qué comportamiento díscolo asume el señor Trump! Todos oímos las palabras que le espetan. Y así es la “libertad”, mientras usted no ingrese en la difamación pura y dura, empuje que el lunfardo no es un pecado sabiendo el pretil por el que se camina.

Eso sí, sea coherente, no use camperitas Polo (Ralph Laurent), ni relojes Apple, ni jeans Levi’s, ni teléfonos gringos, ni se le ocurra pisar Miami o Nueva York (vestido de joggineta menos por favor). Tampoco se le pase por la cabeza aplicarse vacunas gringas. Y no se le ocurra usar zapatillas Nike o New Balance (ni mire la NBA, confórmese con la liga criolla). Nunca compre una computadora Dell. Y no puede adquirir jamás autos Chevrolet porque Chevrolet es la quintaesencia del producto y marca capitalista automotriz gringa (y no me venga con que están en precio, jódase, compre chinos).

En fin, usted tiene que hacer como esa ministra coherente que defiende a Cuba como la luz de los caminos y como los que aún les cuesta decir que la “dictadura” de Venezuela es una dictadura (pero no agregan nada de las víctimas de delitos de lesa humanidad, ni del terrorismo de Estado y menos de la oposición que ganó limpiamente una elección que robó el criminal Nicolas Maduro).

Usted tiene que ser coherente y persistir en su odio, firme, duro, sin flaquear, y ni uno de estos productos debe consumir para ser coherente. ¡Ni uno! Porque de lo contrario usted es un cínico, cínica o unos ciniques. Usted es un cínico porque hace uso del epítome del capitalismo burgués, usa los productos de este, pero luego denosta al sistema que se los vende. ¡No vale así compa, panquequeando no va la bocha! ¡Cero principismo! ¡Ah! Y jamás trabajar para una multinacional o un facho capitalista: ¿o sirve la guita de un depredador burgués extraída del sudor y plusvalía del proletariado?

Usted debería ir de vacaciones a Cuba o Nicaragua (a Venezuela se la perdono, imposible) y tirarle besos a la estatua de Fidel como si fuera Lali, de vestir ropa pacha mama -hay algodones estupendos- y de usar bicicletas regionales marca Pirulo nada de Trek. No se le ocurra meterse a tomar café en McDonald’s o Starbucks porque otra vez muere subsidiando al imperio y siendo un gil de cuarta. ¿Usted entiende que traiciona a su causa financiando al demonio? ¡O de un lado o del otro, mijo! Porque eso es lo maravilloso de la paradoja cínica: los que se asquean con el capitalismo son los primeros que lo gozan cuando hacen dos pesos. Ni que decirle cuando usted acumula capital y aparecen los autos de Isidorito. He visto connotados progresistas que poseen esos vehículos y no advierto que ellos adviertan su contradicción flagrante con sus valores. (Teléfono Pepe, avisales).

¿O cómo es la cosa? ¿El capitalismo gringo es maldito, pero lo que produce es bendito? ¿O vale bardearlo, pero se compra todo lo que produce y se consume gozándolo? ¿Y hasta se llega a la burrada de usar sus marcas y promoverlas? ¿O no hay otras marcas latinoamericanas identitarias? ¿O Marx y Lenin eran puro cuento? Predique con el ejemplo, no sea bobo, no sea nabo, no sea cínico.

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