Infierno anoréxico

| A los 22 años rompió récords de venta en Argentina. Su libro ya agotó tres ediciones en 10 días, gracias al boca a boca y a la identificación de tantos jóvenes con una enfermedad peligrosa

IGNACIO QUARTINO

Lo interesante de Cielo Latini, más allá del lanzamiento de su primer libro Abzurdah (Planeta) y el boom editorial que provocó su autobiografía en Argentina, es cómo desnuda con sus palabras una obsesión que la llevó al infierno de la anorexia que padeció y padecen miles de jóvenes en un mundo cada vez más preocupado por la imagen.

Pese a su corta vida, da la impresión que Cielo (o Sky como firma en su fotolog) hubiera vivido el doble de los 22 años que tiene. Basta escuchar sus vivencias con los cambios abruptos de su figura y de peso (a los 12 años llegó a más de 60 kilos, pero después bajó a un mínimo de 45), su visión sobre la apariencia y la anorexia que le provocó ganas de "comerme a mí misma". De hecho, creó una página web llamada mecomoami.com.ar en la que se generó una suerte de comunidad de chicas que se encontraban en una situación similar. Ella es sólo una de las tantas jóvenes que inconscientemente transitan por ese camino sin importar las consecuencias.

Lo peor pasó. Cielo ahora goza de buena salud y de una figura que provocaría la envidia de muchas mujeres. Jura que hace más de un año no se mete los dedos en la garganta para vomitar y que, por suerte, con la última página de su autobiografía, cerró un capítulo de su vida y empezó otro que la vincula con su talento para escribir. Una suerte de milagro que la catapultó a la fama y que ahora la convierte en referente de muchas chicas que quieren ser escritoras igual que ella.

Antes de hablar sobre el libro con DS, Cielo advierte que Abzurdah no es lo que parece. No es un libro que narre la historia de su enfermedad, sino que trata sobre un amor que vivió y que, como dice el bolero, no habrá otro igual. Reconoce que esa sensación le desencadenó angustias y tristes recuerdos que datan de su infancia, pese a que parecía tenerlo todo: familia, buen pasar económico, veraneos en Punta del Este. Sin embargo, su adolescencia transcurrió acompañada de un odio interno que la llevó a la anorexia y a la autoflagelación. Como muestra, basta la tapa del libro, que está ilustrada con un sacapunta, un elemento que sirve para tajearse las venas en momentos de desesperación.

El infierno tiene su origen en Mar del Plata, cuando Cielo viajó a esa ciudad con la excusa de ver a su novio -a quien había conocido en un chat-, Alejo. Cuando llegó, el teléfono le trajo una mala noticia: Alejo no estaba en Mar del Plata. "Me puse muy mal y estaba mareada porque me había tomado unos tragos con unas amigas. Una de ellas me preguntó si no quería ponerme los dedos en la garganta para sentirme mejor. Me convenció, vomité enseguida y me sentí bien. Al día siguiente hice lo mismo después de comer y pasó lo mismo. Llegué a un extremo en que tomaba un té y vomitaba. Ahí fue que decidí mudarme de casa, sola, donde estaba días, días días y días sin comer, pero sobre todo, cerca de mi novio que era lo que más importaba. Porque Abzurdah más que hablar de anorexia, es una historia de amor", aclara la joven escritora.

-¿Ahora está en condiciones de diferenciar lo que es el amor de una obsesión?

-Es que cuando me enamoro tengo el defecto de endiosar a la persona. Soy obsesiva, es así y no puedo diferenciarlo. Creo que pueden separarse esas dos cosas y que hay mucha gente que vive de esa manera. Pero yo no puedo.

-¿Con Abzurdah pudo cerrar un capítulo de su vida?

-El libro me ayudó a contar mi propia historia y a analizarla de otra manera. Al menos me permitió tomar distancia de la situación que estaba viviendo. Hubo muchas cosas que, mientras las vivía, no me daba cuenta de lo que hacía. Así fue que escribí este libro en cuatro meses y se convirtió en un éxito.

RECORD. Por donde se lo mire, Abzurdah es un fenómeno que registra pocos antecedentes. Es el primer libro de una autora desconocida pero bate récords en las librerías -se agotaron 5000 ejemplares en 10 días- y todavía no fue presentado por Planeta, la editorial que apostó a las 500 hojas que Cielo presentó en borrador. Para la escritora, el secreto de este fenómeno fue que trató un tema que está latente pero del que nadie se anima -ni quiere- hablar.

-Después de sorprenderse con este éxito, ¿pudo comprobar que no hay publicidad más eficiente que el boca a boca?

-Hacía un tiempo que yo hablaba de mi libro en el fotolog (www.fotolog.com/abzurdah) y eso fue una buena manera de promoverlo.

-De todas maneras, no hubo una gran inversión si se lo compara con otras publicaciones.

-Creo que esto se dio así porque la gente le huye a estos temas. Hay que tener agallas para escribir sobre esto que me pasó y es necesario tomar conciencia de que hay gente que no va a estar de acuerdo con la forma en que me referí al tema en el libro. Para mi es todo un trabajo bancarme este tipo de situaciones. Cuesta. Mucha gente me pide que les dé consejos sobre mi experiencia y no entienden que no tengo fórmulas para combatir la anorexia, bulimia o los cortes de vena. Lo mío es simplemente una historia personal. No soy médico.

-A través del fotolog la gente pudo escribirle mails y a esta altura recibe cientos por día, ¿cuál fue el que más le sorprendió?

-Son muchos, pero hubo uno de una madre que compró el libro, se lo mostró a su hija y le dijo que era una porquería. Después de leerlo, terminó llorando, conmovida y hasta me agradeció por haberlo escrito porque le abrí los ojos a mucha gente. Creo que entendió que no es un libro pro anorexia y que no hago apología de nada.

-Una vez egresada estudió periodismo en la Universidad, ¿qué tan importante le resultó tener una formación universitaria para escribir este libro?

-Muy importante. Fue una buena base para ponerme a escribir y, además, me ayudó mucho la lectura. Siempre cuento que de niña leía las Rimas de Bécquer mientras mis amigas jugaban con las Barbies.

-¿Y el libro es como si fuera una tesis o memoria de grado?

-Y sí… De alguna manera sí. Fue como haberme recibido de escritora.

TATUAJE. Cielo parece haber superado este duro trance, pero no olvida. Una evidencia de ese pasado está en su muñeca izquierda, donde tiene el número 47 y la letra K tatuados en color rosa. Era el peso al que Cielo se propuso llegar mientras su vida se destruía gracias a la anorexia. Pero bajó esa marca y llegó a pesar 45 kilos.

-Siempre se dice que las personas más allegadas a una anoréxica son lo últimos en darse cuenta que padece la enfermedad. ¿Ocurrió así en su caso?

-Si, es así y es difícil de entender. De hecho, muchas veces me preguntan qué pensaban mis padres en ese momento en que yo me sentía tan mal. Creo que esto se da así porque muchas veces se hace difícil chocar con la realidad.

-¿Ni con el tatuaje se dieron cuenta?

-Cuando mis padres me preguntaron qué significaba ese tatuaje les dije que era la contraseña de mi computadora. Como no tienen idea de cómo funcionan las computadoras me creyeron. Te juro que me creyeron. Después les dije que eso significaba 47 kilogramos y no le dieron mucha importancia.

-¿Por qué no se lo quitó?

-Porque cada vez que lo veo me acuerdo de todo lo que pasó. También tengo la palabra Hogweed (el sobrenombe que utilizaba en el chat) tatuada en la cintura.

Best-seller y muchas angustias

Cielo pasó por depresiones, anorexia e intento de suicidio. Después, se puso a escribir. Estos son algunos de sus escritos:

"Siempre tuve la creencia, equivocada o no, de que mi mamá quiso que yo fuera una diez. Es decir, un palo y un cero al lado. Siempre fui un cero, bien redondo y gordo, y tiempo después me enteré de la existencia de los ´diez´. (...) Tuve la maldita suerte de que la amiga perfecta de mamá tuviera una hija de mi misma edad pero abismalmente diferente: Rocío. Ella no tocaba piano, pero hacía todo lo demás. (…) Como ella estudiaba inglés, mi mamá me mandó a estudiar inglés. Y así seguía como un detective frustrado tras las huellas de Rocío. O mejor, cumplía los caprichos de mi madre".

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